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domingo, 12 de junio de 2016

REPRESIÓN Y TERROR EN MENDAVIA, EN LOS DÍAS SUCESIVOS

Asesinados en La Caballera

Además de los enterrados en las fosas de Legarda, tres vecinos de Allo, Manuel Garamendi, Julio Aedo y Benigno Alonso, fueron detenidos en el mismo mes de julio, asesinados y enterrados por la zona de las curvas entre Mendavia y Lodosa conocidas como “La Caballera” (no las Caballerizas, que indican otras fuentes), en un terreno correspondiente a parcelas del Ayuntamiento. A un enterrador del pueblo lo sacaron de la cama a la tres de la mañana a enterrar a tres personas, posiblemente estos tres de Allo. Y luego le dieron una paliza. Se mencionan además los integrantes de un circo ambulante que fueron asesinados y enterrados en ese mismo entorno. Habían actuado en Lodosa en días anteriores. Testimonios de algún lodosano indican que les mataron un elefante y les quitaron sus pertenencias. Uno de ellos señala que su padre había identificado alguna lona de la carreta, apropiada por los agresores. Este mismo latrocinio se cuenta de algún medaviés que participó en la matanza. 
Se recogen testimonios similares en Larraga, sobre este circo de Lodosa. Es altamente probable que la caravana se dividiera en dos grupos diferentes, y que ambos fueran eliminados. Sobre el suceso de Larraga, se puede escuchar el audio: http://www.eitb.eus/es/radio/radio-euskadi/programas/loshilosdelamemoria/audios/detalle/3776438/memoria-historica--circo-lodosa-o-piloto/.

Otro testimonio señala que dos o tres mendavieses fueron obligados por la guardia civil a enterrar a un grupo de personas en La Caballera. En el testimonio no se recoge de quiénes se trataba. Uno de los enterradores llegó “echo polvo” y debió ser atendido con cuidados por su familia. Con frecuencia los falangistas dejaban los cadáveres en las cunetas y luego obligaban a los hombres, algunos ya mayores, a realizar el trabajo de enterradores.

Asesinados sin información precisa (“desaparecidos”)

Sin fecha ni lugar precisos documentados, fueron asesinados: Ángel Marañón Alonso, Pablo Ramírez Abos, Víctor Hernández Verano, Policarpo Romero Martínez, Lucio Suberviola Verano y José Verano Campos. De Víctor Martínez Ordóñez los testimonios orales señalan que fue fusilado en las cercanías de Mendavia por una partida del mismo pueblo. De Salvador Sancho Sainz algún documento indica que fue fusilado en Alegría (Álava). La mayoría de los “desaparecidos” navarros yacen en lugares desconocidos y ni siquiera su nombre aparece en los juzgados. Varios de ellos fueron arrojados a distintas fosas comunes, o incluso a hoyas naturales en las zonas de montaña. Con algunos de los asesinados de Mendavia así ocurrió.

Refugiados en la Rioja

De los huidos del pueblo, algunos intentaron tomar el camino de la Rioja. A Tomás Elvira Suberviola lo mataron en San Román de Cameros. Cuando salió huyendo de Mendavia se quedó a trabajar (era temporada de siega) para uno de derechas de San Román. Allí estuvo escondido unos días. Pero los falangistas del pueblo se enteraron y fueron a buscarlo. Y allí lo mataron. No contentos con eso, le pidieron al amo que les diera el dinero de su trabajo, y se fueron a celebrarlo a Logroño. Allí se encontraron con unas chicas de Mendavia, que luego contaron a la familia lo ocurrido. Todo se supo, incluso  quiénes fueron los asesinos, pero quedó guardado por temor a la represión.
Cuando se hicieron las exhumaciones, con la Operación retorno, comenzada en el año 1978, al primer día los familiares no lo encontraron. Al segundo día un pastor les dio una señal, en un barranco. Allí lo encontraron, junto a un árbol, que todavía tenía las marcas de los disparos. El pastor les contó que tenían que echar piedras a los perros para que no lo desenterraran.
Leocadio Sádaba González había estado en unos trabajos de roturo por la Sardila (La Vega), cerca de Imaz, con otros trabajadores, cuando un Teniente del piquete de Asalto llegó a interpelarlos. ¿Quién es el jefe? –les preguntó. Contestaron: Aquí todos somos iguales. Por esa ocasión los dejaron tranquilos. Tras el golpe de Estado de julio, temiendo ser apresados, huyeron hacia Cervera del Río Alhama. El piquete salió en su busca y al conseguirlos, el teniente identificó a Leocadio, lo llamó y le dio un tiro sin más palabras. Cuando se hicieron las exhumaciones, a finales de los setenta, un sobrino fue a sacarlo. Un vecino de Cervera dio la información del lugar donde se encontraban los restos. Actualmente reposan en el cementerio de Mendavia.
Sobre Pedro Sádaba Elvira, concejal socialista y padre de cuatro hijos, es difícil determinar el lugar y fecha de su muerte, pues existen dos actas de defunción contradictorias, y además, mentirosas o desmemoriadas (Jerónimo, en particular, firma las dos actas con informaciones diferentes, jurando decir la verdad). Según un primer documento, realizado a solicitud de la mujer de Pedro, Gregoria Martínez Cenzano, y firmado el 8-10-1940, los testigos Jerónimo Mercapide Longás y José María Lacalle Lacarra, testifican ante el juez suplente José González Jalón, haber identificado el cadáver en jurisdicción de Alfaro, el 25 de julio de 1936, muerto “a consecuencia de guerra”. Por Gregoria, que no sabe firmar, firma una mujer falangista: Bernardina Martínez de Espronceda. En documento de 27-06-1945, tras la muerte de Gregoria Martínez que deja 4 hijos huérfanos, su cuñado Florencio Elvira Sábada solicita un acta de la defunción de Pedro Sádaba, y le emiten otra diferente, esta vez ante el juez Raimundo Oliván, en la que testifican José Fernández de Piérola (Pepe Piérola) y Jerónimo Mercapide, haber identificado el cadáver en jurisdicción de Villatuerta el 20 de agosto de 1936. Dado el carácter de farsa trágica que se va comprobando en estos documentos, resulta mucho más difícil tomarlos en serio. Con frecuencia son mucho más de fiar los testimonios orales transmitidos por vecinos y familiares, y por ello se vuelve tan importante recogerlos. Por estar más cerca de los hechos, y con el testimonio de su mujer –o su forjamiento-, resulta, en todo caso, más creíble el documento primero de 1940. Es plausible que Pedro pasara junto con otros mendavieses al otro lado del Ebro y huyendo hacia Alfaro fuera asesinado en los primeros días después del Golpe, por partidas de falangistas que desde Mendavia salieron en su búsqueda.
El 30 matan a Gregorio Elvira Valerio, en Logroño.
Julián Angulo Romero (UGT), su hermano Bonifacio, concejal socialista, y Jacinto Sainz Alonso (UGT), fueron detenidos los primeros días del golpe, fueron atrapados, retenidos en la cárcel de Arnedo, trasladados a Mendavia y asesinados dos de ellos en el grupo de Armañanzas. Algunas fuentes indican que Bonifacio Angulo, concejal socialista, fue asesinado en jurisdicción de Estella el día 30.
Cosme Elvira Martínez (CNT) de 22 años, se libró por sorteo de ir a la mili. En el momento del Golpe su quinta estaba en la mili pero él estaba en Mendavia. Una vez consumado el golpe los hermanos de Cosme toman la decisión de esconderse en el pueblo, mientras que Cosme se va con un grupo de mendavieses hacia el otro lado del Ebro. A algunos de ellos los cogen durante los primeros días y los fusilan. Cosme, junto con Pedro Álvarez Arróniz, y Félix González González lograron llegar hasta Galluz. Allí aparece documentada su muerte el 26-7-1936. El enterrador de Galluz actuó de testigo para proceder con la exhumación. En 1979 exhumaron los restos de siete personas en ese cementerio. Las familias de Juan, Félix y Cosme pudieron identificar con cierta verosimilitud a sus deudos, y ahora reposan en el cementerio de Mendavia.
Martín Artola Morrás, caminero de 32 años, nacido en Los Arcos, residía en Mendavia, en la Calle La Estación. Al poco de la sublevación le dijo a un vecino: Vámonos, porque la cosa se pone fea. El vecino le dijo: Como no hemos hecho nada, no tenemos que tener miedo. Pero Martín, viendo el peligro, pues era funcionario público y tenía familiares dirigentes de la UGT de Los Arcos, decidió huir al otro lado del Ebro. Los datos disponibles hacen presuponer que fue atrapado y asesinado el día 8 de agosto en jurisdicción de Estella.
Eladio Elvira huyó el día 19 hacia la Rioja, en dirección a Rueda (Soria) donde tenía familia. Llegó hasta Ausejo y se quedó donde una prima que le dio comida y unas alpargatas nuevas. La prima le aconsejó que siguiera por la Sierra hasta Rueda. Sin embargo, se unió con otros de los que huían y decidieron regresar al pueblo por Aradón. Cruzaron el Ebro por la Vega y fueron detenidos por un grupo de falangistas. Al llegar el camión al pueblo, la familia reconoció a Eladio. Durante unos días estuvo detenido en los locales junto al Ayuntamiento del pueblo, que habían servido de escuela, y ahora de prisión. Su mujer y su hija le llevaban comida y ropa. La hija lo acompañó varios días durante la comida. Un día no dejaron entrar a la hija, ésta se pusó a llorar, hasta que un vecino de la falange la hizo pasar. El día 8 de agosto lo trasladaron a la cárcel de Pamplona, junto a un grupo de mendavieses.
Vicente Fernández Guruzaga (el bilbaíno) y Pedro López González (el fraile) salieron huyendo hacia la Rioja y llegaron hasta la Sierra de Ocón (en dirección a Soria). Viendo difícil el paso, se refugiaron en la Sierra por unos días. En la noche buscaban comida en el pueblo. Un grupo de falangistas hicieron una redada con la guardia civil, los encontraron en la Sierra y los mataron. Los bajaron en unas parihuelas y los llevaron al cementerio del pequeño pueblo al pie de la Sierra, hoy desaperacido: Carbonera. En Estella certificaron la defunción de Vicente como ocurrida en jurisdicción de Estella el día 18 de agosto, y la de Pedro el día 20. La fecha puede ser aproximativa del tiempo que permanecieron refugiados. Lo improbable es que la muerte ocurriera en Estella. Los testimonios de cercanos lo desmienten.
Durante estos primeros días tras el Golpe, se elaboraron listas de detenciones. Se recoge un testimonio de una señora a la que le dijeron que si tenía información sobre algún vecino de izquierdas para incorporarlo a las listas. Ella –por supuesto- dijo que no tenía quejas de los vecinos. Pero no todos hicieron lo mismo. Las listas se elaboraron, y por ellas se guiaban los falangistas.
Marcos García González (UGT), andaluz, de Zújar, barbero, con barbería en Caralogroño, huyó hacia la Sierra al saber que su nombre estaba incluido entre los nombres de los buscados para detener. Dejó pasar unos días, confiado en los bandos y creyendo que no corría peligro. Lo detuvieron en Mendavia. Su mujer y su hija mayor le llevaron comida durante varios días. Al cabo de unos días fue sometido a tortura, y hasta “le sacaron las paletillas”. A los compañeros de celda les decía: Si salís de aquí, no le digáis a mi mujer lo que me han hecho, porque se van a morir ella y la cría. Y es que tenía una niña de pocos meses. Uno de esos compañeros puedo contarlo a la familia. Según algunos testimonios lo sacaron a fusilar, junto con Carmelo Rada y Javier Esteban Estallo. Está registrada la defunción de Javier Esteban el 1 de agosto, en Mañeru. Otros indicios apuntan a que fueron asesinados en el mismo pueblo. Tal vez luego fueron enterrados en otro lugar, pudo ser Mañeru, en los primeros días tras el golpe de estado. Uno de los testigos del asesinato de Marcos llegó a decir a los familiares en el año 1979: “No busquéis tan lejos” –indicando (con cinismo y crueldad) la posibilidad de que los restos estuvieran en el mismo pueblo.
Este grupo de sucesos de los que se tienen noticias aisladas, en su conjunto reflejan un atisbo de la resistencia realizada durante unos escasos diez días en las inmediaciones de Mendavia, principalmente al otro lado del Ebro. Al ver inútil toda posibilidad de resistencia, los huidos intentaron alcanzar el frente republicano o pasar de incógnito en zonas más seguras. No se ha escrito sobre este asunto particular, de la breve resistencia en los contornos del pueblo, pero bien se puede mantener esta hipótesis.

Primeros mendavieses asesinados, avencidados en Lodosa y Logroño

Nieves González Roldán, es asesinada en Logroño el día 20 (parece ser que aunque nacida en Mendavia, vivía en Logroño y trabajaba vendiendo mercería en la Plaza del Mercado; de 72 años). Ángel Alonso Valerio, mendaviés residente en Lodosa y primo de Martina Valerio, es asesinado ese mismo día. El 28 matan a Andrés Suberviola Suberviola, mendaviés casado con una lodosana y avencidado allí, carnicero, y de familia de pastores. Testimonios de lodosanos indican que lo asesinaron en el matadero del pueblo y lo enterraron junto al puente antiguo junto a otro lodosano. Se hicieron prospecciones pero no aparecieron los restos. Otros documentos afirman que fue asesinado en Ausejo. 

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