Asesinados en La Caballera
Además de los enterrados en las fosas de
Legarda, tres vecinos de Allo, Manuel Garamendi, Julio Aedo y Benigno Alonso, fueron
detenidos en el mismo mes de julio, asesinados y enterrados por la zona de las curvas
entre Mendavia y Lodosa conocidas como “La Caballera” (no las Caballerizas, que
indican otras fuentes), en un terreno correspondiente a parcelas del Ayuntamiento. A un enterrador del pueblo lo sacaron de la cama a la tres de la mañana a enterrar a tres personas, posiblemente estos tres de Allo. Y luego le dieron una paliza. Se mencionan además los integrantes de un circo ambulante que fueron asesinados
y enterrados en ese mismo entorno. Habían actuado en Lodosa en días anteriores.
Testimonios de algún lodosano indican que les mataron un elefante y les quitaron
sus pertenencias. Uno de ellos señala que su padre había identificado alguna lona
de la carreta, apropiada por los agresores. Este mismo latrocinio se cuenta de
algún medaviés que participó en la matanza.
Se recogen testimonios similares en Larraga, sobre este circo de Lodosa. Es altamente probable que la caravana se dividiera en dos grupos diferentes, y que ambos fueran eliminados. Sobre el suceso de Larraga, se puede escuchar el audio: http://www.eitb.eus/es/radio/radio-euskadi/programas/loshilosdelamemoria/audios/detalle/3776438/memoria-historica--circo-lodosa-o-piloto/.
Otro testimonio señala que dos o tres mendavieses fueron obligados por la guardia civil a enterrar a un grupo de personas en La Caballera. En el testimonio no se recoge de quiénes se trataba. Uno de los enterradores llegó “echo polvo” y debió ser atendido con cuidados por su familia. Con frecuencia los falangistas dejaban los cadáveres en las cunetas y luego obligaban a los hombres, algunos ya mayores, a realizar el trabajo de enterradores.
Se recogen testimonios similares en Larraga, sobre este circo de Lodosa. Es altamente probable que la caravana se dividiera en dos grupos diferentes, y que ambos fueran eliminados. Sobre el suceso de Larraga, se puede escuchar el audio: http://www.eitb.eus/es/radio/radio-euskadi/programas/loshilosdelamemoria/audios/detalle/3776438/memoria-historica--circo-lodosa-o-piloto/.
Otro testimonio señala que dos o tres mendavieses fueron obligados por la guardia civil a enterrar a un grupo de personas en La Caballera. En el testimonio no se recoge de quiénes se trataba. Uno de los enterradores llegó “echo polvo” y debió ser atendido con cuidados por su familia. Con frecuencia los falangistas dejaban los cadáveres en las cunetas y luego obligaban a los hombres, algunos ya mayores, a realizar el trabajo de enterradores.
Asesinados sin información
precisa (“desaparecidos”)
Sin fecha ni lugar precisos documentados,
fueron asesinados: Ángel Marañón Alonso, Pablo Ramírez Abos, Víctor Hernández Verano,
Policarpo Romero Martínez, Lucio Suberviola Verano y José Verano Campos. De Víctor
Martínez Ordóñez los testimonios orales señalan que fue fusilado en las cercanías
de Mendavia por una partida del mismo pueblo. De Salvador Sancho Sainz algún
documento indica que fue fusilado en Alegría (Álava). La mayoría de los “desaparecidos”
navarros yacen en lugares desconocidos y ni siquiera su nombre aparece en los juzgados.
Varios de ellos fueron arrojados a distintas fosas comunes, o incluso a hoyas naturales
en las zonas de montaña. Con algunos de los asesinados de Mendavia así ocurrió.
Refugiados en la Rioja
De los huidos del pueblo, algunos
intentaron tomar el camino de la Rioja. A Tomás
Elvira Suberviola lo mataron en San Román de Cameros. Cuando salió huyendo de
Mendavia se quedó a trabajar (era temporada de siega) para uno de derechas de San
Román. Allí estuvo escondido unos días. Pero los falangistas del pueblo se enteraron
y fueron a buscarlo. Y allí lo mataron. No contentos con eso, le pidieron al amo
que les diera el dinero de su trabajo, y se fueron a celebrarlo a Logroño. Allí
se encontraron con unas chicas de Mendavia, que luego contaron a la familia lo ocurrido.
Todo se supo, incluso quiénes fueron los
asesinos, pero quedó guardado por temor a la represión.
Cuando se hicieron las exhumaciones, con
la Operación retorno, comenzada en el año 1978, al primer día los familiares no
lo encontraron. Al segundo día un pastor les dio una señal, en un barranco. Allí
lo encontraron, junto a un árbol, que todavía tenía las marcas de los disparos.
El pastor les contó que tenían que echar piedras a los perros para que no lo desenterraran.
Leocadio Sádaba González había estado en
unos trabajos de roturo por la Sardila (La Vega), cerca de Imaz, con otros trabajadores,
cuando un Teniente del piquete de Asalto llegó a interpelarlos. ¿Quién es el jefe?
–les preguntó. Contestaron: Aquí todos somos iguales. Por esa ocasión los dejaron
tranquilos. Tras el golpe de Estado de julio, temiendo ser apresados, huyeron hacia
Cervera del Río Alhama. El piquete salió en su busca y al conseguirlos, el teniente
identificó a Leocadio, lo llamó y le dio un tiro sin más palabras. Cuando se hicieron
las exhumaciones, a finales de los setenta, un sobrino fue a sacarlo. Un vecino
de Cervera dio la información del lugar donde se encontraban los restos. Actualmente
reposan en el cementerio de Mendavia.
Sobre Pedro Sádaba Elvira, concejal socialista y padre de cuatro hijos, es
difícil determinar el lugar y fecha de su muerte, pues existen dos actas de
defunción contradictorias, y además, mentirosas o desmemoriadas (Jerónimo, en
particular, firma las dos actas con informaciones diferentes, jurando decir la
verdad). Según un primer documento, realizado a solicitud de la mujer de Pedro,
Gregoria Martínez Cenzano, y firmado el 8-10-1940, los testigos Jerónimo
Mercapide Longás y José María Lacalle Lacarra, testifican ante el juez suplente
José González Jalón, haber identificado el cadáver en jurisdicción de Alfaro,
el 25 de julio de 1936, muerto “a consecuencia de guerra”. Por Gregoria, que no
sabe firmar, firma una mujer falangista: Bernardina Martínez de Espronceda. En
documento de 27-06-1945, tras la muerte de Gregoria Martínez que deja 4 hijos
huérfanos, su cuñado Florencio Elvira Sábada solicita un acta de la defunción
de Pedro Sádaba, y le emiten otra diferente, esta vez ante el juez Raimundo
Oliván, en la que testifican José Fernández de Piérola (Pepe Piérola) y
Jerónimo Mercapide, haber identificado el cadáver en jurisdicción de
Villatuerta el 20 de agosto de 1936. Dado el carácter de farsa trágica que se
va comprobando en estos documentos, resulta mucho más difícil tomarlos en
serio. Con frecuencia son mucho más de fiar los testimonios orales transmitidos
por vecinos y familiares, y por ello se vuelve tan importante recogerlos. Por
estar más cerca de los hechos, y con el testimonio de su mujer –o su
forjamiento-, resulta, en todo caso, más creíble el documento primero de 1940. Es
plausible que Pedro pasara junto con otros mendavieses al otro lado del Ebro y
huyendo hacia Alfaro fuera asesinado en los primeros días después del Golpe,
por partidas de falangistas que desde Mendavia salieron en su búsqueda.
El 30 matan a Gregorio Elvira Valerio, en Logroño.
Julián Angulo Romero (UGT), su hermano Bonifacio,
concejal socialista, y Jacinto Sainz Alonso (UGT), fueron detenidos los primeros
días del golpe, fueron atrapados, retenidos en la cárcel de Arnedo, trasladados
a Mendavia y asesinados dos de ellos en el grupo de Armañanzas. Algunas fuentes
indican que Bonifacio Angulo, concejal socialista, fue asesinado en jurisdicción
de Estella el día 30.
Cosme Elvira Martínez (CNT) de 22 años,
se libró por sorteo de ir a la mili. En el momento del Golpe su quinta estaba en
la mili pero él estaba en Mendavia. Una vez consumado el golpe los hermanos de Cosme
toman la decisión de esconderse en el pueblo, mientras que Cosme se va con un grupo
de mendavieses hacia el otro lado del Ebro. A algunos de ellos los cogen durante
los primeros días y los fusilan. Cosme, junto con Pedro Álvarez Arróniz, y
Félix González González lograron
llegar hasta Galluz. Allí aparece documentada su muerte el 26-7-1936. El enterrador
de Galluz actuó de testigo para proceder con la exhumación. En 1979 exhumaron los
restos de siete personas en ese cementerio. Las familias de Juan, Félix y Cosme
pudieron identificar con cierta verosimilitud a sus deudos, y ahora reposan en el
cementerio de Mendavia.
Martín Artola Morrás, caminero de 32
años, nacido en Los Arcos, residía en Mendavia, en la Calle La Estación. Al poco
de la sublevación le dijo a un vecino: Vámonos, porque la cosa se pone fea. El vecino
le dijo: Como no hemos hecho nada, no tenemos que tener miedo. Pero Martín, viendo
el peligro, pues era funcionario público y tenía familiares dirigentes de la UGT
de Los Arcos, decidió huir al otro lado del Ebro. Los datos disponibles hacen presuponer
que fue atrapado y asesinado el día 8 de agosto en jurisdicción de Estella.
Eladio Elvira huyó el día 19
hacia la Rioja, en dirección a Rueda (Soria) donde tenía familia. Llegó hasta
Ausejo y se quedó donde una prima que le dio comida y unas alpargatas nuevas.
La prima le aconsejó que siguiera por la Sierra hasta Rueda. Sin embargo, se
unió con otros de los que huían y decidieron regresar al pueblo por Aradón.
Cruzaron el Ebro por la Vega y fueron detenidos por un grupo de falangistas. Al
llegar el camión al pueblo, la familia reconoció a Eladio. Durante unos días
estuvo detenido en los locales junto al Ayuntamiento del pueblo, que habían
servido de escuela, y ahora de prisión. Su mujer y su hija le llevaban comida y
ropa. La hija lo acompañó varios días durante la comida. Un día no dejaron
entrar a la hija, ésta se pusó a llorar, hasta que un vecino de la falange la
hizo pasar. El día 8 de agosto lo trasladaron a la cárcel de Pamplona, junto a
un grupo de mendavieses.
Vicente
Fernández Guruzaga (el bilbaíno) y Pedro López González (el fraile) salieron
huyendo hacia la Rioja y llegaron hasta la Sierra de Ocón (en dirección a
Soria). Viendo difícil el paso, se refugiaron en la Sierra por unos días. En la
noche buscaban comida en el pueblo. Un grupo de falangistas hicieron una redada
con la guardia civil, los encontraron en la Sierra y los mataron. Los bajaron
en unas parihuelas y los llevaron al cementerio del pequeño pueblo al pie de la
Sierra, hoy desaperacido: Carbonera. En Estella certificaron la defunción de
Vicente como ocurrida en jurisdicción de Estella el día 18 de agosto, y la de
Pedro el día 20. La fecha puede ser aproximativa del tiempo que permanecieron
refugiados. Lo improbable es que la muerte ocurriera en Estella. Los
testimonios de cercanos lo desmienten.
Durante estos primeros días tras el
Golpe, se elaboraron listas de detenciones. Se recoge un testimonio de una
señora a la que le dijeron que si tenía información sobre algún vecino de
izquierdas para incorporarlo a las listas. Ella –por supuesto- dijo que no
tenía quejas de los vecinos. Pero no todos hicieron lo mismo. Las listas se
elaboraron, y por ellas se guiaban los falangistas.
Marcos García
González
(UGT), andaluz, de Zújar, barbero, con barbería en Caralogroño, huyó hacia la
Sierra al saber que su nombre estaba incluido entre los nombres de los buscados
para detener. Dejó pasar unos días, confiado en los bandos y creyendo que no
corría peligro. Lo detuvieron en Mendavia. Su mujer y su hija mayor le llevaron
comida durante varios días. Al cabo de unos días fue sometido a tortura, y
hasta “le sacaron las paletillas”. A los compañeros de celda les decía: Si
salís de aquí, no le digáis a mi mujer lo que me han hecho, porque se van a
morir ella y la cría. Y es que tenía una niña de pocos meses. Uno de esos
compañeros puedo contarlo a la familia. Según algunos testimonios lo sacaron a
fusilar, junto con Carmelo Rada y Javier
Esteban Estallo. Está registrada la defunción de
Javier Esteban el 1 de agosto, en Mañeru. Otros indicios apuntan a que fueron
asesinados en el mismo pueblo. Tal vez luego fueron enterrados en otro lugar,
pudo ser Mañeru, en los primeros días tras el golpe de estado. Uno de los
testigos del asesinato de Marcos llegó a decir a los familiares en el año 1979:
“No busquéis tan lejos” –indicando (con cinismo y crueldad) la posibilidad de
que los restos estuvieran en el mismo pueblo.
Este grupo de
sucesos de los que se tienen noticias aisladas, en su conjunto reflejan un
atisbo de la resistencia realizada durante unos escasos diez días en las
inmediaciones de Mendavia, principalmente al otro lado del Ebro. Al ver inútil
toda posibilidad de resistencia, los huidos intentaron alcanzar el frente
republicano o pasar de incógnito en zonas más seguras. No se ha escrito sobre
este asunto particular, de la breve resistencia en los contornos del pueblo, pero
bien se puede mantener esta hipótesis.
Primeros mendavieses asesinados, avencidados en Lodosa
y Logroño
Nieves González Roldán, es asesinada en Logroño
el día 20 (parece ser que aunque nacida en Mendavia, vivía en Logroño y trabajaba
vendiendo mercería en la Plaza del Mercado; de 72 años). Ángel Alonso Valerio, mendaviés
residente en Lodosa y primo de Martina Valerio, es asesinado ese mismo día. El 28
matan a Andrés Suberviola Suberviola, mendaviés casado con una lodosana y avencidado
allí, carnicero, y de familia de pastores. Testimonios de lodosanos indican que
lo asesinaron en el matadero del pueblo y lo enterraron junto al puente antiguo
junto a otro lodosano. Se hicieron prospecciones pero no aparecieron los restos.
Otros documentos afirman que fue asesinado en Ausejo.
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