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miércoles, 15 de junio de 2016

DETENCIONES Y ENCARCELAMIENTOS EN ESTELLA Y PAMPLONA

Procedimiento sistemático de búsqueda, orden de fusilamiento y legalización

El procedimiento inicial de búsqueda, captura y fusilamiento, comienza a hacerse de manera sistemática, es decir, los golpistas establecen un primer método para justificar su proceder en la nueva “legalidad” que van construyendo. Los testimonios y documentos conservados respecto a Lorenzo Elvira, permiten seguir de cerca los acuerdos entre Falange, Guardia Civil y Ayuntamiento.
Estanislao Lorenzo, el mayor de los hermanos Elvira, es considerado como líder del CNT del pueblo, y así es tratado por los falangistas y la Guardia Civil, como individuo peligroso.
Desde el mismo día 19 Lorenzo Elvira se esconde en el pueblo, junto con su hermano Hilario Elvira. A finales de agosto deciden salir del pueblo, cuando se ven acorralados. Llegan informes a la Guardia Civil de Mendavia de que ya no están en el pueblo. Y así informan, en lo que puede considerarse como una orden de búsqueda y captura: “Tengo el honor de participar a V.S. que el destino de esta villa Estanislao Lorenzo Elvira Martínez es cierto desapareció de esta familia el día 19 de julio de 1936, sin que se haya sabido su paradero; significándole a V.S. que el referido sujeto no era afecto al Movimiento Nacional pues fue uno de los que predicaba el comunismo libertario en esta línea, siendo considerado por el más significado del partido. Mendavia 28 de agosto de 1939. El comandante del puesto”.
Los primeros días de septiembre son atrapados y recluidos en Ozaeta (Álava). En lo que es posible entender como una orden o autorización de fusilamiento, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Jefatura local de Mendavia, escribe con fecha 3-9-1936: “En cumplimiento a cuanto se interesa en su respetable y superior escrito de fecha 22 del pasado mes de Agosto, tengo el honor de participar a V.S. que el que fue vecino de esta localidad Estanislao Lorenzo Elvira Martínez, desaparecido el 19 de Julio de 1936, era uno de los más significados del partido de la C.N.T. y los más peligrosos del frente popular de esta villa considerándolo el que suscribe, completamente desafecto a nuestra Santa Causa Nacional y que si el día de hoy existiera sería peligrosísimo para nuestra querida Patria. Mendavia, 3 de septiembre de 1939. El Delegado Local”. En torno al día 7 son asesinados Lorenzo e Hilario.
Tres años después, una vez finalizada la guerra, se hacen firmar declaraciones en Estella, capital del partido judicial, y en Mendavia, tanto a familiares como a los nuevos responsables “legales” de régimen instaurado. Un hermano de los tres represaliados, Jacinto Elvira Martínez, manifiesta, en términos que reflejan la represión que se vivía, que su hermano “Estanislao Lorenzo Elvira Martínez, soltero, de 34 años, desapareció de su domicilio de la Villa nombrada, de la que era vecino, el día 19 de julio de 1936, a causa o como consecuencia del recién estallado Glorioso Alzamiento nacional sin que desde entonces se haya tenido noticias de su paradero, sospechando sus familiares que haya muerto, pero sin que por ahora pueda darse seguridades sobre ese suceso”. [Estella, 1939/08/03]. Pocos días después, Baltasar Martínez de Espronceda y José María Sádaba Elvira testifican en Mendavia el 7 de agosto de 1939 “ser cierto que, el nombrado D. Lorenzo Elvira Martínez, desapareció de su domicilio de Mendavia el 19 de Julio de 1936, sin dejar rastro alguno sin que se sepa su paradero, ni haya habido noticia alguna suya desde ese día, siendo de sospechas que habrá muerto, como consecuencia de los accidentes de la guerra que ha terminado.”
A otros represaliados se les considera, en los registros de defunciones de la localidad, muertos en “accidente de guerra” o “en las luchas contra los marxistas”. Estos registros comienzan a hacerse desde el año 1939 en adelante, por orden de las nuevas autoridades de Estella. Algunos familiares reclamaron el establecimiento de tales asientos. Probablemente, hubo diversas razones, tanto sociales como económicas, para hacerlo.   En algunos casos es importante observar la nota expresa de los asientos de defunción señalando “no testó”, indicando un matiz económico en el asiento. Sería importante estudiar la relación entre estos asientos y la condición de casados y con hijos de los represaliados. Con una observación somera me atrevo a insinuar un alto índice de relación. Fue notoria la situación de la familia de Martín Elvira, a la que le quitaron el bar, hasta que pudo recuperarlo en la década de los 50. O lo sucedido con la propiedad de la familia del asesinado Félix González González, en la se que construyeron las primeras casas baratas. Hasta una lista de doce esposas y cuatro madres de asesinados actuaron como “promotoras de los expedientes” de defunción entre 1939 y 1942: Francisca Vergara Larrion, María Martínez Romero, Felisa Gómez Salcedo, Caya Elvira Salcedo, Margarita Martínez Sainz, Gabina Verano Ordóñez, Fermina Sainz Suberviola, Fermina Sainz Suberviola, Isabel Miquélez Sainz, Loreta Verano Martínez, Rufina Martínez Ordóñez, Alberta López Rada, Gregoria Martínez Cenzano, Fausta Úzqueda Aramendía, Juana Elvira Zurbano y Martina Sagasti Lizanzu.

Tres grupos ingresan en la cárcel de Pamplona

Los represores van “refinando” los métodos. Según se ha visto, combinarán la desaparición de las víctimas, con casos en que los detienen en un “acto oficial y público”, y los llevan a la cárcel de Pamplona o Estella. Luego, o en algunos casos sin llegar a la cárcel, los matan, evitando hacerlo en el pueblo. “Los sublevados buscaban a los izquierdistas denunciados en sus casas, los metían en una camioneta con la excusa de llevarlos a Estella, los fusilaban en la cuneta de cualquier carretera y los enterraban allí” (Rubén Martínez y Mikel Rodríguez). No obstante, de algunos detenidos sí se tiene constancia de su ingreso en la cárcel de Pamplona, Estella o Logroño.
La Cárcel Provincial de Pamplona se convirtió en uno de los principales centros de represión de los detenidos. A este lugar traían a los cargos políticos, sindicalistas, militantes y simpatizantes de izquierdas, que habían detenido con la excusa de ir a declarar. Otros muchos no llegaban de sus pueblos de origen a este lugar pues por el camino era asesinados: El Perdón, el Alto de Loiti, el Carrascal… son nombres que todavía se repiten entre los vecinos de los pueblos riberos y de la zona media. Los que ingresaban en la cárcel firmaban la carta de "puesta en libertad" para ser fusilados, principalmente en la Vuelta del Castillo. Cuando la represión en el pueblo de origen o en las cárceles comarcales de los detenidos ya no tenía con quien ensañarse, y conforme llegaban noticias de los frentes, con muertos en el bando sublevado, se hacían "sacas" de esta cárcel o del fuerte. Existen referencias a diversas muertes que tuvieron lugar por los malos tratos que en ella se ejercían.
Pronto trasladan a la cárcel de Pamplona a un grupo numeroso de mendavieses por oponerse a la rebelión. La publicación de los datos de entradas y salidas de la cárcel de Pamplona, permite precisar mejor ciertos hechos. Muy posiblemente se organizaron envíos de mendavieses a la cárcel de Pamplona, los días 22 de julio, 27 de julio y 5 de agosto.
Arróniz Barco Jesús, Cámara Ripa Prudencio, González González Félix y Pastor Fernández Jesús ingresan el día 22. Los cuatro fueron asesinados. Jesús Pastor aparece como sacado de la cárcel el día 29 de julio, aunque algunas fuentes indican que fue asesinado en Dicastillo el día 25. El día 29, sin constar la fecha de ingreso en la cárcel, también matan en Pamplona a Pedro Ursúa Mateo. Al hermano de Jesús Pastor, ugetista de Lodosa, lo habían matado el día 23 en la jurisdicción de Acedo.
Elvira Sainz Deogracias, Quijera Suberviola Bruno, Quijera Suberviola Sixto, Rada Cenzano Emilio, Verano Ordóñez Blas, Santamaría Gastamiza Florentino, Aramendía Martínez Julia, Salcedo González Segundo, Elvira Martínez Cirilo y Elvira Sagasti Félix, ingresan el día 27. Los primeros siete serían asesinados. Según testimonios familiares, a Emilio Rada lo detuvieron en el paraje de La Barca, de ahí al cuartelillo y en seguida a Pamplona. Julia estuvo presa tres meses; Cirilo y Félix, siete meses. 
Baztán Elvira Tomás, Angustina Chasco Urbano, Marañón Alonso Eleuterio, Martínez Martínez Juan, Mateo Elvira Julio, Montoya Suberbiola Luis, Ramírez Lizanzu Pedro, Romero González Fermín, Sagasti Aragón Quintín y Elvira Asurmendi Eladio, ingresan el día 5 de agosto. Todos los de este grupo fueron asesinados entre el 6 de noviembre y el 2 de diciembre.
Ante un bando traicionero en que se les aseguraba que les perdonaría la vida, varios de éstos se entregaron en el ayuntamiento de Mendavia. De allí los llevaron presos al cuartelillo. En el caso de Fermín Romero, al que ya habían matado a dos hermanos, al día siguiente de su detención se presentó su madre a llevarle el desayuno y ya se lo habían llevado a Pamplona.

Encarcelados en Estella

Desde finales de julio a primeros de septiembre hicieron más sacas en Mendavia. Varios vecinos fueron a parar a la cárcel de Estella y a la de Pamplona. Guillermo Canillas Romero, concejal socialista, había caído cuando se dirigía a ayudar a la familia en los trabajos de la trilla. En la cárcel de Estella apresan a dos mujeres: Tomasa Verano Martínez (hermana de Melitón, que ejerció como juez municipal en los años 1933 y 1934) y Rosa Ramírez Lizanzu. También se menciona Matilde y Julia Aramendía (aunque lo seguro es que Julia estuvo en la de Pamplona). Rosa fue detenida junto con su pequeño hijo, y Matilde con su hija, de apenas dos años. Otros detenidos en esta cárcel fueron: Francisco Cenzano Valerio, Ángel Cenzano Ripa, Eustaquio Cenzano Peña, Demetrio Echarri Suberviola, Martín Verano Armendáriz y Pedro Suberviola  Zalduendo.
Francisco Cenzano Valerio era hermano de Leonardo, al que asesinaron. A Francisco Cenzano lo cogieron por La Hilera, y en cercanías de Lazagurría le interrogaron sobre los cenetistas. Lo apaleaban, colgado y atado por las muñecas, y le preguntaban si iba a hablar; él finalmente accedía, y cuando lo soltaban les hacía ver que no sabía nada, así que vuelta a empezar, otra paliza. Debieron intervenir el cura y el alcalde de Lazagurría para detener lo que hubiera sido una muerte segura.
Varios de los detenidos pudieron librarse de la muerte por la intercesión de algún familiar de derechas con alguna influencia, pero otros no corrieron con la misma suerte. Se sabe de alguno que fue a Estella cabalgando una noche entera con documentos firmados por la falange, para sacar de la cárcel a alguno de sus familiares o paisanos. Como también se conoce de otros casos en que los familiares o “amigos” de la familia se negaron a acudir en auxilio de los detenidos.  Finalmente, un grupo de mendavieses sacados de la cárcel de Estella, fueron asesinados entre los días 1 y 12 de septiembre de 1936.

Las cantinas y los cantineros represaliados

De entre los detenidos, Demetrio Echarri tenía una cantina en la Carrera, en la que solían reunirse grupos republicanos. Fue llevado a Estella, junto con otros vecinos y sin mayores motivos, en un camión descubierto –recuerdan sus descendientes. Martín Verano también tenía cantina en una esquina de la calle de La Virgen (su hija Marina siguió con la cantina). Ser propietario de cantina o taberna donde se reunían los jornaleros, o tener un bar donde se reunían  los republicanos de la UGT o de la CNT ya era suficiente para ser detenidos, y en varios casos eliminados. Propietarios, junto con familiares y contertulios de cuatro cantinas sufrieron detenciones y algunos fueron asesinados: la de Cenona, en la Cadena; la de Demetrio Echarri, en la Carrera; la de Martín Verano en la calle La Virgen; la de Dionisio Martínez Lizuain en Los Jazmines; (otras cantinas eran: la de Servando García y la de Ripa, en la Plaza; y la de Isidro Ruiz, en Caralogroño). Además, de los propietarios de los bares-café de Martín Elvira, en la Carrera y el de María, viuda de Sebastián Aramendía, en Portales (además existía el Centro Carlista –y bar- que también daba a la Plaza). Al bar de Martín Elvira acudía a tomar el café el alcalde Dionisio Salcedo, y se había convertido en centro de encuentro de socialistas y ugetistas. Los cenetistas habían ubicado su sede bajo Portales.

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