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viernes, 25 de noviembre de 2016

MENDAVIESES EN LAS GUERRAS DE EUROPA

Al campo de concentración de Mathaussen-Gusen

Ángel Alegría Mateo, de la CNT, fue exterminado el 1-1-42 en el campo de concentración de Gusen, Austria. Ángel Alegría (CNT), nacido en Mendavia el 3 de octubre de 1918, forzado a alistarse en el Tercio, se evade y logra pasar a Francia con su amigo Félix Gonzalo y otros; fueron enrolados en el ejército francés, integrados en compañías de trabajo para labores defensivas del frente, apresados por los alemanes y conducidos al campo de concentración de Gusen. Ángel enfermó, por lo que lo ejecutaron e incineraron en Gusen, Austria, el 1 de enero de 1942.
Un año antes, el 1 de enero de 1941, los campos en Gusen y Mauthausen se habían convertido en los únicos campos de la categoría III, “campos sin retorno”, en el Tercer Reich.
Todos los españoles que acabaron en los campos de concentración nazis se habían exiliado en Francia tras la victoria franquista de 1939. Los españoles que estuvieron recluidos en los campos de concentración nazis, de los que hay constancia documental, ascienden a 9.328. De ellos murieron 5.185, sobrevivieron 3.809 y figuran como desaparecidos 334.  La mayoría de ellos perecieron en Gusen, un subcampo situado a 5 kilómetros de Mauthausen. A él fueron a parar 5.266 españoles de los que fueron asesinados 3.959.
Los primeros deportados a Gusen sirvieron en las filas del Ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, capturados por los nazis en junio de 1940; los primeros republicanos llegaron el 6 de agosto de 1940. Eran 400 hombres trasladados desde el campo de prisioneros de guerra de Moosburg, cercano a la ciudad alemana de Múnich. En un plazo de poco más de un mes llegarían otros cinco convoyes cargados con cerca de 900 españoles.  El flujo prácticamente se detuvo hasta que en diciembre de 1940 comenzó el gran desembarco. Entre el 13 de diciembre y el 27 de enero de 1940 llegaron más de 3.000 españoles a bordo de tres grandes transportes. Otros 1.300 lo harían entre marzo y abril de 1941. A partir de ahí, y hasta diciembre, los ingresos se redujeron notablemente y apenas llegaron 600 hombres repartidos en pequeños grupos.
En el plazo de un año la población de Gusen creció de 800 a 4.000 internos a primeros de 1941. Debido a la abundancia de trabajo en la cantera de Gusen, la DEST decidió a construir la cantera más grande de Europa en ese sitio. El trabajo de construcción pesado fue hecho por millares de presos españoles enviados a Gusen en 1941. En el momento en que la cantera de piedra fue operativa, aproximadamente 2.000 españoles habían muerto en su construcción.
La gran deportación española a Mauthausen-Gusen concluyó el 19 de diciembre de 1941, con la llegada del último convoy con más de 300 republicanos, procedentes del stalag XVII-B, situado junto a la ciudad austriaca de Krems. Desde entonces y hasta el final de la guerra seguirían entrando españoles con cuentagotas. La práctica totalidad de ellos eran miembros de la Resistencia francesa capturados por la policía francesa de Pétain y por la Gestapo y conducidos a los campos en 1942, 1943 y 1944. 
El Régimen franquista negoció con la cúpula del Reich y con el gobierno colaboracionista de Pétain el traslado de todos ellos a campos de concentración donde debían ser exterminados. Podría pensarse que los españoles recibirían el triángulo rojo de prisioneros políticos, como de hecho ocurrió, años más tarde, en el resto de los campos. Sin embargo, en Mauthausen, los republicanos españoles recibieron el triángulo azul que les distinguía como apátridas. Un triángulo azul sobre el que aparecía escrita una «S» que les definía como spanier, es decir, como apátridas españoles. Los españoles perdieron la vida de todas las formas imaginables: fusilados, apaleados, gaseados, ahorcados, con duchas frías… Sin embargo, la mayoría pereció por el hambre, el trabajo esclavo y unas condiciones sanitarias deplorables que provocaban todo tipo de enfermedades. Entre los mendavieses liberados de campos de concentración se encuentran Teófilo Elvira, liberado el 10/03/1945 (en este caso del campo de Sachsenhausen) y Félix Gonzalo Sainz, liberado el 05/05/1945 de Mauthaussen.

Los maquis en Glières

Entre los que lograron pasar a Francia, algunos se organizaron para seguir manteniendo la guerra de guerrillas contra Franco.  Era los llamados maquis. Victoriano Ursúa era uno de ellos.

El 31 de enero de 1944, fue declarado el estado de sitio en la Alta Saboya. Cualquiera que fuera descubierto en posesión de armas o ayudando a los maquis sería objeto de consejo de guerra y ejecución inmediata. Buscados por la policía de Vichy y mal provistos, la mayoría de los maquis se agruparon en la meseta de Glières para la creación de la base de operaciones según lo previsto. Poco después, un centenar de resistentes comunistas franceses y alrededor de 50 republicanos españoles se unieron a sus fuerzas para conseguir refugio y obtener armas. El Teniente Tom Morel dio la bienvenida a todos los voluntarios y no despreció a los combatientes comunistas como el gobierno de Vichy intentaba para dividir la resistencia. Desde el 13 de febrero, los cuatrocientos cincuenta maquis, bajo el mando de oficiales del 27 batallón de chasseurs alpins, fueron asediados por dos mil Milicianos y la policía francesa. A pesar de que sufrían de hambre y frías condiciones, recogieron tres abastecimientos paracaidistas que contenían de alrededor de trescientos contenedores repletos de armas pequeñas (subfusiles Sten, fusiles Enfield, ametralladoras ligeras Bren y granadas Mills) y explosivos. La gran desventaja de los maquis para cualquier acción militar de envergadura era su falta de armas pesadas: en la meseta de Glières, el batallón sólo tenía varias antiguas ametralladoras pesadas y dos morteros de 81 mm.
Después de una sangrienta escaramuza con las fuerzas de Vichy, habían llegado a un acuerdo por el cual ambas partes se mantendrían neutrales temporalmente. Sin embargo, cinco maquis fueron tomados prisioneros por la policía de Vichy. Indignado por dicha traición el Teniente Tom Morel decidió tomar rehenes. Así, en la noche del 9/10 de marzo de 1944, ciento cincuenta maquis rodearon el pueblo de Entremont y capturaron sesenta miembros del GMR de Vichy (policía especialmente formada para luchar contra la Resistencia) pero, en esta acción, el comandante en jefe, el Teniente Tom Morel, fue asesinado a traición.
El gobierno de Vichy convino la intervención de fuerzas alemanas en el caso de que las fuerzas de Vichy no hubiesen reducido rápidamente la rebelión abierta en Glières. El 12 de marzo de 1944, después de tuviese lugar el mayor abastecimiento paracaidista Aliado, los alemanes comenzaron a bombardear la zona con aviones de ataque terrestre. La RMG y la Milicia francesa realizaron varios ataques, pero terminaron en fracaso. Finalmente, el 23 de marzo, tres batallones de la 157ª División de Reserva de Wehrmacht y dos batallones de policía alemana, con más de cuatro mil efectivos, ametralladoras pesadas, morteros de 80 mm, cañones de montaña de 75 mm, obuses de 150 mm y vehículos blindados, llegaron a la Alta Saboya.
La nueva situación llevó al nuevo comandante en jefe, el Capitán Anjot, y a los maquis a retirarse mientras que todavía tenían tiempo. Sin embargo, el 26 de marzo de 1944, después de otro ataque aéreo y bombardeo, los alemanes tomaron la ofensiva. Estos dividieron sus fuerzas de ataque en tres Kampfgruppen designados cada uno para un objetivo concreto. El reconocimiento fue realizado por patrullas de esquí debidamente camufladas por ropajes blancos. Una de las patrullas con un pelotón de Gebirgsjäger hizo un ataque a la principal salida a la meseta y se apoderaron de un puesto avanzado en la parte posterior. Sosteniendo el ataque de unos cincuenta soldados alemanes, dieciocho maquis lucharon y resistieron durante toda la noche, pero finalmente fueron superados y derrotados. A las diez del día siguiente, el Capitán Anjot, salvado el honor, ordenó al batallón de Glières retirarse. En los días que siguieron, el Capitán Anjot y casi todos sus oficiales, así como ciento cincuenta maquis fueron encontrados muertos. Habían muerto en la batalla o, en el caso de caer prisioneros, habían sido torturados, fusilados o deportados. El día 27 de marzo de 1944 el mendaviés Victoriano Ursúa había muerto en este conbate.
Aunque perdieron la batalla contra los alemanes y en la región de Saboya la resistencia había sido totalmente destrozada, Glières fue un referente moral para la lucha antifascista en Francia. Un poema de Valente se encuentra plasmado en el Cementerio de Morette-Glières en memoria de los que murieron.

Cementerio de Morette-Glières, 1944

No reivindicaron
más privilegio que el de morir
para que el aire fuese
más libre en las alturas
y los hombres más libres.

Ahora yacen,
con su nombre o anónimos,
al pie de Glières y ante la roca pura
que presenció su sacrificio.

Hombres
de España entre los muertos
de la Alta Saboya:
ellos lucharon por su luz visible,
su solar o sus hijos, más vosotros
sólo por la esperanza.

La nieve aún dura prodigiosamente
viva en el aire mismo
donde morir fue un puro
acto de fe o de supervivencia.

¿Quién podría decir que murieron en vano?
Al cielo roto y a la tierra vacía,
a los pueblos de España,
a Hervás, a Mula, a todas
las islas Baleares,
a Mendavia, Viñuelas,
Ambrán, La Almunia,
Terrecampo, Tembleque,
devuelvo el nombre de sus hijos:

Félix
Belloso Colmenar, Patricio
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Ursúa, Pablo Hernández,
Avelino Escudero,
Paulino Fontava, Florián Andújar,
Manuel Corps Moraleda.

Otros duermen tal vez
bajo una cruz desnuda, lejos
de su país, de su memoria, donde
todos los muertos son
un solo cuerpo ardiente:
carne nuestra, palabra,
historia nuestra que no conocimos,
sangre sonora de la libertad.

J. A. Valente

La División Azul

Algunos se enrolan en la División Azul, un contingente de “voluntarios” que promovió el franquismo para apoyar al ejército nazi en su campaña contra Rusia; entrecomillo lo de “voluntarios”, porque muchos se enrolaban por los beneficios económicos o por limpiar su pasado familiar reciente de izquierdista. Salen de España en julio de 1941, entran en combate en octubre del mismo año; muchos mueren de frío, otros en los combate, algunos regresan a España en 1944, otros son apresados y enviados a la cárceles soviéticas.
La División constaba inicialmente de cuatro Regimientos, que luego se reagruparon en tres, nombrados de acuerdo a los coroneles, Pimentel, Vierna y Esparza; 262, 263 y 269.
Cuando en Octubre de 1941 la División Azul entró en línea, el I Batallón se desplegó en Kretshewizkije; el II en la separación de los dos brazos del río el Wolchow y el pequeño Wolchow; y el III en Derewjiszy.
Teodoro Lacalle Verano, de Mendavia, enrolado en la División Azul, cayó herido o enfermo y fue trasladado al cuartel de retaguardia en Grigorowo el 25 de Enero de 1942. Era soldado de la Plana Mayor del Rgto. 263. En el cementerio consta como fecha de su muerte el día 31 de enero. Fue enterrado en el Cementerio de Grigorowo, fila LL. Los restos fueron trasladaron posteriormente al cementerio de Pankovka en Novgorod. Su nombre está escrito en las lápidas que recuerdan la División Azul en esa ciudad.
Según otras fuentes no confirmadas, de Mendavia participaron además en la División Azul y murieron en combate Jesús Elvira Ripa y Luis Suberviola Albero, según se ha señalado con anterioridad.

En octubre de 1943 se anuncia el regreso de la División a España, quedando una pequeña fuerza de 1.800 hombres, llamada la Legión Azul al mando del Coronel García Navarro. En marzo de 1944, llega la orden de repatriación. Un Lacalle de Mendavia, residenciado en la calle La Lechuga, pudo regresar entre ellos; además de otro de nombre José.

martes, 8 de noviembre de 2016

REPRESALIADOS MENDAVIESES 1938


El fuerte de San Cristóbal

El fuerte de San Cristóbal se encuentra en lo alto del monte Ezcaba, a un kilómetro de Pamplona. El 22 de mayo de 1938 se produjo en este lugar una de las evasiones más resonadas de todo el mundo. En 1938 había 2.487 personas detenidas, en su mayoría dirigentes políticos y sindicales y militantes revolucionarios y republicanos. Unos treinta presos prepararon una fuga que se inició a la hora de la cena, momento en que había más dispersión de los guardianes.
Algunos de los presos desistieron en su fuga, de tal forma que fueron contabilizados, a las dos y media de la madrugada, 1.692 presos que fueron dejados desnudos en el patio durante horas. Se fugaron, por tanto, 795 de los detenidos, mal calzados y vestidos, desnutridos, con escasos fusiles y en desbandada, sin organizar un plan de huida. Se inició inmediatamente la caza de los mismos, que sin apenas resistencia fueron siendo abatidos o capturados. Consta que el mismo día 23 se detuvieron 259 evadidos, el día 24 ya eran 445 y los días sucesivos grupos menores. El último fue capturado el 14 de agosto, tres meses después, en el monte.
Francisco Lecea Sancho, mendaviés, es asesinado y se registra su muerte en Esteríbar (comarca del Pirineo), (AGN. J. Prim. Inst. e Instruc. nº 1 de Pamplona/Iruña; Expediente para inscripción de defunción en Caja 5271; Exp. Num. 0000259/1946). En el documento de defunción se afirma que "(...) resultó muerto por la Fuerza Pública", y que fue identificado el 6/6/38. Con éste fueron tres los hermanos Lecea Sancho asesinados. Francisco trabajaba en Logroño como ferroviario. Un grupo de falangistas mendavieses fueron a buscarlo a Logroño, lo detuvieron y lo llevaron a la cárcel de Pamplona.
De los 795 fugados fueron detenidos 585, pasando sólo la frontera francesa tres de ellos, e identificando 187 cadáveres, a los que hay que añadir 24 muertos más sin identificar. En total, 211 asesinados durante la captura de los fugados. Esto da, según la contabilidad del fuerte, cuatro más (585+187+24+3 = 799), que pudieran ser huidos de la represión en la retaguardia encontrados tras las intensas pesquisas desarrolladas para capturar a los fugados del fuerte. Aunque la mayor parte de los que perecieron fue en Ezcabarte (en la cara norte del monte, en Oláibar y en Baztán), la mayoría están registrados en Ansoáin, en la falda sur del monte.

Mendavieses asesinados residentes fuera del pueblo

Además de los ya mencionados Nieves González (Logroño), Fermín Sagasti (Logroño), Gil Valerio (Pamplona), Andrés Suberviola (Lodosa), Eustaquio Elvira (Lodosa) y Ángel Alonso (Lodosa), se han encontrado datos de Emilio Pando Fernández, mendaviés de nacimiento, condenado a pena de muerte y fusilado en Gijón a los 21 años, el 5 de enero del 38; era hijo de Francisco Pando, asturiano que ejerció de médico en Mendavia en torno a 1916, motivo por el cual su hijo nació en este pueblo. También al padre, ya de 50 años, lo matan el mismo día y de la misma forma. Este mendaviés, Emilio Pando, no estaba incluido en las listas publicadas hasta ahora con los mendavieses represaliados.

En Archivos de la Nación hay información sobre dos personas más, naturales de Mendavia, asesinadas y enterradas en fosas halladas en León. Se trata de Aramendia Sainz, Cándido y  Aramendía Sainz, Máximo. Ningún testimonio sobre ellos ha podido ser recogido en Mendavia, aunque son identificados como hermanos en sus registros de nacimiento. En la capilla laica de León, erigida en 2013 con los nombres de los represaliados en León, se registra el nombre de Máximo Aramendía.