LA CONTROVERSIAL VISITA DEL OBISPO A MENDAVIA EN 1905

Influencia del clero en Navarra

Las cifras de proporción de fieles por sacerdotes del conjunto de Navarra (de 246 en 1904, de 259 en 1914 y de 300 en 1937) estaban muy por encima de la media española (que era de 619 en 1920 y de 726 en 1930), aunque en la Ribera era mayor la proporción de fieles que en el resto de Navarra.

La capacidad de intervención ideológica del clero durante toda la Navarra contemporánea, es algo evidentísimo durante las guerras carlistas a favor del Pretendiente y durante la Segunda República a favor del Bloque de derechas. Las correlaciones positivas entre número de combatientes carlistas y las zonas de mayor densidad clerical han sido confirmadas por los estudios.

Desde finales del siglo XIX las autoridades del catolicismo navarro supieron desarrollar una estrategia de movilización a través de múltiples vías: desde la potenciación de los diversos cultos marianos autóctonos y de la figura de San Francisco Javier a manifestaciones de protesta contra medidas tomadas por gobiernos liberales y republicanos o de apoyo a la jerarquía eclesiástica y a la ortodoxia católica.

Es importante hacer estas consideraciones para valorar adecuadamente las relaciones de los pueblos con los distintos sacerdotes a principios de siglo, y en particular la relación de los mendavieses con el clero, desde el apoyo al sacerdote Nicuesa, en confrontación con el Obispo, hasta el rechazo de otros sacerdotes, y el cuestionamiento radical de la posición del párroco y el coadjutor ante las sacas del 36.

La visita del Obispo en 1905

Antecedentes

El 15-07 de 1903 se informa del fallecimiento de Bernabé Marquínez, párroco de Mendavia. Y el 3-6 1904 muere Abdón Eraso, coadjutor. El presbítero don Pedro Nicuesa fue párroco posteriormente, hasta mayo de 1905.

El 30 de marzo de 1905, El Heraldo Alavés reseña la llegada a Vitoria, a pie, de una representación del pueblo de Mendavia compuesta de 50 vecinos, los cuales van a visitar al obispo de Vitoria y al gobernador solicitando que “no les envíen a su pueblo el cura que recientemente ha ganado a oposición la parroquia de su pueblo pues están muy contentos con el que tienen, el cual les hace muchas limosnas”.

La visita del Obispo y la versión de los medios

El 16 de mayo de 1905 el Obispo de la sede de Pamplona, José López Mendoza y García, realiza su visita pastoral a Mendavia, incluyendo en su programa las confirmaciones. No era la primera vez que el Obispo realizaba su visita pastoral a Mendavia. En septiembre de 1901 consta que realizó su visita a  Lazagurría y Mendavia.  Nacido en Frías (Burgos) el 4 de febrero de 1848 y muerto en Pamplona el 31 de enero de 1923, pertenecía a la orden de los agustinos calzados. Nombrado obispo de Jaca, sería consagrado en El Escorial el 24 de agosto de 1891. En 1899 fue trasladado a la diócesis de Pamplona, al frente de la cual permaneció hasta su muerte. Sin embargo, sólo fue en 1905, con el nombramiento del nuevo párroco, cuando su visita dio tanto que hablar. La prensa dio cuenta de lo sucedido. El día 18, El Pensamiento escribe que “en Mendavia, donde con motivo del nombramiento de párroco, estaban los ánimos excitados, temíase alguna incorrección al recibir al prelado. Noticias que tengo, me hacen constar, protestando contra ello, que el recibimiento ha sido en extremo incorrecto e irrespetuoso”. El día 19 publicó El Eco: “Ayer corrió el rumor de que parte del vecindario de Mendavia hizo alguna manifestación de desagrado al llegar a aquella localidad el Excmo. Sr. Obispo de la diócesis. En el gobierno civil no ha habido noticia de tal suceso, que tampoco nos ha comunicado nuestro diligente corresponsal de aquella la villa”. El periódico La información debate con El Eco por la información sobre el hecho. Del 23-25 de mayo El Eco publica el repudio a los hechos de Mendavia por parte de la prensa regional. El 23 se defiende frente a La Información por la manera como trató los hechos de Mendavia contra el Obispo. El 24 recoge escritos de Seminaristas y Diputación, comunidades religiosas, Partido carlista, Apostolado de la oración, distintas autoridades de los pueblos contra el pueblo de Mendavia. Autoridades civiles y religiosas de los pueblos remiten sus escritos en un apartado titulado “Protestas y Adhesiones”. El 25, El tradicionalista, El Pensamiento, y diversas autoridades civiles y religiosas de los pueblos remiten sus escritos de repudio a los hechos. Como se desarrolla la visita del Obispo a otros pueblos de Navarra, se suceden manifestaciones en rechazo a lo sucedido en Mendavia. En Pamplona la prensa invita “a ser católicos,  navarros, regidos por el principio de autoridad”.

El día 30 El Eco presenta un programa para desagraviar al obispo. Se reseña “el grito universal de protesta navarra”, y el recibimiento del obispo en Pamplona. “Debieron quedar disipadas las huellas del insulto de Mendavia ante la expresión unánime del respetuoso amor”. Como en muchos otros textos de la prensa de esos días Mendavia toda sufrió la difamación y el rechazo generalizado. La prensa lanzó la campaña contra el pueblo y no sólo contra los autores de los hechos.

Sin haberse desarrollado juicio previo, y sin derecho a réplica, y sólo en base a los rumores de los primeros días, la prensa lanzó su campaña de difamación, exagerando lo sucedido y manteniendo la campaña por varias semanas.

Así recuerda el Eco, este día 30, contraponiéndolo a las manifestaciones de apoyo en Pamplona, el hecho de Mendavia el día 16: “..en su iglesia parroquial se vio al Sr. Obispo rodeado de un grupo de energúmenos que le dirigía inauditos insultos y terribles amenazas…”.

Lo que comenzó siendo un hecho que ni el gobierno civil y ni el mismo corresponsal de El Eco consideraron trascendente, por obra y gracia de los poderes económicos y de la prensa regional, se convirtió en hecho que dejó al pueblo en la infamia frente a los pueblos navarros. Para que se siga creyendo en la “prensa imparcial y objetiva”, con simpleza e inocencia. Los datos los ofrecen, pero no impunemente.

El juicio de los tumultuosos

Al año siguiente se reseñan en El Eco las informaciones sobre el caso judicial suscitado a raíz de estos hechos. El 23 de mayo 1906 se describe la visita de la causa. Se desarrolla la relación de los hechos por el fiscal Álvarez: El cura de Mendavia era el 15 de mayo de 1905 el presbítero don Pedro Nicuesa. Se nombra un nuevo cura párroco. Hay amenazas anónimas al nuevo cura de ser arrastrado por las calles si se presenta en el pueblo. Se manifiestan ante el Obispo a su llegada de visita pastoral, el 16 de mayo por la mañana, utilizando estandartes con sus lemas en contra del nuevo nombramiento. El obispo llega en coche, acompañado de otro coche que lo precede.  Un individuo se acerca a los coches y blasfema pidiendo al Obispo que se baje. En los actos de confirmación dentro de la iglesia se escuchan voceríos pidiendo se quede en el pueblo el cura Nicuesa. Un grupo le pidió suspender la confirmación si no prometía que Nicuesa se quedara. Hubo alguien que palo en mano amenazó al obispo. El Obispo entró en la sacristía seguido de grupos que vociferaban. Tuvo que acceder a dejar a Nicuesa para poder administrar la confirmación. El fiscal lo cataloga como delito de tumulto y acusa a Gregorio Zúñiga, Pedro Arrieta, Tiburcio Ripa, José Verano, José María Angulo, Marcelino Verano, Pío Salcedo, Valentín Estella, Conrado Romero, Raimundo Ursúa, Juan Cruz Martínez Bujanda, José Sancho Pisón y Estanislao Miguel López, para los que pide prisión de 8 y 10 años.

La defensa la toma don Pedro Sánchez Baquero. Él expone que el tumulto no excedió de ser expresión del derecho de petición de unas mil o mil quinientas personas en la iglesia, la mayoría mujeres y niños.

Comienza la Audiencia. Entra mucho público en la sala de Audiencia en Estella. El tribunal lo forman Leon Bonel, Ríos y Arias Gago. Se sortean los jurados. Quedan 11 y dos suplentes, entre ellos Cecilio Díaz, Antonio Murillo, Bautista Ordóñez, Eusebio Lacalle… Se ordena que el Acto se realice a puerta cerrada, y así se hace. A Conrado Romero le acusan de entrar con un palo en la iglesia pero él lo niega. También recuerda que algo similar ocurrió en 1869 y dejaron al cura Nicuesa como párroco. Los demás sostienen una versión similar, negando las acusaciones. Dieron vivas y pedían que se quedara el sr. Nicuesa, pero no interrumpieron al Obispo en la iglesia, ni dijeron las frases de que se les acusa. Acudieron como testigos algunos vecinos de Mendavia y acompañantes del Sr. Obispo. Algunos no reconocían a los sujetos del tumulto,  por no ser del pueblo. Otros no sabían precisar, en medio de tantos niños y mujeres, quiénes eran los promotores del tumulto. El sacerdote don Paulino Ruiz acusa sólo a un señor como promotor del tumulto, pero queda en el sumario.

En el mes de septiembre sigue el juicio. Ascienden a 48 los procesados. El juicio se hace largo por el número de testigos y procesados a ser examinados. Predomina la creencia de que no se llegará a la acusación, siendo sobreseído el proceso.

El 22 de septiembre 1906, El Heraldo Alavés, reseña la absolución de todos los procesados, después de tres días de juicio. “El fiscal retira la acusación contra la mayoría de los procesados quedando en el banquillo cuatro, entre ellos el cura párroco de Mendavia. El jurado absolvió a todos y en vista de esto el representante de la ley pidió la revisión de la causa por nuevo jurado”.

Por otro artículo de prensa se sabe que José Sancho Pisón fue a Pamplona a hablar del asunto del párroco nuevo. En contraste con el alboroto que desató la prensa, todo quedó en cierto tumulto de petición al Obispo y la absolución final.

Unos años después, en el Eco de Navarra de fecha 4 diciembre de 1910, el sacerdote Antonino Yoldi, escribe desde Barcelona, y se refiere a “mis amigos los señores sacerdotes Flamarique, Vélaz, Armendáriz, Nicuesa y Boneta”. Eran sacerdotes con inquietud social. Flamarique y Yoldi impulsaron las Cajas de Ahorro Navarra. Llama la atención que entre ellos está Nicuesa. Por esta sensibilidad social que parece mantuvo en años posteriores, el pueblo no deseaba que lo cambiaran. Ya se ve lo que ocurrió.

Algunas consecuencias

Lo sucedido en mayo, y el desarrollo mediático posterior,  tuvo sus consecuencias al mes siguiente. El 14 de junio de 1905 la prensa reseña que no se realiza la misa cantada en Legarda con los vecinos de Lodosa, pues se acusa a los lodosanos de divulgar el hecho ocurrido en Mendavia con el sr. Obispo. Era el único año desde el siglo XV en que se suspendía esta celebración religiosa.

El mal manejo de la relación entre el nuevo párroco y el pueblo ocasionó más problemas. El 28 de octubre de 1905 se reseña en El Pueblo, diario de Valencia, una nueva “excitación”. El pueblo entró en la casa del cura y se enviaron a Mendavia fuerzas de la guardia civil. Varios vecinos acudieron a Pamplona, ante el obispo y el gobernador, para denunciar al cura, por cuya causa, dicen, ha sido trasladado también el coadjutor.

Así las cosas, debió nombrarse un nuevo párroco. Parece que entonces empezaron a calmarse las cosas y a normalizarse la organización eclesiástica. En noviembre de 1906 fue enviado a Mendavia, para posesionarse de la parroquia, don Francisco Noain que ocupaba la capellanía correccional de Estella. En 1907 es nombrado coadjutor don Eulogio Martínez. En 1912 es el párroco José (Pedro) Lopena. En 1920 es nombrado coadjutor don Ángel Martínez. Lopena aún sigue como párroco en 1925. En 1931 se va como coadjutor Higinio Lana y se incorpora Justo Macaya. Don Ángel Martínez de Navaja es entonces párroco.

Ese año 1931 las maestras Rafaela Álvarez de Eulate y Carmen Martínez de Espronceda colaboran para recoger fondos para nuevas campanas de la iglesia que se colocaron el 27 de mayo. Fueron fundidas en Pamplona por Vidal Erice. El mismo año en el mes de junio se organizó en Mendavia una procesión a Codés en la que participaron 100 mendavieses.