Totalmente actualizado. Aquí:
https://memoriamendavia.blogspot.com/2021/03/las-mujeres-en-la-memoria-historica-de.html
Algunas entradas anteriores de mi blog habían estado dedicadas a la memoria de las mujeres de Mendavia que quedaron viudas por la represión del año 1936, a las madres que perdieron a sus hijos, o a las mujeres que promovieron expedientes en Estella con la intención de clarificar la situación de sus familiares asesinados; en alguna otra entrada del blog menciono mujeres que sufrieron represiones en carne propia. Pueden revisarse en los enlaces que facilito:
https://memoriamendavia.blogspot.com/2017/03/en-memoria-de-ella.html
https://memoriamendavia.blogspot.com/2019/12/hermanas-mendaviesas-que-perdieron-sus.html
https://memoriamendavia.blogspot.com/2020/06/las-62-viudas-de-la-represion-en.html
https://memoriamendavia.blogspot.com/2020/09/la-maestra-mendaviesa-blasa-valerio-y.html
Me propuse en las dos entradas anteriores, de este mes de enero 2021, sistematizar algunas de estas situaciones represivas.
https://memoriamendavia.blogspot.com/2021/01/mujeresrepresaliadas-de-mendavia-i-las.html
https://memoriamendavia.blogspot.com/2021/01/mujeres-represaliadas-de-mendavia-ii.html
Con esta entrada cierro el capítulo:
Represiones económicas y otros abusos contra mujeres, durante la guerra y postguerra
Viudas, que se vieron forzadas a emigrar, con sus hijos
Mª
Cruz Villarreal Fernández, viuda de Martín Artola Morrás, salió con sus hijos a
Bilbao.
Máxima
Úzqueda Aramendía, viuda de Apolinar Maiza García, marchó a Vitoria con su hijo.
Pascuala
Cenzano Lecea, viuda de Pedro Martínez Armendáriz, emigró a Donosti con sus
cuatro hijos.
Antonia García, viuda de Blas Sádaba, emigró a Donosti.
Filomena Urquizo Sainz, viuda de Prudencio Cámara Ripa, emigró con sus
hijos a Donosti.
Fabiana
Suberviola Elvira, viuda de Vicente S. Fernández Guruzaga, salió del pueblo con
su hijo hacia el Norte de Navarra (Izalzu).
Teófila Mangado Esteban, viuda de Carmelo Rada Romero, fue a vivir a Lerín con sus dos hijos.
Fermina Cenzano Ganuza, viuda de Francisco Lecea Sancho, se fue a vivir a Burgos con dos hijos.
Caya Sádaba Elvira, viuda de Lorenzo Urquizo Sainz,
salió del pueblo, y a los pocos años se fue con su hija a París.
Marcelina
Suberbiola Ocáriz vendió el solar de El Calvario a uno de sus familiares, de
apellido Ordóñez; el 1-7-1946 inscribió en el registro de defunciones de
Mendavia la muerte de Teófilo (fol. 26, 55); tomó a su hija y emigró a Cataluña.
Dos hermanas de Teófilo salieron del pueblo: Guadalupe, a La Coruña; y Adela, a
El Busto.
Hijas de represaliados, que también emigraron
Mari Carmen, hija de Caya Elvira Salcedo y Pedro Campos González
(asesinado) emigró a Argentina.
Felicidad
Salmantino, hija de Rolindes y Cesáreo (asesinado) emigró a Brasil en 1963.
Son tan solo algunos nombres entre las mujeres que se vieron en la situación de salir de Mendavia.
Niñas exiliadas
Está
accesible en las redes el Annexe 1: Liste
des enfants qui ont séjournés à la Citadelle de Saint-Jean-Piedde-Port entre
juin 1937 et avril 1939. De acuerdo a esta lista se conoce el nombre de dos
niñas mendaviesas, que pasaron la frontera, sin sus padres, y llegaron a la
ciudad francesa de Saint-Jean-Piedde-Port el día 24/06/1937: Ardaraz Manso Josefina, de 13 años; y Ardaraz Manso Pilar, de 10. Se da como
fecha de salida de la segunda el 13/08/1937. El apellido Ardaraz no se reconoce
como típico mendaviés en esa fecha, pero sí navarro, mientras que el Manso sí
era mendaviés; es posible que el padre de las niñas no fuera de Mendavia, aunque
la madre probablemente lo fuera. No he
podido recoger testimonios sobre este exilio de niñas.
Represión económica
Mujeres de izquierda que regentaban bares o tiendas sufrieron
particulares represivos de índole económica:
Agustina Sagasti Martínez, viuda de
Martín Elvira, hubo de afrontar la
subasta de sus bienes, como consecuencia del expediente que le abrió el
Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Navarra, a su marido
asesinado. En 1938, el juez de primera instancia e instrucción de Estella sacó
a pública subasta sus bienes. El bar, sobre el que pesaba una deuda, no se
subastó, así que pudieron recuperarlo más de una década después con la ayuda de
su yerno Anastasio Gonzalo (Tasio).
María Subero Campos, viuda de Marcos García, hubo
de salir adelante con su trabajo en un bar arrendado y mediante el comercio,
teniendo que soportar en el bar las ofensas de los mismos que habían detenido,
torturado y asesinado a su marido. Así lo relata, por escrito, S., un familiar
cercano: Por su parte, María siguió en el
pueblo, se dedicó a criar a sus hijos, y arrendó un bar, el actual “Las Vegas”,
organizando bailes en fiestas, partidos de pelota de jugadores profesionales,
etc. Ni que decir tiene que, durante años aquellos, quienes hicieron la
represión en Mendavia pasaban por el bar sin el menor remordimiento y con
chulería.
Hilaria Martínez Romero, casada con Ignacio
Aramendía, tenía una tienda, que quitó durante la guerra, pues los “vencedores”
se creían dueños de la mercancía. Ignacio era de izquierda y a punto había
estado de fusilarlo. A su hija Julia la tuvieron encarcelada durante varios
meses en Pamplona.
Represión religiosa: bautizos y matrimonios con presiones
Se recordará que
en la Segunda República algunas familias decidieron no bautizar a sus hijos, sino inscribirlos
civilmente en los libros de Registro de Nacimientos.
Igualmente
sucedió con respecto a los matrimonios. Hubo quienes realizaron matrimonios
civiles, o incluso hubo algunos que prefirieron no realizar ningún acto formal
de compromiso matrimonial, y comenzaron a vivir como pareja.
Muchos de los
hombres implicados en estas decisiones fueron asesinados. Las mujeres sufrieron
represalias y se vieron obligadas a bautizar a sus hijos o a casarse, si los
maridos se habían salvado.
A la hija de
Caya Elvira, nacida el 24-08-1936, la bautizaron a los pocos días, mientras el
padre estaba preso en Estella.
De los hijos de
María Ursúa, Carmen nació en 1934, y Ángel nació el 2-11-1936, cuando su padre
estaba en la cárcel de Pamplona. El 6-11-1936 la madre fue presionada a
bautizar a los dos niños.
El hijo de
Máxima Úzqueda, Javier, había nacido el 3-12-1935, y fue bautizado el
12-8-1936. Su padre estaba preso en Pamplona.
El niño de Basi
Suberbiola, Pedro, había nacido el 19-1-1934. Fue bautizado el 30-9-1936,
mientras su padre estaba preso en Logroño.
Fabiana
Suberbiola tenía dos hijos. Luis Carlos, el menor, nació en Mendavia el
30-6-36, y fue bautizado el 6-8-36, mientras su padre era perseguido por la
Sierra de Ocón. Este niño murió el 22-7-1937, con un año de edad.
Los dos últimos
hijos de Gregoria Martínez, nacidos el 18-4-32 y el 8-8-35, fueron bautizados
el 7-11-36, cuando su padre ya había sido asesinado.
El hijo menor de
Ricarda González, Carmelo, nació el 16-7-1936 y fue bautizado, con el padre ya
asesinado, el 31-8-1936.
La hija de Juana
Fernández, Libertad, había nacido el 27-1-1934 y fue bautizada el 19-12-1936,
cuando a su padre ya lo había asesinado. No le permitieron a Juana darle el
nombre de Libertad. La bautizaron Romualda, como su padre –solo que en
femenino-, y como su tía, madre de Laureano, quien murió luchando con los
anarquistas.
El hijo de
Presentación Ágreda, nombrado Tomás, nació en Mendavia el 22-10-1936, cuando ya
su padre había sido asesinado. El niño fue bautizado a los nueve días.
El hijo de
Pascuala Cenzano, Pedro, nació el 18-11-1936, cuando su padre ya había sido
asesinado. El niño fue bautizado a los tres días.
La hija de
Rufina Suberbiola, María Pilar Ramírez Suberbiola, nacida el 7-12-1936, fue
bautizada en Mendavia el 21-12-1936, cuando a su padre ya lo habían matado.
Tomasa
Sagasti Úzqueda, Rosario Salvatierra Rubio, Dolores Elvira Navarro, Magdalena
Cenzano Valerio y Saturnina Caspe González, entre otras mujeres de izquierda,
con los maridos presos, escondidos o en el frente, también tuvieron que
bautizar a sus hijos entre agosto y octubre
de 1936. Magdalena tuvo que cambiar el nombre del niño, pero la resistencia
familiar se impuso. Siempre lo llamaron Germi, hasta hoy.
Gabina Verano Ordóñez estaba casada con Manuel Lecea
Sancho y tenían siete hijos: Víctor, José Luis, Elisa, Julio, Teresa, Blas y
Rosa. Su hija menor, Rosa, había nacido el 15-3-1936 “gravemente enferma”. Fue
bautizada, casi un año después, el 20-2-1937.
Una ficha del Fondo Jimeno Jurío, recoge una lista de 25 bautizos entre agosto y diciembre de 1936, en buena parte forzados, y buen número de ellos “tardíos” (19 con más de un mes de diferencia respecto al nacimiento, cuando lo habitual entonces era hacerlos a los dos o tres días).
Sobre Lorenza Sagasti Alegría, cuyo hijo/a fue bautizado en octubre, se sabe algo de sus cuñados Cayo, Primitivo y Teófilo. Cayo Sainz González (n. 1884, hijo de Luis y Matilde), era propietario una taberna en la calle La Virgen. Consta, en Boletines del Estado, un herido mendaviés, dado de alta en enero de 1939 y puesto a disposición del General Jefe del Ejército de Levante: el sargento don Primitivo Sainz González, del Regimiento San Marcial 22, alta del Hospital de Logroño y residente en Mendavia. Firma el General Luis Valdés Cavanillas, en Burgos, a 27-1-1939. Había sido reclutado el 16/8/1936. Tenía 27 años. Era soltero y obrero industrial. Su hermano Teófilo Sainz González fue reclutado el 4/2/1939. Y también fue apresado (http://www.euskalmemoria.eus).
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1939/031/A00566-00573.pdf
Un hermano de Lorenza estuvo en el frente, por los falangistas. Era Faustino Sádaba Alegría, casado, de 39 años, obrero agrícola.
Sobre
Ana Arróniz y su marido José Fernández, cuyo hijo fue bautizado también en
octubre, se conserva la ficha de combatiente de José Fernández Suberviola, de 30 años, casado, obrero agrícola, con 1
hijo, en el frente desde el 12-04-1937, reclutado para la operación militar de
alto riesgo sobre Bizkaia.
Sobre
Francisca Ochoa Sainz y su marido Félix Romero Elvira, cuyo hijo fue bautizado
también el 3-8-1936, habiendo nacido el 21 de mayo, se conserva la ficha de
combatiente del hermano de Francisca, José Cipriano Ochoa Sainz, de 32 años,
casado, con un hijo, e inscrito en la falange.
Guadalupe Armendáriz Ocáriz estaba casada con Máximo Romero Maiza, de 34 años. Su hija, Mª Ildegarda, fue bautizada el 18 de septiembre de 1936; en su partida se anota: «Desaparecido rojos». Máximo se salvó de morir fusilado.
De los matrimonios civiles o uniones libres de los que existe algún testimonio, resultaron viudas por asesinato de sus maridos: Rufina Martínez, Inocencia Verano y Victorina Sádaba.
Por
otra parte, Filo Cenzano, Vicenta Sainz y Rosa Ramírez
fueron presionadas para casarse, además de haber sufrido otras represalias, tanto
ellas como sus familiares.
Muertes tempranas de viudas y niños, aceleradas por la presión social
Gregoria Martínez Cenzano, viuda, murió pocos años
después del fin de la guerra.
Caya Campos González, viuda, a consecuencia de la
situación por la que pasó la familia, murió en 1947 a los 42 años (Pensamiento Navarro, 01-6-1947).
Lucía Sainz perdió a su hijo Julián Progreso, Fabiana Suberbiola a Luis Carlos, y Vicenta Sainz a su hijo B. Lenin. Francisca Alonso tuvo un aborto en los mismos días del Golpe.
Otros modos de presión psicológica
Valentina Hernández Verano y Francisca Sádaba Elvira, sufrieron el
acoso de los falangistas. Después de asesinados sus maridos los falangistas
siguieron vigilando la vivienda familiar de los Romero durante unos días más,
preguntando por ellos para detenerlos. Entre los falangistas que pasaban
estaban algunos de fuera del pueblo. Esto hacía presuponer a la familia que aún
estaban vivos. Es muy probable que se tratara de una medida de intimidación y
acoso a los sobrevivientes.
Francisca Sádaba Elvira, entre otras viudas, recibió unas cartas en inglés, de remitente desconocido y de tono muy general, enviadas desde Estados Unidos a varias mujeres de Mendavia entre 1os años 1949 y 1950, hicieron albergar la esperanza de que tal vez sus maridos estuvieran vivos, pero su interrupción brusca y la relectura cuidadosa de los textos recibidos, les quitó esta idea. Parece más una treta del gobierno de Franco para hacerles desistir de las búsquedas, y hacerse propaganda de “generoso”, pues junto a las cartas enviaban alguna comida.
Represión legal
Felisa Elvira Arróniz, viuda de Pedro
Salcedo para librar de la mili a Antonio, su hijo menor, por los años 50,
necesitaba el acta de defunción. A pesar de que debía pagar al cementerio de
Logroño anualmente por el derecho del terreno de su marido asesinado, no les
emitían tal acta. De la cárcel les negaban la información sobre la fecha de
salida. Y en el Registro Civil de Logroño no aceptaban la posibilidad de
incluirlo. Finalmente, tras la muerte de Franco, lograron registrar la
defunción presentando los recibos de los pagos realizados al cementerio. El
hijo menor recordaba haber sido rechazado en el Auxilio Social que se abrió en
el pueblo para atender con comida a los niños más necesitados.
Similar situación vivió María Subero Campos. Relata un familiar cercano, S.:
Uno de los grandes problemas que creó a la familia el desdén institucional
hacia los represaliados, al paso de los años, fue cuando el hijo de María,
José, entró en quintas para realizar el servicio militar. Quisieron presentar
que José era hijo de viuda para poder librarse de la mili, pero no constaba en
ningún sitio que su padre hubiera fallecido o desaparecido. Sin embargo, gracias
a la actitud fuerte y luchadora de María, José se libró del servicio militar.
Represión laboral
En
otras entradas se ha detallado la represión laboral que sufrieron las maestras Rafaela
Álvarez de Eulate, Esmeralda Llorente y Blasa Valerio. Rafaela era hermana por parte de madre del telegrafista José Bello García
asesinado en Viana en los días de la república. Al igual que a la maestra
Esmeralda Llorente Dueñas (de Logroño, nacida en 1900, casada con el industrial
zapatero Florentino Alonso, y madre en 1922, y a quien le había sido asignado
el cargo de maestra de Mendavia en 1934) fueron obligadas a ratificar el
Manifiesto de adhesión Patriótica. En 1937 Esmeralda Llorente pide
excedencia y es sustituida en su cargo. Rafaela Álvarez de Eulate García, fue
“desterrada” a Zaragoza. Puede regresar a Mendavia tras participar el concurso
de consortes que se abre en Mendavia (Madrid, 26 de junio de 1945). Así, pasa
de Escatrón (Zaragoza) a Mendavia, en párvulos. En 1934, su esposo Amadeo Díaz
Piñán había sido nombrado como maestro por concurso de consortes; once años
después es Rafaela la que puede regresar al pueblo por ese tipo de concurso.
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1945/293/A02443-02446.pdf
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1945/180/A05387-05391.pdf
Sobre la represión, encarcelamiento y sanciones económicas, que sufrió Blasa Valerio, me he detenido en una entrada que arriba señalo.
Añado
otro caso, y es el referido una mendaviesa encarcelada en la postguerra. Juana Aragón Arina; de
treinta y un años, casada, hija de Justo y de Jacinta, natural de Mendavia,
Vecina de Bilbao; procesada en causa 105 de 1949, por estafa. Con frecuencia
aparecen los pobres, en la década de los cuarenta, y más si son de familias de
izquierda, juzgados por robo u otros delitos económicos, y condenados con un
rigor extraordinario. Aquí se trata de estafa. En el BOE se lee: “comparecerá
en término de diez días ante el Juzgado de Instrucción número 1 de San
Sebastián para ingresar en prisión”. Juana era hermana de Narcisa, mendaviesa,
mujer del fusilado lodosano Narciso Barquilla. Es probable que fuera
prestamista como lo era Jerónima “Mima” Arina Sainz, nacida y vecina de
Mendavia, residenciada en la c. La Virgen; y abuela de un represaliado.
Saturnino Arina y Juana Sainz eran los padres de Jerónima, Felipa, Blasa,
Juliana… y probablemente Jacinta.
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1949/292/C02255-02268.pdf
También he encontrado en las redes el caso de Sabina Martínez Romero, no incluida en mis entradas anteriores, que fue apresada. Era natural de Mendavia y residenciada en Logroño (http://www.euskalmemoria.eus). No tengo más información sobre ella. ¿Sería hermana de los Martínez Romero represaliados en Mendavia?
También en http://www.euskalmemoria.eus aparece como apresada Dionisia Subero Suberbiola ¿Hermana del músico de Mendavia, Serafín?
Se podrían agregar algunos casos más, como la negación o retraso de pensiones de viudez u otros beneficios económicos, situaciones de las cuales me he hecho eco en otras entradas de mi blog. O este otro caso al que no me he referido aún: hijas o viudas de represaliados que fueron conminadas, más o menos violentamente, según los casos, a casarse con falangistas. No para todas, ciertamente, la suerte fue la misma. La presión de la situación económica fue un importante factor en la toma de estas difíciles decisiones que la vida les ponía por delante.
Pero no me alargo más. Son suficientes las muestras de los modos represivos más frecuentes y notorios vividos por las mujeres de Mendavia, que permiten dejar constancia del panorama de injusticia, crueldad y maltrato hacia las mujeres, particularmente las más pobres, o más cercanas a la izquierda política, que marcó esta época en el pueblo. Queda claro que se trató de una perversión sistémica y no de casos aislados o aleatorios; cada hecho reportado hizo parte de un engranaje profundo de exclusión, invisibilización y silenciamiento, que marcó especialmente los años de la guerra y la primera década de la postguerra.
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