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viernes, 26 de febrero de 2016

ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN NAVARRA Y MENDAVIA (1900-1936) (5)

Industrias agroalimentarias

La industria alimentaria suponía en 1900 el 76,1 por ciento del total de la industria navarra, según una estimación fundada en los capitales imponibles de la fiscalidad navarra (Lozano Elizari, 1992), en su inmensa mayoría se componía de molinos harineros y de trujales de aceite, constando también fábricas de chocolate, de gaseosas, de pastas de sopa y de regaliz (Los Huertos Centenarios, 1992). Respecto al sector conservero, fundamentado en el envasado de tomate y pimiento y ubicado también en la mitad sur, ya en 1900 Navarra era la segunda provincia en número de instalaciones, aumentando su número en un 50 por ciento para 1930.
La industria conservera, surgida a mitad del siglo XIX, localizaba en el Eje del Valle del Ebro en 1900 más de la mitad de los establecimientos censados en España (154): de ellos 49 en La Rioja (43 en Calahorra) y 28 en Navarra. El censo español se multiplicó por tres en 1930 y se redujo a algo menos del tercio el peso conservero del Valle Medio del Ebro en contraste con el nuevo protagonismo murciano (97 fábricas), aunque la industria riojano-navarra consiguió un superior nivel de mecanización en sus instalaciones.
De este desarrollo industrial agroalimentario interesa el origen de la empresa Conservas J. Vela. Fundada en 1892 en Lodosa (Navarra), se trasladó a Mendavia en la década de los 30. Fue D. Ramón Vela quien comenzó a asar pimientos en horno de leña y embotarlos de forma artesanal. Fueron las primeras conservas.
La crisis de la filoxera prolongó la crisis del sector vitivinícola hasta los días de la Gran Guerra, localizándose especialmente su reconstrucción en La Rioja, gracias a fuertes inversiones en importantes sociedades bodegueras (22 en 1930), productoras de vino de calidad. Estas ramas agroalimentarias protagonizan la expansión de la nueva base exportadora del Valle Medio del Ebro durante el primer tercio del siglo XX.
Hacia la década de 1930 se había producido una significativa difusión de las maquinas segadoras y trilladoras, aunado a un crecimiento agrario intensivo y aumento de la productividad, que contribuyó a impulsar un nuevo proceso de industrialización en el Valle Medio del Ebro, basado en la agroindustria, promovido fundamentalmente por el capital de los propietarios locales, y apoyado en la fuerza de la mano de obra proletaria y el surgimiento de nuevas fuentes energéticas vinculadas a la segunda revolución industrial (en especial, la electricidad). Este nuevo proceso de industrialización estuvo protagonizado por la industria alimentaria, con los productos tradicionales (harinas, conservas vegetales, vino...) y los nuevos productos: azúcar y alcoholes. Destaca el protagonismo del nuevo complejo remolachero-azucarero-alcoholero, en un contexto de sustitución del azúcar antillano tras la guerra de Cuba, muy concentrado en el Valle Medio del Ebro (VME) y en la provincia de Zaragoza: en 1930 contaba con 9 fábricas azucareras (5 de alcoholeras), de ellas cuatro (y tres alcoholeras) localizadas en la capital.

Peso ramas alimentarias en VME en torno a 1930 (España=100)

Navarra   La Rioja Zaragoza                 Total
Harina                           4,4          0,9          4,8                          10,1
Azúcar                           8,0          6,4          31,0                       45,4
Alcohol neutro              3,8         —          39,5                       43,4
Conservas vegetales  9,3          19,5        2,8                          31,6

Entre las tres provincias de Navarra, La Rioja y Zaragoza producen casi de la mitad de azúcar y alcohol neutro de España, y casi la tercera parte de las conservas vegetales.
El cuadro que sigue permite analizar el tráfico comercial de estas provincias a través de ferrocarriles del Norte. De Navarra el saldo es positivo, sale más de lo que llega, excepto en comestibles netos. Es importante observar el saldo negativo en el rubro remolacha en Zaragoza, pues allí llega mucho del gran saldo positivo de Navarra y La Rioja. Nótense también los saldos notablemente positivos en Navarra en los rubros de cereales, harina, forrajes y azúcares, en este orden.



Al amparo de la Ley General de Ferrocarriles de 1855, entre 1859 y 1861 se construía el tramo Pamplona-Castejón, prolongado hasta Alsasua entre 1862 y 1865, empalmando con la línea del valle del Ebro que ligaba Bilbao y Zaragoza y la línea Madrid-Irún. En una tercera fase, entre 1880 y 1900, se construyeron, sobre todo en la Ribera, redes comarcales de caminos que enlazaban los pueblos con el ferrocarril, llegándose en 1909 a los 2.000 kilómetros construidos y en 1925 a los 2.350 y siendo Navarra en términos relativos la provincia con más kilómetros de vías asfaltadas (García Zúñiga, 1994).
La Compañía de Ferrocarriles del Norte fue la principal vía de comercialización para Mendavia. A su paso por Mendavia, el tren recogía del pueblo cereales, forrajes y remolachas con destino a Aragón y Rioja.
Con motivo de la Ley de Alcoholes (1904) y los nuevos impuestos aprobados, las protestas en la región se sucedieron sin cesar. Cuando las autoridades intentaban cobrarlos, varios pueblos de Aragón, Navarra y Rioja se amotinaron. Por el interés en el asunto, el 24 de mayo 1905 una comisión de Mendavia participó en una Asamblea de Logroño contra dicha Ley de alcoholes.
La riqueza industrial reflejada en los catastros de San Adrián de 1896-1899 hace referencia a la existencia de un molino harinero, dos tiendas de quincalla, cinco calderas de aguardiente con una capacidad total de 1.765 litros, y tres fábricas de conservas vegetales con un capital imponible de 1.077 pesetas. Puede dar alguna idea de la riqueza industrial de un pueblo similar a Mendavia.

La hidroelectricidad en Navarra y Mendavia

Desde la creación de la primera sociedad de electricidad en Navarra, “Ortigosa y Compañía” en 1889, hasta el año 1915, el número de empresas de electricidad creadas significó, aproximadamente, entre un 11% y 23% del total de las sociedades fundadas en Navarra. A partir de esta fecha, salvo en el quinquenio 1926-1930, con un 12%, los porcentajes fueron perdiendo peso.
Quienes estudian los ciclos de la economía española asigna a los años 1898-1905, el desarrollo de los sectores azucarero, minero-metalúrgico, transporte marítimo, y los de empresas eléctricas y sociedades de servicios públicos. La hidroelectricidad corresponde al ciclo 1905-1914, con la construcción de saltos de agua y de embalses que no detuvo el ciclo 1914-1922 de la I Guerra Mundial.
Los últimos años del siglo XIX se crearon tres empresas de electricidad en la capital navarra, Pamplona: «Ortigosa y Compañía» (1889), «Sucesores de Pinaqui y Compañía» (1894), y «Conducción de Aguas Arteta» (1897) 7; una en Tudela, «Electricista Tudelana» (1893); dos en Estella, «Compañía Electricista de Estella» (1893) y «Electra Estellesa» (1897); una en Tafalla, «La Electra Industrial de Tafalla» (1898); y una en Lodosa, «Norias-Bombas de Lodosa» (1899). Además, el desarrollo del sector eléctrico se extendió, incluso, fuera de las fronteras de la provincia con la constitución en Navarra de «Electra Recajo» (1895) y «Palacios y Compañía» (1895), que realizaron la mayor parte de su actividad en la vecina provincia de Logroño.
Hasta el año 1905 habían sido creadas más de 30 sociedades eléctricas.




Las inversiones realizadas en el sector eléctrico navarro fueron muy relevantes, aunque de un modo irregular, durante los primeros veinticinco años de esta actividad dentro del conjunto de las inversiones realizadas en la constitución de sociedades navarras. Éstas se revelan, más que en el número de sociedades constituidas, en el capital invertido, ya que una característica común a las sociedades de electricidad fue ser intensivas en capital. Esto a su vez explica que la forma jurídica más utilizada en la su constitución fuera la de sociedad anónima, frente a las otras formas personalistas de asociación.
Los inicios del sector eléctrico en Navarra se centraron en el espíritu especulador de un grupo de «empresarios» que pretendieron monopolizar, no sin conflictos entre ellos, las demandas urbanas de alumbrado de las primeras localidades de la provincia. En el primer decenio del siglo se realizó un avance en la extensión del alumbrado de buena parte de la provincia a través de la reutilización de los abundantes molinos de la geografía navarra. Así llegó el alumbrado a Mendavia.
En 1900 abril se colocan postes para el alumbrado eléctrico en Mendavia. En noviembre se estaba haciendo la instalación del alumbrado; y en  diciembre se hizo la prueba de la luz eléctrica. En agosto de 1901 se autoriza a Mendavia para tomar del Ebro 13.500 litros de agua por segundo. El 21-05-1903 se inaugura en Mendavia un nuevo alumbrado eléctrico, desarrollado por el  ingeniero Azarola, con la firma de la sociedad Electra Acedo, de Los Arcos, que “inaugura” y “facilita” fluido eléctrico para alumbrado y fuerza motriz a varios pueblos, entre ellos Mendavia (10-05-1903). Dos años más tarde El Heraldo Alavés da noticia de una nueva inauguración de servicio de luz eléctrica en Mendavia (22-02-1905).
Y el diario La Rioja informa el  28 de abril de 1910 de un intento fallido de asignar un nuevo contrato de suministro eléctrico a Electra Ancín, indicando la Diputación que debía realizarse mediante subasta. Y este mismo diario informa, el 7 de febrero de 1912, sobre la instancia presentada  ante el gobierno navarro por Luis Belzunce, como socio autorizado de la Sociedad «Electra Mendavia» solicitando autorización para derivar veinte mil litros por segundo del Ebro, para producir energía para usos industriales, con una caída de 5 metros. Por decreto del gobernador civil de junio de 1913 se le autoriza para el aprovechamiento solicitado ampliando el salto a 10 metros. Así que Belzunce construyó la primera central eléctrica cerca de La Calera, y es la que llamaron Central Vieja. Se arrendó la luz pública a esta nueva sociedad. El proyecto tuvo inconvenientes. El 23 de octubre de 1914 se escribe en el diario La Rioja lo sucedido con la electrificación en Mendavia. La nueva Sociedad Electra Mendavia-Cárcar explica su versión en una carta. Habla de sus inicios en Cárcar, a partir de la Sociedad “Belzunce y Esparza”, con la central y salto de Cárcar, de su instalación en Calahorra, del incremento de su capital con el acuerdo en Mendavia, y de la apertura  de la central en Mendavia. Sigue la carta de la compañía explicando el problema habido con los obreros que construían la presa para el salto de esta central, y cómo se rompe el acuerdo de participación con ellos. De ese modo justifica la empresa en dicha carta que llegue poca luz al pueblo.
Debe agregarse que la empresa había reforzado la presa del río Nuevo, trayendo la piedra desde Imas con carros y galeras, por lo que una dificultad adicional fue que no había agua suficiente para el riego, pues se utilizaba en la central.
Como otra noticia, tal vez relacionada, se informa en la prensa que el día 20 de octubre de 1914 fue volada con dinamita la presa que suministra de agua al regadío y a la central. Esta Central, hoy abandonada, incluía “un edificio para vivienda; en los sótanos, la sala de máquinas y turbina; un depósito para agua en la parte trasera, que más tarde se desecó y servía de huerto; paradera y parrillas. Con suelo de madera, contaba con cocina, dos cuartos, aseo, una gran entrada y, adosado, un pequeño corral para los animales domésticos”.
Hay quien recuerda que la electricidad se trajo de Lodosa, a finales del siglo XIX. Muy al finales debió ser, pues sólo en 1897 se creó en Lodosa la Sociedad Electricista Calahorrana, y en 1899 la empresa Norias-Bombas de Lodosa, en Pamplona. Una parte de la electricidad del pueblo también se trajo en algún tiempo de Recajo (Electra Recajo fue creada en 1895). En 1919 se abre un concurso para la construcción de una nueva central y un molino. El término del salto es re-situado en Legarda.
La siguiente central se puso en funcionamiento en 1920. Se construyó en el lugar donde había un viejo molino propiedad del “tío Ratón”. Los centraleros eran la familia García, primero el padre y más tarde los hijos, Manuel Liberato y Julián García Baigorri. La central suministraba luz a Mendavia y Arrúbal (La Rioja). Cuando se cortaba la luz, los hombres de Arrúbal pasaban a caballo por un vado del Ebro, llegando sofocados a la central para preguntar qué pasaba (Sainz Albero, María Inés).
En la entreguerra (1922-1933), mientras que en España se acelera la electrificación, en Navarra se atenúa notablemente. En 1924 doce entidades se quejan ante el Gobierno de Logroño, entre ellas el Sindicato de Riego de Mendavia, pidiendo se cumpla la Ley de aguas. Esto se debe a la anormalidad en el caudal del Ebro a causa del embalse situado en Miranda de Ebro, que ha provocado un mal funcionamiento de la turbinas de la Nueva Electra. Ante la poca experiencia con la electricidad, el obrero Melitón González, de Mendavia, muere electrocutado al intentar arreglar la luz de su casa (13-07-1924).

En 1928 se hizo una inversión eléctrica de 120.000 pesetas; y en 1936 se sustituyó la turbina por una mayor. El crecimiento fue muy lento. La electricidad en las casas siguió siendo escasa hasta 1950, al menos. Se usaban lámparas de aceite y de carburo. Sólo en fecha cercana a 1965 se instaló una nueva central al comienzo del Río Nuevo, con la que se regularizó la electricidad en las casas.

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