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martes, 28 de abril de 2020

TRABAJADORES: UGT, JOSE BELLO Y FELIPE ORDÓÑEZ



Continuando con la revisión del semanario Trabajadores, desde los años 1933 a 1935, y referido a Mendavia, he encontrado algunos artículos más, del mayor interés. Los presento en torno a dos mendavieses: José Bello y Felipe Ordónez.
  • JOSÉ BELLO

El 26-5-33 aparece este escrito, publicado por republicanos de Viana, que acudieron al Cementerio de Mendavia en el primer aniversario del asesinato del telegrafista mendaviés José Bello. Es un escrito emotivo, afectuoso y, a la vez, combativo. Aquí lo presento íntegro:

Desde Viana. A la memoria de nuestro mártir inolvidable.
Publicamos a continuación estas emotivas cuartillas leídas en el Cementerio de Mendavia, el día primero de mayo, a donde fueron los camaradas de Viana a recordar uno más de los viles asesinatos carlistas. ¡Hermosa manera de celebrar la Fiesta del Trabajo!
Aquí nos tienes de nuevo, amigo Bello, camarada inolvidable… Ante tus restos corren de nuevo nuestras lágrimas entre flores… ¡Tu voz ya no nos alienta cariñosa!… ¡Tu gesto enérgico y valiente no nos puede confortar ya en nuestra diaria lucha con la caverna milenaria!... ¡Tus frases entusiastas y tus cálidas palabras no nos animan ya!... Te fuiste...
Tu recuerdo, tu ejemplo, tu heroísmo, tu espíritu humano y bondadoso, tu alma reciamente templada, esto no se fue… Quedó en nuestros corazones grabado a fuego. Esto que de ti nos queda es una fuente de donde nos brotan alientos que nos impiden desfallecer en nuestras duras luchas.
¡Qué admirable fue tu visión del mundo! ¡Qué grande tu muerte! Habías elegido la senda más espinosa. Viste la Humanidad dividida en dos frentes: a un lado los pobres, los desheredados, los que han de conquistar minuto a minuto su pan y el de sus hijos; al otro los que todo lo poseen, los que nacen rodeados del lujo y la abundancia, los que no se contentan con vivir del esfuerzo del paria, sino que, además, quieren su conciencia íntima, su opinión, su voto, su dignidad personal.
Tu alma generosa no vaciló. -Con los pobres me voy-, dijiste. Sin miras personales ni ambiciosas, emprendiste el camino de los héroes. Entraste decidido en la lucha por un ideal elevado y decidido. Con la palabra, con el ejemplo, con la vida, nos trazaste el rumbo. Un espíritu selecto como el tuyo no admitía medias tintas. Te colocaste el primero en la brecha y en ella -tristes de nosotros-, te perdimos. Pobres y desheredados fueron los que te dieron triste fin. Por ellos habías trabajado… No reparemos en ellos… Tu gran corazón los perdonó. En realidad, no fueron ellos… Moriste a manos de la reacción vencida.
Tu nombre aumentado la lista de los mártires de la LIBERTAD. No te olvidamos los socialistas y republicanos de Viana. No te olvidaremos jamás. Este triste cementerio será nuestro lugar de peregrinación anual. Tu nombre permanecerá eterno en nuestros corazones. Recibe, tú que estás bajo la fría tierra, la tibia caricia de estas flores y escucha nuestro acento lleno de entusiasmo al reafirmarnos en los ideales que tú nos predicaste.
¡¡Arriba los pobres del mundo!! ¡¡¡Viva la Unión General de Trabajadores!!! ¡¡¡Viva la República!!!

En una nota del Semanario Trabajadores, de 23-6-1933, se recuerda la causa por este “crimen de Viana”, en espera de justicia, después de un año de ocurridos los hechos.

En el libro Esta es otra Historia se recogió lo sucedido con José Bello el año anterior:

El 22 de junio de 1932 en Viana, José Bello García, un telegrafista y militante del PSOE de Mendavia es acorralado al salir del trabajo por un grupo de carlistas (de Comunión Tradicionalista, jaimistas). El Sindicato de Telégrafos escribe una nota de solidaridad con su telegrafista (Libertad, Madrid 1-7-32), en la que explican su versión de los hechos. Allí apuntan que ya había recibido amenazas anteriormente, y que al salir del trabajo iba paseando con un amigo, cuando los apedrearon a los gritos de Viva Cristo Rey. Lo apuñalan en el pecho, resultando gravemente herido, e intentan arrojarlo por la muralla. El amigo lo puedo recoger y salir con él perseguido con nuevas pedradas. Denuncian a un médico de apellido Pons que no quiso auxiliar al herido. Por este hecho son detenidos el alcalde de Viana y 22 sujetos más. Felipe Ruiz es acusado de asesinato, pero al poco tiempo todos son excarcelados. Tras unos días hospitalizado de gravedad, José Bello fallece en Viana el día 30. Su cadáver es conducido el 1 de julio, desde Viana al cementerio de Mendavia, y la izquierda navarra realiza actos de duelo. Un año después, el 12 de agosto de 1933, se realizan actos de repudio ante el Gobierno Civil contra esta injusticia.

La noticia se publicó también en el Diario de Navarra (30-6-1932). En los Archivos Nacionales se conserva carta del fiscal general de la República dirigida a Carlos Esplá, remitiendo otra del teniente fiscal de la Audiencia de Pamplona, que a su vez remite una copia del veredicto contra Felipe Ruiz Martínez y otros acusados, con motivo de la muerte del socialista José Bello y conflictos entre partidos políticos locales de Viana (Navarra).

El contexto social y organizativo inmediato en el que esto ocurrió se detalla también en el libro citado:

Los terratenientes se oponen a la Ley de Reforma Agraria de junio de 1932, de modo que no puedo ponerse por obra. El desamparo social del jornalero era creciente. El asesinato del telegrafista José Bello en Viana, en este mismo mes, encontró a los sindicatos unidos. Carteles de “Guerra a la guerra”, “Amnistía” (para los detenidos de febrero) y “Viva el Frente Único” son portados unitariamente en las marchas de repudio.

José Ramón Rafael Bello García, había nacido en Mendavia el 31-8-1895, y era hijo de José y María; y nieto de Bartolomé, Petra Pérula, Ignacio y Perfecta Marquínez (Registro de nacimientos, Lib. 16 fol. 15). Era telegrafista, trabajaba en Viana y era miembro de la UGT. Estaba casado con doña María Bermejillo; y era su hermana materna, la maestra doña Rafaela Álvarez de Eulate García.
La maestra Rafaela Alvarez de Eulate García, una vez consumado el golpe de Estado de julio de 1936, sufrió suspensión indefinida de empleo y sueldo, y algún testimonio señala que hasta le cortaron el pelo. Registraron su casa con frecuencia. Su vecina Manuela Marquínez recogía a sus nietos cuando requisaban su vivienda. Un testimonio señala: “Una mujer falangista registraba su casa porque decía que tenía una pistola”. La vecina Manuela cuidada a María, la madre de la maestra, que estaba paralítica, y a quien habían preferido ahorrarle el dolor de saber que habían matado a su hijo, ya hacía cuatro años. Más tarde, Doña Rafaela fue incorporada de nuevo como maestra y siguió en el pueblo. Allí honraron con su nombre al Centro de Educación Infantil de Mendavia.
Un primo materno de ambos, Pedro García Mangado, fue alistado en el Tercio y resultó muerto en batalla, en el Levante, el 26/05/1938. Pedro había nacido en Mendavia el 08/10/1911, y era hijo de Servando (cantinero) y Gumersinda (Lazagurría), y nieto de Ignacio, María Marquínez, Francisco y Agustina Mayayo. Vivía en la calle Primicias.

Como apéndice de este apartado, dedicado a José Bello, traigo a cuento un asunto que pudo haber sucedido en la cantina de su tío Servando (¿o tal vez en la de Verano?). La cantina de Servando es mencionada en el libro Esta es otra Historia, con ocasión de una pelea política del año 1935.
En abril de 1935 ocurre un enfrentamiento en Mendavia, en la entrada de una taberna, entre falangistas y socialistas-ugetistas. El vecino Germán Hernández fue herido grave (se recuperó a los 12 días). José Verano Campos, Fulgencio Elvira, Dionisio Salcedo Sádaba, Julián Angulo, Severiano Mateo, Pedro Ursúa, Leocadio Sádaba y Luis Sainz, entre otros, fueron detenidos y enviados a la cárcel de Estella.
Así lo reseña el diario La Independencia, de Almería (25-4-1935): “En el pueblo de Mendavia se originó una sangrienta colisión entre un grupo fascista y otro socialista”. La Voz de Aragón (25-4-1935) detalla lo sucedido: “se trasladaron más efectivos de la guardia civil al pueblo y registraron casas; un herido grave, Germán Hernández, socialista, fue trasladado al hospital de Pamplona”. Se intentaban aclarar los hechos, dos meses más tarde, en El Pensamiento Navarro (20-6-35) al dar informe de la Audiencia en tribunales: Todo comenzó con gritos de “Viva el Fascio” y “Abajo Lerroux”. Lorenzo Lecea Sancho gritó “Abajo el Fascio” en la cuesta del Portillo. Anacleto González Verano y Pablo Leza Verano efectuaron disparos sin licencia. Julián Sainz Jalón y José María Jalón entraron con pistolas en la taberna de Servando García, en La Plaza (Julián y Pablo habían sido detenidos con armas, dos años antes, en un mitin de Lodosa). Otros que intervinieron, según la información de la prensa, fueron: Cesáreo Salmantino, Bonifacio Verano, Victoriano Sádaba, Segundo Martínez, Fulgencio Elvira, Bernardino Romeo. En junio (16) se ve la causa contra once de estos mendavieses. Se les acusa de desorden público y posesión de arma de fuego. Son abogados defensores Borja, Goñi y Moreno. Declaran 52 testigos. Todos los acusados fueron liberados (Diario de Navarra, 23 y 24-4-35; 16 y 20 del 6-35).  

Un nuevo artículo, del semanario Trabajadores, del 28-4-1935, agrega unas notas, desde la perspectiva de la UGT. Lo presento pues añade elementos de interés, y permite equilibrar las visiones. La cantina y el lugar diferentes, la presencia de una mujer, el papel de la guardia civil y de las autoridades locales… son datos que ofrezco, en contraste, para que el lector saque sus conclusiones, que serán aproximativas, dada la variación entre las fuentes.

En Mendavia se lían a tiros con un grupo de pacíficos ciudadanos.
En la noche del 22 del actual, alrededor de las ocho y media de la noche un grupo de fascistas irrumpió en local taberna que el señor Verano tiene establecida en la calle de la Carrera, en actitud nada pacífica dando vivas al fascio que fueron contrarrestados con “abajo” y vivas a la República. Apaciguado este incidente con la presencia de una pareja de la guardia civil retirándose los fascistas, no tardando en reaparecer un número mucho mayor y ya en dicha calle de la Carrera y en actitud retadora volvieron a pronunciar los vivas al fascio que, como es natural, fueron otra vez contrarrestados por los elementos de izquierda con estentóreos vivas a la República.
Inopinadamente surge el primer disparo del grupo fascistas, que no estaban en grupo precisamente, sino que estaban, estratégicamente diseminados y como respondiendo a una señal convenida, se repiten éstos hasta más de veinte, uno de los cuales fue a herir al vecino Germán Hernández que a la sazón se encontraba entre los clientes de la citada taberna y que presenta una herida de bala en el costado derecho teniendo que ser, dada la gravedad de la herida, trasladado al Hospital provincial.
Mezclados con los elementos fascistas y dando y contestando ruidosos vivas al fascio y a Primo de Rivera se encontraban los vecinos siguientes: un guarda jurado de entidad particular, rifle en mano; un teniente de alcalde, pistola en mano; un concejal, ídem; el señor juez municipal, ídem. y algún otro elemento que, dada su representación, no tenían otra misión que la de apaciguar los ánimos y, sin embargo, no fue así, como se demostrará en su día donde corresponda. No obstante citaremos el siguiente caso: Cuando mayor era la algarabía de gritos, una muchacha irritada ante tal espectáculo contestó con voz vibrante con un viva la República y rápidamente el juez municipal, pistola en mano, se atrevió a intimidar a la muchacha, amenazándola primero y ordenándola después que subiría a la cárcel; y la muchacha, protestando ante dicha autoridad de los gritos fascistas y de su impunismo, creyó prudente hacer caso omiso de una autoridad que ella misma se desautorizada y continuó dando vivas a la República.
Estos son los hechos tal y como han sucedido, habiendo otros muchos detalles que, aun teniendo sumo interés, no alteran la forma de los citados hechos.
El epílogo es el siguiente: Doce detenciones, de las cuales once son de elementos de izquierda y uno de derecha, (once detenidos de la parte atacada y uno de la parte atacante: Algo así como “uno es el herido y otro se pone la venda”). Todo esto hasta el momento en que hacemos esta información. Y un herido de gravedad, qué es lo que más se debe lamentar.
Interesa hacer constar para dar más fuerza de veracidad, si cabe, a los citados hechos, que desde el alcalde hasta el último concejal, pasando por el juez y el guarda jurado, y la mayoría de los dependientes municipales conviven juntos en un mismo centro político social, donde se incuban estos intentos de asesinato en masa, y cuyo centro con los nombres varios de arrendatarios de la Tierra, obreros de la tierra, propietarios de no sé qué, Falange Española, J.A.P., etc, etc, recoge en su hueco, muy hermanados, a todos los elementos derechistas y antirrepublicanos.
Al comentar este suceso la prensa local ha endurecido. Contrasta la actitud de “El pensa” en esta ocasión con la que observó cuando lo de Berbinzana, todo lo tendremos presente; ahora no podemos entretenernos en ladrar, tenemos que ocupar nuestro tiempo en morder.
A nuestros camaradas y amigos le decimos que no deben dejarse matar como conejos.

Del libro Esta es otra Historia puede recogerse la siguiente información complementaria:

Tras la destitución del alcalde Salcedo por la Gestora navarra (en el contexto de destitución de alcaldes de izquierda, y apresamiento de izquierdistas en el Fuerte San Cristóbal, en condiciones infrahumanas, a fínales del año 1934), fue nombrado alcalde Fermín Martínez de Luco. Lo cuenta así el Diario de Navarra (1-11-34), pro-derecha y pro-gestora: “han quedado sustituidos con elementos no solo capacitados por su dignidad y competencia, sino que además por sus condiciones especiales y por sus circunstancias, de ellos se puede esperar la colaboración que necesita el régimen”. Entonces se nombraron concejales a José Sagredo y Lacalle, entre otros. Y juez municipal a Julián Sainz Martínez. En 1936, tras el Golpe de Estado, de nuevo se impone un ayuntamiento, de derechas, con Fermín Martínez de Luco como alcalde. Entre los concejales estaban Perfecto Ripa, Teófilo Martínez (ambos tenientes de alcalde), José María López Jalón, Isidoro Ochoa y José Marquínez. En noviembre de 1936, José Sagredo pasa a ser alcalde, pues Fermín Martínez de Luco, militar de carrera, es convocado al Frente; en diciembre, Sagredo es sustiuido por Cirilo Fernández de Piérola; en mayo de 1941 asume la alcaldía José Ochoa Sainz; en 1942, Esteban Hermosa de Mendoza; en 1943, de nuevo José Sagredo; y en 1944, Perfecto Ripa. La inestabilidad de los alcaldes fue un hecho.  


  •       FELIPE ORDÓÑEZ
Felipe Ordóñez González, fue un represaliado nacido en Mendavia el 22/10/1903. Era hijo de Gregorio y Josefa y nieto de Manuel, Benita Cenzano, Saturnino y Tomasa García. Vivía en la Calle Jazmines. Estaba casado con Sofía Jalón Elvira, y tenía dos hijos: Terencio y Eleodora. Era labrador. Tocaba como músico en las fiestas del pueblo y en las de los alrededores. Pertenecía a la Banda de Mendavia. Era miembro de la UGT. En 1935, cuando se renueva asociación ugetista, Mendavia tiene 190 afiliados. Su local está en la C/A. Echevarría. La preside Bonifacio Ángulo y el secretario es Felipe Ordóñez. 
Por Mendavia, y junto a Jesús Pastor, Felipe participó en el Tercer Congreso de Campesinos de Navarra, de la UGT, que se realizó los días 19 y 20 de abril de 1936. En las conclusiones se refieren a las bolsas de trabajo, rescate de corralizas, cooperativas y arrendamientos (semanario Trabajadores). Ese mismo mes de abril, diez días antes, había muerto una hija de Felipe. Fue detenido tras el golpe de Estado, encarcelado en Mendavia, y sacado de la cárcel el 29 de julio de 1936, en un grupo de seis mendavieses. En terreno de Armañanzas fueron fusilados y enterrados. En 1979 fueron exhumados sus restos y llevados al cementerio de Mendavia. Algunas fuentes:Mendavia: fol. nac. 19, 13 fol. def. 26, 370.
http://memoria-oroimena.unavarra.es/es/ficha/3017/. 

De las relaciones familiares de Felipe rescatamos las siguientes. Caya y Antonio Ordóñez Romero eran primos carnales de Felipe, nietos todos de Manuel Ordóñez. Dámaso Alonso Pavía, represaliado, con familia “Alonso” en Mendavia, nacido en Cárcar en 1903, obrero azucarero, estaba casado con Caya Ordóñez Romero, de Mendavia, y tenían cuatro hijos. El 4 de septiembre de 1936 fue sacado a fusilar en Marcilla, donde residía. Un hermano de Caya, Antonio Ordóñez Romero, con 36 años, fue enrolado en el Tercio de Sanjurjo, resultando Impedido a causa de herida de guerra, el 21-10-36. Tras haber sido herido, fue ingresado en el Hospital de Zaragoza. Caya y Antonio eran hijos de Pablo Ordóñez y Tomasa Romero, nietos de Faustino Romero y Romana Chasco, Manuel Ordóñez y Benita Cenzano.

Felipe también era primo carnal de Víctor, Rufina y Julián Martínez Ordóñez. Víctor Martínez Ordóñez, hermano de Rufina (cuñado de Bruno, otro represaliado), nació en Mendavia el 21-05-12. Era soltero, hijo de Román Martínez Ocáriz y Aniceta Ordóñez Cenzano. Jornalero y miembro de la CNT. Testimonios orales señalan que fue fusilado en las cercanías de Mendavia por una partida del mismo pueblo, en los días inmediatos al Golpe de Estado. Julián Martínez Ordóñez, otro hermano de Víctor y Rufina, como parte de la represión sufrida al término de la guerra, fue detenido por pescar, informa el Diario de Navarra, de fecha 16-8-39.

Una faceta no descubierta anteriormente por mí, de Felipe Ordóñez, es la de escritor, pues se corresponde perfectamente con el pseudónimo Epilef, con que firma el corresponsal por Mendavia en el semanario de la UGT de Navarra: Trabajadores.  Tenemos, al menos, cinco textos de él: uno con firma propia, y cuatro con el pseudónimo Epilef, distribuidos así en el tiempo: uno de 1933, uno de 1934, y tres de 1936.

El 28-7-1933 firma Epilef una crónica de las Asambleas de Sindicato de Riego de Mendavia, en la que levanta su voz crítica contra la corrupción dentro del Sindicato. El texto dice:

Mendavia. Sindicato de riego.
La administración catastrófica del Sindicato de riegos y sus medidas preventivas para celebrar las asambleas
El Sindicato de Riegos de esta villa ha celebrado últimamente dos asambleas generales para tratar en ellas del aumento de los salarios a sus empleados de la Electra y del aumento de la cuota del fluido eléctrico servido al vecindario.
Inútil será decir que los mangoneadores de la administración de dicho Sindicato son todos gente reaccionaria, que, acostumbrados a hacer siempre lo que les venía en gana, quisieron hacer imperar en dichas reuniones, mediante artimañadas manifestaciones, su predominio anterior. Plan frustrado. Asunto tan importante como la administración del Regadío ha pesado hasta ahora muy poco en la mente de los pequeños partícipes; pero hoy ya es otra cosa. El pueblo defraudado se destapa la venda y acude a las asambleas a exigir claridad en administración.
Largas fueron las sesiones. Sin embargo, nada se habló de más. Es más: eran tantas las cosas “dulces” que había que decirles a los “cotarristas”, que aún se quedó alguna sin ser pronunciada. ¿Y ellos? ¡Qué candidez! ¡Qué inocencia! Nadie sabía nada de nada. Pero la manta no aparecía. Es decir: sí, apareció. Ellos se encargaron de que apareciera. Como todos tenían parte en ella, ninguno quería cargársela íntegra; y de ahí el que apareciera. En fin, se les hizo ver que el tiempo de las marañas pasó a la historia, y que el pueblo defraudado sólo quiere diafanidad en la administración de una Comunidad que dispone de medios para encontrarse en envidiable estado económico y que, para vergüenza (si la tienen) de sus hasta hoy administradores, soporta en esta fecha un débito de ¡medio millón! de pesetas en números redondos. ¡¡Catorce duros diarios de réditos!! ¡Qué vergüenza!
Se me olvidaba un pequeño detalle digno de mención. En ambas reuniones, se hicieron acto de presencia dos parejas de la guardia civil. ¿Quién las requirió? Nosotros (los defraudados) no. El alcalde, tampoco. Ellos no irían de su gusto. Luego fueron requeridos por ellos, por los directivos. ¿Para qué? Para evitar un posible escándalo de más o menos graves consecuencias que pudieran promover los asistentes novatos. Pero fueron por lana y salieron trasquilados. Por nuestra parte, en cuanto vimos la fuerza pública dijimos: mejor, así podremos discutir con estos cerriles, Y, en efecto, así fue. Ordenadamente, por parte de los supuestos perturbadores, no así por parte de los pacifistas con fusil en retaguardia, que a veces berreaban frases impertinentes, se llevaron a cabo las discusiones, en las que en cada asunto a tratar había deberse la turbiedad de la mano administrativa.
En fin, que los guardias tuvieron motivos para creer que, efectivamente, allí hacían falta. Y, además, por si no lo sabían, pudieron ver qué clase de gente eran sus “molestadores” (nos consta que los guardias se impacientaban notoriamente al ver que transcurrían las horas y… quietos allí), y que, de más a menos, entre March* y ellos no hay diferencia.
¡Ah, si hubiesen tenido la conciencia tranquila, consecuencia del deber cumplido, no hubieran requerido a la fuerza pública; pero como sabían sobradamente que el pueblo iba a exigirles explicaciones de su turbia conducta, temieron algo de poco agrado y obraron de tal forma! Peor para ellos: quizá así apareció la manta.

Recordamos del libro Esta es otra historia, que en agosto de 1935 el Presidente del Sindicato es Eduardo Sagredo, y el secretario, Gregorio Ruiz. Diputados, alcaldes y propietarios son en Mendavia quienes están al frente del Sindicato. La Cámara Agrícola de los Sindicatos y Asociaciones Agrícolas de Navarra recoge fondos, desde los ayuntamientos de la derecha, para su movilización. El Ayuntamiento de Mendavia aporta 100 ptas. (Diario de Navarra, 28-11-34). 

[*Se refiere a Juan March. Fue detenido, siendo acusado de contrabando. Los libros de cuentas de March ardieron misteriosamente en Margalida. En 1933 estaba preso. Se fugó sobornando a los carceleros, y fue uno de los principales financieros de la sublevación de 1936.]

Casi un año después, el 11-5-1934, Epilef realiza una reseña de lo acontecido el primero de mayo de ese año, entre cuyas acciones estuvo la de brindar homenaje al telegrafista asesinado, José Bello, al que me he referido con anterioridad.

Mendavia. Primero de mayo.
La fiesta del Trabajo, en esta localidad, ha transcurrido, como en años anteriores, normalmente. El agua que cayó durante todo el día restó brillantez, pero no entusiasmo. Los camaradas de Viana enviaron una nutrida comisión de compañeras y compañeros que traían la misión de visitar la tumba del infortunado camarada José Bello y dedicarle un sentido recuerdo.
Celebróse una manifestación, previamente autorizada, integrada por elementos UGT y de la CNT con sus respectivas banderas. Se enarbolaron carteles muy expresivos tales como: “Antes que fascismo, dictadura roja”, “¡Queremos amnistía para todos los presos!”, “¡Abajo el cacique!”, “¡Guerra a la guerra!”, “Viva el Frente Único y la Revolución Social”, etc., y también se dieron vivas y mueras aún más significativos. En fin, derroche de entusiasmo, patentizándose la firme resolución de la clase trabajadora revolucionaria de esta villa de oponerse, por todos los medios, al triunfo del fascismo. ¡Viva el frente antifascista!

Ya me referí a sus tres textos de 1936, en una entrada anterior de este blog: el 11 de abril para expresar gratitud por la solidaridad ante la muerte de su hija; el 9 de mayo, haciendo crónica de las manifestaciones de la Fiesta del Trabajador, con entierro civil incluido, y denuncia de un apagón provocado por la derecha; y el 13 de junio para denunciar la injusta condena que sufrió el Alcalde.

Estos textos, su rol de delegado que fue en Pamplona y Secretario de la UGT, junto a su pertenencia a la Banda de música del pueblo, nos lo hacen ver como un hombre cultivado. Su compromiso político con las luchas campesinas, por mayor transparencia (en el Sindicato de Riego), por la vía pacífica, pero con la palabra verdadera y combativa, de acuerdo a sus ideales, expresada en textos contundentes, y su liderazgo dentro del partido socialista mendaviés, en los difíciles tiempos de 1935 y 1936, lo hicieron “blanco” oportuno para los falangistas y grupos económicos de poder en el pueblo, tras el Golpe de Estado. Una semana después del golpe, acabaron con su vida, sin ningún tipo de juicio.

Su memoria no pudieron arrebatarla.

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