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viernes, 26 de febrero de 2016

ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN NAVARRA Y MENDAVIA (1900-1936) (5)

Industrias agroalimentarias

La industria alimentaria suponía en 1900 el 76,1 por ciento del total de la industria navarra, según una estimación fundada en los capitales imponibles de la fiscalidad navarra (Lozano Elizari, 1992), en su inmensa mayoría se componía de molinos harineros y de trujales de aceite, constando también fábricas de chocolate, de gaseosas, de pastas de sopa y de regaliz (Los Huertos Centenarios, 1992). Respecto al sector conservero, fundamentado en el envasado de tomate y pimiento y ubicado también en la mitad sur, ya en 1900 Navarra era la segunda provincia en número de instalaciones, aumentando su número en un 50 por ciento para 1930.
La industria conservera, surgida a mitad del siglo XIX, localizaba en el Eje del Valle del Ebro en 1900 más de la mitad de los establecimientos censados en España (154): de ellos 49 en La Rioja (43 en Calahorra) y 28 en Navarra. El censo español se multiplicó por tres en 1930 y se redujo a algo menos del tercio el peso conservero del Valle Medio del Ebro en contraste con el nuevo protagonismo murciano (97 fábricas), aunque la industria riojano-navarra consiguió un superior nivel de mecanización en sus instalaciones.
De este desarrollo industrial agroalimentario interesa el origen de la empresa Conservas J. Vela. Fundada en 1892 en Lodosa (Navarra), se trasladó a Mendavia en la década de los 30. Fue D. Ramón Vela quien comenzó a asar pimientos en horno de leña y embotarlos de forma artesanal. Fueron las primeras conservas.
La crisis de la filoxera prolongó la crisis del sector vitivinícola hasta los días de la Gran Guerra, localizándose especialmente su reconstrucción en La Rioja, gracias a fuertes inversiones en importantes sociedades bodegueras (22 en 1930), productoras de vino de calidad. Estas ramas agroalimentarias protagonizan la expansión de la nueva base exportadora del Valle Medio del Ebro durante el primer tercio del siglo XX.
Hacia la década de 1930 se había producido una significativa difusión de las maquinas segadoras y trilladoras, aunado a un crecimiento agrario intensivo y aumento de la productividad, que contribuyó a impulsar un nuevo proceso de industrialización en el Valle Medio del Ebro, basado en la agroindustria, promovido fundamentalmente por el capital de los propietarios locales, y apoyado en la fuerza de la mano de obra proletaria y el surgimiento de nuevas fuentes energéticas vinculadas a la segunda revolución industrial (en especial, la electricidad). Este nuevo proceso de industrialización estuvo protagonizado por la industria alimentaria, con los productos tradicionales (harinas, conservas vegetales, vino...) y los nuevos productos: azúcar y alcoholes. Destaca el protagonismo del nuevo complejo remolachero-azucarero-alcoholero, en un contexto de sustitución del azúcar antillano tras la guerra de Cuba, muy concentrado en el Valle Medio del Ebro (VME) y en la provincia de Zaragoza: en 1930 contaba con 9 fábricas azucareras (5 de alcoholeras), de ellas cuatro (y tres alcoholeras) localizadas en la capital.

Peso ramas alimentarias en VME en torno a 1930 (España=100)

Navarra   La Rioja Zaragoza                 Total
Harina                           4,4          0,9          4,8                          10,1
Azúcar                           8,0          6,4          31,0                       45,4
Alcohol neutro              3,8         —          39,5                       43,4
Conservas vegetales  9,3          19,5        2,8                          31,6

Entre las tres provincias de Navarra, La Rioja y Zaragoza producen casi de la mitad de azúcar y alcohol neutro de España, y casi la tercera parte de las conservas vegetales.
El cuadro que sigue permite analizar el tráfico comercial de estas provincias a través de ferrocarriles del Norte. De Navarra el saldo es positivo, sale más de lo que llega, excepto en comestibles netos. Es importante observar el saldo negativo en el rubro remolacha en Zaragoza, pues allí llega mucho del gran saldo positivo de Navarra y La Rioja. Nótense también los saldos notablemente positivos en Navarra en los rubros de cereales, harina, forrajes y azúcares, en este orden.



Al amparo de la Ley General de Ferrocarriles de 1855, entre 1859 y 1861 se construía el tramo Pamplona-Castejón, prolongado hasta Alsasua entre 1862 y 1865, empalmando con la línea del valle del Ebro que ligaba Bilbao y Zaragoza y la línea Madrid-Irún. En una tercera fase, entre 1880 y 1900, se construyeron, sobre todo en la Ribera, redes comarcales de caminos que enlazaban los pueblos con el ferrocarril, llegándose en 1909 a los 2.000 kilómetros construidos y en 1925 a los 2.350 y siendo Navarra en términos relativos la provincia con más kilómetros de vías asfaltadas (García Zúñiga, 1994).
La Compañía de Ferrocarriles del Norte fue la principal vía de comercialización para Mendavia. A su paso por Mendavia, el tren recogía del pueblo cereales, forrajes y remolachas con destino a Aragón y Rioja.
Con motivo de la Ley de Alcoholes (1904) y los nuevos impuestos aprobados, las protestas en la región se sucedieron sin cesar. Cuando las autoridades intentaban cobrarlos, varios pueblos de Aragón, Navarra y Rioja se amotinaron. Por el interés en el asunto, el 24 de mayo 1905 una comisión de Mendavia participó en una Asamblea de Logroño contra dicha Ley de alcoholes.
La riqueza industrial reflejada en los catastros de San Adrián de 1896-1899 hace referencia a la existencia de un molino harinero, dos tiendas de quincalla, cinco calderas de aguardiente con una capacidad total de 1.765 litros, y tres fábricas de conservas vegetales con un capital imponible de 1.077 pesetas. Puede dar alguna idea de la riqueza industrial de un pueblo similar a Mendavia.

La hidroelectricidad en Navarra y Mendavia

Desde la creación de la primera sociedad de electricidad en Navarra, “Ortigosa y Compañía” en 1889, hasta el año 1915, el número de empresas de electricidad creadas significó, aproximadamente, entre un 11% y 23% del total de las sociedades fundadas en Navarra. A partir de esta fecha, salvo en el quinquenio 1926-1930, con un 12%, los porcentajes fueron perdiendo peso.
Quienes estudian los ciclos de la economía española asigna a los años 1898-1905, el desarrollo de los sectores azucarero, minero-metalúrgico, transporte marítimo, y los de empresas eléctricas y sociedades de servicios públicos. La hidroelectricidad corresponde al ciclo 1905-1914, con la construcción de saltos de agua y de embalses que no detuvo el ciclo 1914-1922 de la I Guerra Mundial.
Los últimos años del siglo XIX se crearon tres empresas de electricidad en la capital navarra, Pamplona: «Ortigosa y Compañía» (1889), «Sucesores de Pinaqui y Compañía» (1894), y «Conducción de Aguas Arteta» (1897) 7; una en Tudela, «Electricista Tudelana» (1893); dos en Estella, «Compañía Electricista de Estella» (1893) y «Electra Estellesa» (1897); una en Tafalla, «La Electra Industrial de Tafalla» (1898); y una en Lodosa, «Norias-Bombas de Lodosa» (1899). Además, el desarrollo del sector eléctrico se extendió, incluso, fuera de las fronteras de la provincia con la constitución en Navarra de «Electra Recajo» (1895) y «Palacios y Compañía» (1895), que realizaron la mayor parte de su actividad en la vecina provincia de Logroño.
Hasta el año 1905 habían sido creadas más de 30 sociedades eléctricas.




Las inversiones realizadas en el sector eléctrico navarro fueron muy relevantes, aunque de un modo irregular, durante los primeros veinticinco años de esta actividad dentro del conjunto de las inversiones realizadas en la constitución de sociedades navarras. Éstas se revelan, más que en el número de sociedades constituidas, en el capital invertido, ya que una característica común a las sociedades de electricidad fue ser intensivas en capital. Esto a su vez explica que la forma jurídica más utilizada en la su constitución fuera la de sociedad anónima, frente a las otras formas personalistas de asociación.
Los inicios del sector eléctrico en Navarra se centraron en el espíritu especulador de un grupo de «empresarios» que pretendieron monopolizar, no sin conflictos entre ellos, las demandas urbanas de alumbrado de las primeras localidades de la provincia. En el primer decenio del siglo se realizó un avance en la extensión del alumbrado de buena parte de la provincia a través de la reutilización de los abundantes molinos de la geografía navarra. Así llegó el alumbrado a Mendavia.
En 1900 abril se colocan postes para el alumbrado eléctrico en Mendavia. En noviembre se estaba haciendo la instalación del alumbrado; y en  diciembre se hizo la prueba de la luz eléctrica. En agosto de 1901 se autoriza a Mendavia para tomar del Ebro 13.500 litros de agua por segundo. El 21-05-1903 se inaugura en Mendavia un nuevo alumbrado eléctrico, desarrollado por el  ingeniero Azarola, con la firma de la sociedad Electra Acedo, de Los Arcos, que “inaugura” y “facilita” fluido eléctrico para alumbrado y fuerza motriz a varios pueblos, entre ellos Mendavia (10-05-1903). Dos años más tarde El Heraldo Alavés da noticia de una nueva inauguración de servicio de luz eléctrica en Mendavia (22-02-1905).
Y el diario La Rioja informa el  28 de abril de 1910 de un intento fallido de asignar un nuevo contrato de suministro eléctrico a Electra Ancín, indicando la Diputación que debía realizarse mediante subasta. Y este mismo diario informa, el 7 de febrero de 1912, sobre la instancia presentada  ante el gobierno navarro por Luis Belzunce, como socio autorizado de la Sociedad «Electra Mendavia» solicitando autorización para derivar veinte mil litros por segundo del Ebro, para producir energía para usos industriales, con una caída de 5 metros. Por decreto del gobernador civil de junio de 1913 se le autoriza para el aprovechamiento solicitado ampliando el salto a 10 metros. Así que Belzunce construyó la primera central eléctrica cerca de La Calera, y es la que llamaron Central Vieja. Se arrendó la luz pública a esta nueva sociedad. El proyecto tuvo inconvenientes. El 23 de octubre de 1914 se escribe en el diario La Rioja lo sucedido con la electrificación en Mendavia. La nueva Sociedad Electra Mendavia-Cárcar explica su versión en una carta. Habla de sus inicios en Cárcar, a partir de la Sociedad “Belzunce y Esparza”, con la central y salto de Cárcar, de su instalación en Calahorra, del incremento de su capital con el acuerdo en Mendavia, y de la apertura  de la central en Mendavia. Sigue la carta de la compañía explicando el problema habido con los obreros que construían la presa para el salto de esta central, y cómo se rompe el acuerdo de participación con ellos. De ese modo justifica la empresa en dicha carta que llegue poca luz al pueblo.
Debe agregarse que la empresa había reforzado la presa del río Nuevo, trayendo la piedra desde Imas con carros y galeras, por lo que una dificultad adicional fue que no había agua suficiente para el riego, pues se utilizaba en la central.
Como otra noticia, tal vez relacionada, se informa en la prensa que el día 20 de octubre de 1914 fue volada con dinamita la presa que suministra de agua al regadío y a la central. Esta Central, hoy abandonada, incluía “un edificio para vivienda; en los sótanos, la sala de máquinas y turbina; un depósito para agua en la parte trasera, que más tarde se desecó y servía de huerto; paradera y parrillas. Con suelo de madera, contaba con cocina, dos cuartos, aseo, una gran entrada y, adosado, un pequeño corral para los animales domésticos”.
Hay quien recuerda que la electricidad se trajo de Lodosa, a finales del siglo XIX. Muy al finales debió ser, pues sólo en 1897 se creó en Lodosa la Sociedad Electricista Calahorrana, y en 1899 la empresa Norias-Bombas de Lodosa, en Pamplona. Una parte de la electricidad del pueblo también se trajo en algún tiempo de Recajo (Electra Recajo fue creada en 1895). En 1919 se abre un concurso para la construcción de una nueva central y un molino. El término del salto es re-situado en Legarda.
La siguiente central se puso en funcionamiento en 1920. Se construyó en el lugar donde había un viejo molino propiedad del “tío Ratón”. Los centraleros eran la familia García, primero el padre y más tarde los hijos, Manuel Liberato y Julián García Baigorri. La central suministraba luz a Mendavia y Arrúbal (La Rioja). Cuando se cortaba la luz, los hombres de Arrúbal pasaban a caballo por un vado del Ebro, llegando sofocados a la central para preguntar qué pasaba (Sainz Albero, María Inés).
En la entreguerra (1922-1933), mientras que en España se acelera la electrificación, en Navarra se atenúa notablemente. En 1924 doce entidades se quejan ante el Gobierno de Logroño, entre ellas el Sindicato de Riego de Mendavia, pidiendo se cumpla la Ley de aguas. Esto se debe a la anormalidad en el caudal del Ebro a causa del embalse situado en Miranda de Ebro, que ha provocado un mal funcionamiento de la turbinas de la Nueva Electra. Ante la poca experiencia con la electricidad, el obrero Melitón González, de Mendavia, muere electrocutado al intentar arreglar la luz de su casa (13-07-1924).

En 1928 se hizo una inversión eléctrica de 120.000 pesetas; y en 1936 se sustituyó la turbina por una mayor. El crecimiento fue muy lento. La electricidad en las casas siguió siendo escasa hasta 1950, al menos. Se usaban lámparas de aceite y de carburo. Sólo en fecha cercana a 1965 se instaló una nueva central al comienzo del Río Nuevo, con la que se regularizó la electricidad en las casas.

viernes, 19 de febrero de 2016

ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN NAVARRA Y MENDAVIA (1900-1936) (4)

Ganadería en Navarra, Ribera estellesa y Mendavia

Las reglamentaciones del Antiguo Régimen protegían un sistema agrario basado en un equilibrio entre una agricultura limitada y una potente ganadería extensiva. Los favorables mercados exteriores de la lana y la capacidad de presión política de los intereses ganaderos (mestas) constituían las bases de ese equilibrio. Los hábitos tradicionales de la comunidad aldeana, como la dula, lo fortalecían e imponían fuertes trabas a la intensificación del cultivo. A comienzos del s. XIX la mayor parte de Navarra se hallaba inscrita en dicho modelo. La ganadería ovina trashumante y transterminante imponía la lógica extensiva en el uso del suelo de pasto. La ganadería de labor (bueyes, caballerías mayores y menores) dependía más de la hierba permanente de los sotos que del alimento de pesebre (cereal para pienso, forrajes, nabos, etc). La concesión del permiso de roturar debía ir precedida del señalamiento de pastos alternativos.
En la segunda mitad del siglo XVIII el crecimiento de la población, con su exigencia de grano para consumo, rompió este equilibrio. El reformismo liberal iba a heredar del ilustrado el fervor agrícola. La legislación decimonónica derribó todos aquellos obstáculos que protegían a la ganadería extensiva, aboliendo las mestas y ligallos y desterrando las servidumbres ganaderas que gravaban sobre la propiedad particular (acotamientos, cercados). El proceso roturador, de signo individualista, se aceleró ante la relativa indiferencia institucional, llegando a amenazar incluso a las vías de paso del ganado. La enajenación de amplios cotos de pasto (corralizas, ejidos, sotos, montes, etc) desde 1808 permitió la preservación de los intereses ganaderos, pero desde una óptica individualista. En el último tercio del siglo, lo que se llamó la “Gran Depresión” iba a golpear de nuevo los intereses pecuarios, forzando una reconversión del sector.
El divorcio entre agricultura y ganadería que tiene lugar en el siglo XIX obedeció en primer término a razones políticas, por las connotaciones anti-ganaderas de la reforma agraria liberal, pero fue ahondado por las expectativas de mercado en un siglo en que se estaba fraguando un marco cada vez más amplio de relaciones capitalistas en el campo. En ese contexto se inscribe la acción de los particulares: los grandes propietarios adquirentes de tierras en la desamortización y deseosos de ganancias rápidas, los labradores que veían en la rotura o en la plantación de viñas expectativas de ganancia o una válvula de escape ante el ahogo de las contribuciones o las caídas de precios y, por último, los jornaleros que veían en los roturos del comunal la salida al hambre y un resquicio para el acceso a la propiedad.

COMPOSICIÓN DE LA CABAÑA GANADERA
NAVARRA Y COMARCA ESTELLESA
Porcentaje sobre peso en vivo (Zona 2)
Datos en n° de cabezas (Navarra y Ribera Estellesa)


LANAR
CABRIO
VACUNO
CERDA
CERRIL
BOYAL
ASNAL
CABLS.
1818
Zona 2 %
41,3
2,8
13,6
0
10,7
6,2
18,2
7,2
1888
 Zona 2 %
24,1
3,3
9,6
4,6
12,1
4,7
29,2
12,5
INDICES DE EVOLUCION
56,7
113,1
68,0
-
110,7
74,2
169,5
155,4
1818- 
R Estella
23 .830
821
108
0
230
214
1.093
350
1888 –
R  Estella
11 .700
889
262
578
231
189
1.366
521
Total Navarra 1818
1.154.304
118.438
58.988
63.630
23.404
25.010
16.178
14.868
Total Navarra 1888
425.871
525.397
31.603
28.036
8.352
10.430
15.766
10.790

En el apartado de ganado cerril se incluyen potros, mulatos y yeguas de cría, es decir, los animales empleados en la reproducción de los medios de trabajo agrícola, de transporte y tiro. Por su misma naturaleza, este tipo de ganado no faltaría en las explotaciones de algunos labradores como un medio para asegurar autónomamente su viabilidad, pero es más segura su concentración en paradas orientadas hacia la venta en el mercado.
El ganado ovino trashumante es el que sufre una contracción más brutal. El buey había sido la fuerza de trabajo por excelencia de la mitad norte de Navarra, sin que faltara en el sur. Ayudaba a ello la abundancia de hierba fresca en esa región, el tipo de suelos que había de labrar y el mismo hábitat disperso que anulaba los inconvenientes de la lentitud del animal. El siglo XIX, debido a la ampliación de las distancias que suponen las roturas, contempla su abandono en favor de las caballerías mayores (mulas y caballos). La tendencia se prolongó durante la primera mitad del s. XX. Su mayor enemigo había sido la mula. El animal más parecido a una máquina: frugal, fuerte, resistente y rápido es idóneo para trabajar los suelos duros y distantes del sur de la provincia. Su único inconveniente es el hecho de no servir para la reproducción. El caballo de tiro y carga paliaba algunos de estos inconvenientes, aunque su alimentación exigía mayores atenciones y era más proclive al contagio de enfermedades. Uno y otro iban a ser los protagonistas del sostenimiento numérico de la cabaña de labor que, ante la fuerte disminución del ganado lanar, pasó a representar el 12% de la cabaña ganadera a fines de siglo, cuando a comienzos del mismo no llegaban a suponer el 6% .
Siguiendo esta evolución hasta 1930, puede observarse la tabla que sigue, en la que se muestra la participación porcentual (sobre peso en vivo) de la cabaña de renta y labor en el total ganadero en 1817, 1888 y 1930, en la zona 2 de Navarra.



1817
1888
1930
RENTA
LABOR
RENTA
LABOR
RENTA
LABOR
68,47
31,53
53,63
46,37
51,94
48,06
                                              
Considerando estos datos y la proporción aproximada de Mendavia como 1/2 de la Ribera Estellesa, se pueden inferir algunas informaciones aproximadas interesantes, sobre el porcentaje y número de cabaña ganadera en el pueblo, en torno a 1930. Véase la tabla.


LANAR
CABRIO
VACUNO
CERDA
CERRIL
BOYAL
ASNAL
CABLS.
1818-  R Estella
23 .830
821
108
0
230
214
1.093
350
Total Navarra 1818
1.154.304
118.438
58.988
63.630
23.404
25.010
16.178
14.868
% R Estella/ Navarra
2
0,7
0,2
0
1
0,9
6,8
2,4
1863
 (Mendavia-informe)
12.000
30
200
-
350
50
190
400
1888 –  R Estella
11 .700
889
262
578
231
189
1.366
521
Total Navarra 1888
425.871
525.397
31.603
28.036
8.352
10.430
15.766
10.790
% R Estella/ Navarra
2,7
0,2
0,8
2,1
2,9
1,9
8,6
4,7
Total Navarra 1933
708.490
64.270
61.570
79.890
23.190
-
14.050
27.580
Estimado R Estella 1933
19.120
129
490
1.680
610
-
1.204
1.297
Estimado Mendavia 1933
9.560
65
245
840
305
-
602
649

En Mendavia, habría en 1933, aproximadamente 9560 ovejas, 65 cabras, 245 vacas, 840 cerdos, 305 mulos, 602 burros y 649 caballos. Son datos algo imprecisos, a tenor de los que en 1863 aparecen en documentos de Mendavia, pero pueden dar una idea aproximada de su total ganadero. En particular, resalta la notable diferencia en cuanto a ganadería asnal y cabría en 1863, tan alejada de los datos para la Ribera estellesa (¿habrá un error en estos datos de los archivos de Mendavia que se divulgan en los textos de Inés Alvero Sainz?). Deberán ser mejorados con investigaciones pormenorizadas.
El movimiento comercial del ganado en Mendavia, a modo de muestra, puede apreciarse en algunas notas de prensa.
En el 1900 se reseña la renta de la carnicería, siendo alcalde Bernabé Valerio Sagredo. En 1903 se autoriza al ayuntamiento para arriendo de carnicerías (en mayo) y de diversos arbitrios (en diciembre). En los meses de marzo y abril, entre 1901 y 1903, Agueda de Mauleón anuncia arriendo de terreno en el coto de Imaz, de un soto de 2000 robadas para ganado bravo y lanar. En 1907 anuncia el arriendo de 7000 robadas de yerbas. Ese mismo año Francisco Mata, desde Pamplona, arrienda hierbas en el soto de Baldegón, mugante con Mendavia.
Una muestra de la actividad comercial con ganado son los anuncios en los diarios. En el mes de septiembre de 1903 Miguel Martínez de Luco anuncia la venta de 100 corderos: 60 primales y 40 ovejas viejas. En febrero de 1910 los criadores de ganado tienen abierta su Parada en Mendavia. Ese año se ofrecen en venta toros para las fiestas. Viene una comisión de Santo Domingo pero se va sin comprarlos. No les gustaron los toros de Mendavia. O tal vez fueran los precios…. Ese mismo año llegan a la dehesa de Mendavia los toros de la ganadería salamanquina de Carreros.
En 1914 Tomás Estella informa sobre venta de  vaca con ternero y leche de 15 días. En 1915 el ayuntamiento subasta hierbas para 2000 reses en temporada de verano. En 1920 Martín Elvira vende vaca holandesa de 6 a 7 años, en días de parir; Saturnino Ocáriz vende toro pinto, suizo, de 18 meses y Juan Lacalle vende 108 ovejas jóvenes, para criar. En 1922 la viuda de Marcos Sainz vende vaca suiza, y Gregorio Martínez vende un toro holandés. En 1924 Nicolás García vende yeguas de 9, 5 y 1 año, de pura raza.

Informaciones agro-económicas de Mendavia

En la prensa regional se hace publicidad, tal como a finales del siglo anterior, de las “alubias legítimas y escogidas de Mendavia” que se venden en la tienda de José Jiménez, en la cerería frente a la fuente de Santa Cecilia, en Pamplona, durante los meses de noviembre y diciembre de 1900 a 1903. Las alubias de Mendavia se seguirán anunciando –según ya se dijo- hasta 1916.
Entre 1905 y 1911, se anuncia (en el diario La Rioja y en El Eco de Navarra), el vivero de don Justo Úzqueda y Compañía en la villa de Mendavia. Venden vides americanas. Injertos de primera soldadura, inmejorables, a 1,50 pesetas la caja, en 1908. En 1909 anuncia vides americanas Gregorio Úzqueda. En 1907 Justo Urquiola anuncia Barbado sin injertar. Clases: Aramón nº1 , Mulviedro 3302,  Rupestris lot 3309, Riparia rupestris. Resistentes a la filoxera.
Entre enero y marzo de 1911 Manuel Romero, en Mendavia, pone en venta seis mil plantones de olivo de todas clases inmejorables de 2 y 3 años y de 3 y 4 hojas, a 0,75 ptas (diario La Rioja).
Según El Eco de Navarra, entre 1903-1907 los precios en Mendavia se comportan con estos márgenes: trigo: 5,25-6,25; cebada: 2,75-3,75; habas: 4-5,5; alubias: 11-13; avena: 3-3,50; centeno: 2,5-3,75; vino: 2,60-3,75; cordero, 1,5; oveja, 1,5 (pesetas el robo o el cántaro; la carne en kilos). Patatas: 1,50-2 la arroba. Jornal a seco: 1,25-4 (en otros pueblos hay jornal con vino, y jornal con la costa). En 1905 Manuel Martínez Sádaba anuncia venta de uvas de secano. En marzo de 1907 se vende aceite en Mendavia a 21 pesetas la arroba.
La situación laboral empeoró para los jornaleros hacia 1915, pues hay noticias del incremento del precio de trigo en Mendavia (a 7 ptas.) mientras los jornales se mantienen en 1,5 pesetas. Se incluye la venta de maíz, anisado, cerdo, tártaros, tartratos y heces de vino.
En julio de 1902 había caído una fuerte piedra. En abril de 1903 la existencia de vino en Mendavia era de 20.000 cántaros. El clima se comporta así: Sequía en los primeros meses. Destrozos en viñas y árboles frutales por heladas. Buena lluvias para la tierra. Buen estado y calidad de las mieses. En 1904 hay buena cosecha de uva. Vino para el pueblo y venta uva. Se producen los 20.000 robos de alubias previstas.
La Sociedad fabril de Lodosa recolecta una gran cosecha de patatas en octubre de 1912 y a ella se le encarga la recolección de 5.000 robos de maíz en la granja de Imas.
Con la organización de los Centros Obreros algo cambiará. Aparece en prensa cómo el Centro Obrero de Fuenmayor, cercano a Mendavia, logra establecer a 8,25 el jornal del campo, y a 20,50 la siega de la fanega de tierra. Trabajan en colectivo. Acuerdan con los propietarios el cobro de cada máquina segadora, que se establece a 1 peseta por fanega. Así estaban las cosas antes del comienzo de la dictadura de Primo de Rivera.

En la segunda y tercera década del siglo se incrementa la producción de remolacha azucarera, según se ha visto. En febrero de 1925 se habla en la prensa de un rendimiento de un millón de pesetas en la remolacha de Mendavia. La producción de uva también se incrementa. Gil Valerio anuncia en 1921 venta de 7.000 barbados.