Industrias agroalimentarias
La industria alimentaria suponía en 1900
el 76,1 por ciento del total de la industria navarra, según una estimación
fundada en los capitales imponibles de la fiscalidad navarra (Lozano Elizari,
1992), en su inmensa mayoría se componía de molinos harineros y de trujales de
aceite, constando también fábricas de chocolate, de gaseosas, de pastas de sopa
y de regaliz (Los Huertos Centenarios, 1992). Respecto al sector conservero,
fundamentado en el envasado de tomate y pimiento y ubicado también en la mitad
sur, ya en 1900 Navarra era la segunda provincia en número de instalaciones,
aumentando su número en un 50 por ciento para 1930.
La industria conservera, surgida a mitad
del siglo XIX, localizaba en el Eje del Valle del Ebro en 1900 más de la mitad
de los establecimientos censados en España (154): de ellos 49 en La Rioja (43
en Calahorra) y 28 en Navarra. El censo español se multiplicó por tres en 1930
y se redujo a algo menos del tercio el peso conservero del Valle Medio del Ebro
en contraste con el nuevo protagonismo murciano (97 fábricas), aunque la
industria riojano-navarra consiguió un superior nivel de mecanización en sus
instalaciones.
De este desarrollo industrial
agroalimentario interesa el origen de la empresa Conservas J. Vela. Fundada en
1892 en Lodosa (Navarra), se trasladó a Mendavia en la década de los 30. Fue D.
Ramón Vela quien comenzó a asar pimientos en horno de leña y embotarlos de
forma artesanal. Fueron las primeras conservas.
La crisis de la filoxera prolongó la
crisis del sector vitivinícola hasta los días de la Gran Guerra, localizándose
especialmente su reconstrucción en La Rioja, gracias a fuertes inversiones en
importantes sociedades bodegueras (22 en 1930), productoras de vino de calidad.
Estas ramas agroalimentarias protagonizan la expansión de la nueva base
exportadora del Valle Medio del Ebro durante el primer tercio del siglo XX.
Hacia la década de 1930 se había
producido una significativa difusión de las maquinas segadoras y trilladoras,
aunado a un crecimiento agrario intensivo y aumento de la productividad, que
contribuyó a impulsar un nuevo proceso de industrialización en el Valle Medio
del Ebro, basado en la agroindustria, promovido fundamentalmente por el capital
de los propietarios locales, y apoyado en la fuerza de la mano de obra
proletaria y el surgimiento de nuevas fuentes energéticas vinculadas a la
segunda revolución industrial (en especial, la electricidad). Este nuevo
proceso de industrialización estuvo protagonizado por la industria alimentaria,
con los productos tradicionales (harinas, conservas vegetales, vino...) y los
nuevos productos: azúcar y alcoholes. Destaca el protagonismo del nuevo
complejo remolachero-azucarero-alcoholero, en un contexto de sustitución del
azúcar antillano tras la guerra de Cuba, muy concentrado en el Valle Medio del
Ebro (VME) y en la provincia de Zaragoza: en 1930 contaba con 9 fábricas
azucareras (5 de alcoholeras), de ellas cuatro (y tres alcoholeras) localizadas
en la capital.
Peso ramas alimentarias en VME en torno
a 1930 (España=100)
Navarra La Rioja Zaragoza
Total
Harina
4,4 0,9 4,8 10,1
Azúcar
8,0 6,4 31,0
45,4
Alcohol neutro 3,8 — 39,5
43,4
Conservas vegetales 9,3 19,5 2,8
31,6
Entre las tres provincias de Navarra, La
Rioja y Zaragoza producen casi de la mitad de azúcar y alcohol neutro de
España, y casi la tercera parte de las conservas vegetales.
El cuadro que sigue permite analizar el
tráfico comercial de estas provincias a través de ferrocarriles del Norte. De
Navarra el saldo es positivo, sale más de lo que llega, excepto en comestibles
netos. Es importante observar el saldo negativo en el rubro remolacha en
Zaragoza, pues allí llega mucho del gran saldo positivo de Navarra y La Rioja.
Nótense también los saldos notablemente positivos en Navarra en los rubros de
cereales, harina, forrajes y azúcares, en este orden.
Al amparo de la Ley General de
Ferrocarriles de 1855, entre 1859 y 1861 se construía el tramo
Pamplona-Castejón, prolongado hasta Alsasua entre 1862 y 1865, empalmando con
la línea del valle del Ebro que ligaba Bilbao y Zaragoza y la línea
Madrid-Irún. En una tercera fase, entre 1880 y 1900, se construyeron, sobre
todo en la Ribera, redes comarcales de caminos que enlazaban los pueblos con el
ferrocarril, llegándose en 1909 a los 2.000 kilómetros construidos y en 1925 a
los 2.350 y siendo Navarra en términos relativos la provincia con más
kilómetros de vías asfaltadas (García Zúñiga, 1994).
La Compañía de Ferrocarriles del Norte
fue la principal vía de comercialización para Mendavia. A su paso por Mendavia,
el tren recogía del pueblo cereales, forrajes y remolachas con destino a Aragón
y Rioja.
Con motivo de la Ley de Alcoholes (1904)
y los nuevos impuestos aprobados, las protestas en la región se sucedieron sin
cesar. Cuando las autoridades intentaban cobrarlos, varios pueblos de Aragón,
Navarra y Rioja se amotinaron. Por el interés en el asunto, el 24 de mayo 1905
una comisión de Mendavia participó en una Asamblea de Logroño contra dicha Ley
de alcoholes.
La riqueza industrial reflejada en los
catastros de San Adrián de 1896-1899 hace referencia a la existencia de un
molino harinero, dos tiendas de quincalla, cinco calderas de aguardiente con
una capacidad total de 1.765 litros, y tres fábricas de conservas vegetales con
un capital imponible de 1.077 pesetas. Puede dar alguna idea de la riqueza
industrial de un pueblo similar a Mendavia.
La hidroelectricidad en Navarra y Mendavia
Desde la creación de la primera sociedad
de electricidad en Navarra, “Ortigosa y Compañía” en 1889, hasta el año 1915,
el número de empresas de electricidad creadas significó, aproximadamente, entre
un 11% y 23% del total de las sociedades fundadas en Navarra. A partir de esta
fecha, salvo en el quinquenio 1926-1930, con un 12%, los porcentajes fueron
perdiendo peso.
Quienes estudian los ciclos de la
economía española asigna a los años 1898-1905, el desarrollo de los sectores
azucarero, minero-metalúrgico, transporte marítimo, y los de empresas
eléctricas y sociedades de servicios públicos. La hidroelectricidad corresponde
al ciclo 1905-1914, con la construcción de saltos de agua y de embalses que no
detuvo el ciclo 1914-1922 de la I Guerra Mundial.
Los últimos años del siglo XIX se
crearon tres empresas de electricidad en la capital navarra, Pamplona:
«Ortigosa y Compañía» (1889), «Sucesores de Pinaqui y Compañía» (1894), y
«Conducción de Aguas Arteta» (1897) 7; una en Tudela, «Electricista Tudelana»
(1893); dos en Estella, «Compañía Electricista de Estella» (1893) y «Electra
Estellesa» (1897); una en Tafalla, «La Electra Industrial de Tafalla» (1898); y
una en Lodosa, «Norias-Bombas de Lodosa» (1899). Además, el desarrollo del
sector eléctrico se extendió, incluso, fuera de las fronteras de la provincia
con la constitución en Navarra de «Electra Recajo» (1895) y «Palacios y
Compañía» (1895), que realizaron la mayor parte de su actividad en la vecina
provincia de Logroño.
Hasta el año 1905 habían sido creadas
más de 30 sociedades eléctricas.
Las inversiones realizadas en el sector
eléctrico navarro fueron muy relevantes, aunque de un modo irregular, durante
los primeros veinticinco años de esta actividad dentro del conjunto de las
inversiones realizadas en la constitución de sociedades navarras. Éstas se
revelan, más que en el número de sociedades constituidas, en el capital
invertido, ya que una característica común a las sociedades de electricidad fue
ser intensivas en capital. Esto a su vez explica que la forma jurídica más
utilizada en la su constitución fuera la de sociedad anónima, frente a las
otras formas personalistas de asociación.
Los inicios del sector eléctrico en
Navarra se centraron en el espíritu especulador de un grupo de «empresarios»
que pretendieron monopolizar, no sin conflictos entre ellos, las demandas
urbanas de alumbrado de las primeras localidades de la provincia. En el primer
decenio del siglo se realizó un avance en la extensión del alumbrado de buena
parte de la provincia a través de la reutilización de los abundantes molinos de
la geografía navarra. Así llegó el alumbrado a Mendavia.
En 1900 abril se colocan postes para el
alumbrado eléctrico en Mendavia. En noviembre se estaba haciendo la instalación
del alumbrado; y en diciembre se hizo la
prueba de la luz eléctrica. En agosto de 1901 se autoriza a Mendavia para tomar
del Ebro 13.500 litros de agua por segundo. El 21-05-1903 se inaugura en
Mendavia un nuevo alumbrado eléctrico, desarrollado por el ingeniero Azarola, con la firma de la
sociedad Electra Acedo, de Los Arcos, que “inaugura” y “facilita” fluido
eléctrico para alumbrado y fuerza motriz a varios pueblos, entre ellos Mendavia
(10-05-1903). Dos años más tarde El
Heraldo Alavés da noticia de una nueva inauguración de servicio de luz
eléctrica en Mendavia (22-02-1905).
Y el diario La Rioja informa el 28 de
abril de 1910 de un intento fallido de asignar un nuevo contrato de suministro
eléctrico a Electra Ancín, indicando la Diputación que debía realizarse
mediante subasta. Y este mismo diario informa, el 7 de febrero de 1912, sobre
la instancia presentada ante el gobierno
navarro por Luis Belzunce, como socio autorizado de la Sociedad «Electra
Mendavia» solicitando autorización para derivar veinte mil litros por segundo
del Ebro, para producir energía para usos industriales, con una caída de 5
metros. Por decreto del gobernador civil de junio de 1913 se le autoriza para
el aprovechamiento solicitado ampliando el salto a 10 metros. Así que Belzunce
construyó la primera central eléctrica cerca de La Calera, y es la que llamaron
Central Vieja. Se arrendó la luz pública a esta nueva sociedad. El proyecto
tuvo inconvenientes. El 23 de octubre de 1914 se escribe en el diario La Rioja lo sucedido con la
electrificación en Mendavia. La nueva Sociedad Electra Mendavia-Cárcar explica
su versión en una carta. Habla de sus inicios en Cárcar, a partir de la
Sociedad “Belzunce y Esparza”, con la central y salto de Cárcar, de su
instalación en Calahorra, del incremento de su capital con el acuerdo en
Mendavia, y de la apertura de la central
en Mendavia. Sigue la carta de la compañía explicando el problema habido con
los obreros que construían la presa para el salto de esta central, y cómo se
rompe el acuerdo de participación con ellos. De ese modo justifica la empresa en
dicha carta que llegue poca luz al pueblo.
Debe agregarse que la empresa había reforzado
la presa del río Nuevo, trayendo la piedra desde Imas con carros y galeras, por
lo que una dificultad adicional fue que no había agua suficiente para el riego,
pues se utilizaba en la central.
Como otra noticia, tal vez relacionada,
se informa en la prensa que el día 20 de octubre de 1914 fue volada con
dinamita la presa que suministra de agua al regadío y a la central. Esta
Central, hoy abandonada, incluía “un edificio para vivienda; en los sótanos, la
sala de máquinas y turbina; un depósito para agua en la parte trasera, que más
tarde se desecó y servía de huerto; paradera y parrillas. Con suelo de madera, contaba
con cocina, dos cuartos, aseo, una gran entrada y, adosado, un pequeño corral
para los animales domésticos”.
Hay quien recuerda que la electricidad se
trajo de Lodosa, a finales del siglo XIX. Muy al finales debió ser, pues sólo
en 1897 se creó en Lodosa la Sociedad Electricista Calahorrana, y en 1899 la
empresa Norias-Bombas de Lodosa, en Pamplona. Una parte de la electricidad del
pueblo también se trajo en algún tiempo de Recajo (Electra Recajo fue creada en
1895). En 1919 se abre un concurso para la construcción de una nueva central y
un molino. El término del salto es re-situado en Legarda.
La siguiente central
se puso en funcionamiento en 1920. Se construyó en el lugar donde había un
viejo molino propiedad del “tío Ratón”. Los centraleros eran la familia García,
primero el padre y más tarde los hijos, Manuel Liberato y Julián García
Baigorri. La central suministraba luz a Mendavia y Arrúbal (La Rioja). Cuando
se cortaba la luz, los hombres de Arrúbal pasaban a caballo por un vado del
Ebro, llegando sofocados a la central para preguntar qué pasaba (Sainz Albero, María Inés).
En la entreguerra (1922-1933), mientras
que en España se acelera la electrificación, en Navarra se atenúa notablemente.
En 1924 doce entidades se quejan ante el Gobierno de Logroño, entre ellas el
Sindicato de Riego de Mendavia, pidiendo se cumpla la Ley de aguas. Esto se
debe a la anormalidad en el caudal del Ebro a causa del embalse situado en
Miranda de Ebro, que ha provocado un mal funcionamiento de la turbinas de la
Nueva Electra. Ante la poca experiencia con la electricidad, el obrero Melitón
González, de Mendavia, muere electrocutado al intentar arreglar la luz de su
casa (13-07-1924).
En 1928 se hizo una inversión eléctrica
de 120.000 pesetas; y en 1936 se sustituyó la turbina por una mayor. El
crecimiento fue muy lento. La electricidad en las casas siguió siendo escasa
hasta 1950, al menos. Se usaban lámparas de aceite y de carburo. Sólo en fecha cercana a 1965 se instaló
una nueva central al comienzo del Río Nuevo, con la que se regularizó la
electricidad en las casas.