Totalmente actualizado. Aquí:
https://memoriamendavia.blogspot.com/2021/03/las-mujeres-en-la-memoria-historica-de.html
Dado el seguimiento especial que ha tenido esta entrada del blog (publicada por vez primera el 28 de junio), me he permitido actualizarla y ampliarla (a fecha 29 de septiembre) con nuevas informaciones, y con la incorporación de un grupo de viudas adicionales.
He querido hacer un
reconocimiento a las 72 viudas de Mendavia, o casadas con mendavieses, viudez causada por la represión
vivida en el pueblo tras el Golpe de Estado de 1936. Agrego las viudas de soldados forzosos del Tercio de Sanjurjo y uno del frente de Bilbao, así como las viudas de mendavieses residenciados fuera del pueblo. La lista aproximada ya la he publicado en otras ocasiones. Ahora me propongo precisarla y darles un rostro más nítido a estas mujeres.
La guerra es cosa de hombres, se ha dicho.
En menos ocasiones se pone de relieve las consecuencias para la vida de las
viudas y sus hijos. Interesa, en esta entada del blog, mitigar un poco esta
ausencia de información y de análisis. Algunos de estos informes e historias ya
están recogidos en mi libro Esta es otra Historia.
Allí se ponía de relieve, generalmente, lo sucedido a los hombres
represaliados. Ahora se recogen similares narrativas, pero, en lo posible,
destacando la mirada de las mujeres viudas.
Este es un trabajo preliminar, por lo que
agradezco y animo a las paisanas y paisanos que tengan algún aporte que hacer
para dejar más claro el perfil de estas mujeres, y que quieran compartirlos en
este blog, o en privado conmigo; que lo hagan. Especialmente a los nietos, que
tendrán testimonios directos. Sería importante recoger trabajos y medios de
vida de las viudas durante la guerra y la inmediata postguerra, propiedades de
que dispusieron, emigraciones que realizaron, nuevas familias que formaron…
datos básicos de la familia: padres, hermanos, fecha y lugar de nacimiento y
fallecimiento, matrimonio, historias o anécdotas por las que son recordadas. Se
invita también a recoger algunas fotos. Igualmente agradezco las precisiones o
correcciones que se desee hacer, si las hubiere.
Comienzo destacando a estas mujeres
fuertes, que tanto tuvieron que resistir y luchar por la vida. Las presento en
orden alfabético, por su nombre.
Agustina Sagasti Martínez. En 1919 se casó con Martín Elvira
González, represaliado. Tenían tres hijas: María, Carmen y Pilar.
Vivían en la calle Augusto Echeverría 204. Martín era jornalero, dueño de un
bar y “Casa del pueblo”, y miembro de la UGT. Martín Elvira González es herido
de gravedad en las acciones de resistencia de la Hilera (en la Parte Alta, La
Nevera) el día 19 de julio y hospitalizado. Se recuerda al cura Jerónimo impidiendo
el paso, con su fusil al hombro, a los familiares del herido. Hay testimonios
sobre un médico que en varias ocasiones dejó de atender adecuadamente a los
heridos, o realizó curas falsas, y ese parece el caso de Martín Elvira. Otro
testimonio recoge que su pequeña hija Pilar lo llegó a ver el primer día en el
hospital, pero no lo dejaron ver por su mujer. Al día siguiente, por la tarde,
cuando los familiares solicitan verlo de nuevo, ya no dejarán verlo más hasta
el día que lo sacan en el camión. Estuvo herido en el Hospital algo más de 20
días. El mismo día 20, antes de la instalación del nuevo ayuntamiento golpista,
Agustina acudió –inocentemente, esperado un mínimo de legalidad- a
Rufina la mujer del alcalde Jesús Pastor. Ella le hizo ver la realidad: su
marido Jesús no tenía ningún poder y corría el mismo riesgo de ser asesinado.
Martín había sido denunciado por tener armas en la Casa del Pueblo. Sobre el
caso de estas armas los testimonios señalan que hubo una requisa previa al
golpe –para evitar enfrentamientos descontrolados por lo que se veía venir- y
se recogieron las armas en la azotea de esta Casa del Pueblo. Agustina, la
mujer de Martín, le avisó a éste que era un peligro tener las armas en casa,
así que las trasladaron a un pajar que estaba al frente. A las dos
horas del traslado, apareció un contingente de guardias civiles de fuera del
pueblo reclamando las armas, que no encontraron. Se sospecha de una delación,
pues resulta totalmente extraño este procedimiento. Todas las
acusaciones por posesión de armas fueron consideradas después como causa
suficiente para ser asesinados. Un grupo de detenidos en el cuartelillo, junto
con Martín, que estaba en el hospital, son sacados de Mendavia en torno al día
11 de agosto de 1936. Se sabe que el día 11 o 12 subieron al coche de los
centraleros de Mendavia a Ceferino Antón, Teófilo Navarro y Martín Elvira,
y Lucio Suberviola Verano. Dos o tres falangistas del pueblo, con dos guardias
civiles, fueron a la casa de Martín y pidieron a Agustina que les diera ropas
pues lo iban a llevar a Pamplona a curarlo. Agustina entrega una manta vieja,
del campo, pues ya sospechaba lo que venía, pero le dicen: “Tú que te has
creído”, y le obligan a entregar una manta nueva. Como consecuencia del
expediente que le abrió el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de
Navarra, en 1938 el juez de primera instancia e instrucción de Estella sacó a
pública subasta sus bienes. El bar, sobre el que pesaba una deuda, no se
subastó, así que pudieron recuperarlo más de una década después con la ayuda de
su yerno Anastasio Gonzalo (Tasio).
Alberta López Rada fue la mujer de Lucio Sainz Ursúa,
represaliado de Mendavia, nacido el 13-12-1890, y asesinado a los 46 años.
Tenían 5 hijos (Luis, Carmen, Miguel, Javier y Blanca). Era jefe de camineros.
La detención se realizó en su casa de caminero, frente a la entrada de la
Granja de Imaz. Allí vivía con su familia. Le acusaron de tener dos cartuchos
de dinamita, que utilizaba en su trabajo como caminero. Desde la cárcel de
Estella escribía cartas censuradas que decían las mismas cosas: estoy bien, que
los hijos no se metan en problemas… Rufino López Rada, hermano de Alberta,
certificó su defunción. Era músico y comerciante en el pueblo. Anunciaba
Quincalla, ultramarinos y teléfono en un programa de fiestas de 1955. Su tienda
funcionaba en el llamado Pradillo de Correos. Santos López, hijo de Rufino,
sería alcalde de Mendavia por los años 1990.
Alberta Verano Felipe estaba casada con Santiago Muguía
Armendáriz y tenían 6 hijos. El 31 de agosto lo fusilan en Vuelta de
Castillo. Fue enterrado en el cementerio de Pamplona. La familia
reconocía su tumba, junto a la de cuatro guardas. Leonardo, Luis, Rosario,
Felisa, Marisa y Crucita eran hijos de Santiago. A Luis Muguía lo llevaron forzoso
al Tercio Sanjurjo; el 21-09-36, en el Manicomio de Huesca, fue herido de bala
en el rostro. Leonardo, Luis, Rosario, Felisa, Marisa y Crucita eran los
hijos de Alberta y Santiago. A Luis Muguía lo llevaron forzoso al Tercio
Sanjurjo; el 21-09-36, en el Manicomio de Huesca, fue herido de bala en el
rostro. Volvió casi ciego, y con herida de nariz y boca. Aún en 1938 se
registra su ingreso en el hospital de San Sebastián. Años después se fue a
vivir a Madrid. Como ayuda por mutilado de guerra le asignaron un kiosko de
venta de lotería.
Antonia García estaba casada con Blas Sádaba Elvira, que
era sereno y miembro de la UGT. Antonia era hermana de Celedonia, panadera en
el barrio Los Jazmines, y de dos hermanos García, cordeleros del pueblo.
Jacinta y Anuncia García también eran hermanas de Antonia. Antonia García
emigró a San Sebastián.
Basi Suberviola Elvira estaba casada con Leonardo Cenzano
Valerio, nacido en Mendavia el 06/11/1905. Tenían dos hijos: Rosario y Pedro.
Leonardo era jornalero. Fue detenido en la cárcel de Logroño. Hay testimonios
de las torturas que sufrió Leonardo Cenzano a manos de falangistas mendavieses
que subían a darles palizas de muerte. Si no lo mataron en esos momentos fue
por los carceleros. Cuando su familia lo fue a visitar, de la ropa no quedaban
sino jirones. El día en que fue fusilado, iba Basi a la cárcel de Logroño. Hoy
no lo vas a ver –le dijeron. Iba con los dos
críos, uno en una mano y otro andando. Y oyó los disparos cuando se lo
cargaron. Luego le dijeron: toma las pertenencias de tu marido. Así se lo
contó Basi a su hermana. Leonardo pertenecía a la UGT. Fue fusilado el
24/11/1936 y enterrado en La Barranca de Lardero.
Basilisa Moreno Gil estaba casada con Eladio Elvira Asurmendi
y tenían tres hijos: Ángel, Adoración y Alfredo. Vivían en la calle San
Bartolomé, n. 31. Eladio era jornalero. Tras el Golpe de Estado, del
barrio San Bartolomé, un grupo de mujeres y niñas salió hacia los montes de
secano y se refugiaron en algún corral. Entre ellas se hallaban dos hermanas
Suberviola Cadarso, y también Benita Sainz La Parda, Basi
Moreno La Castellana y otras. Cuando las atraparon, las
llevaron al cuartelillo y las sometieron a ofensas. Eladio salió del pueblo y
pocos días después fue detenido por un grupo de falangistas. Al llegar el
camión al pueblo, la familia reconoció a Eladio. Su mujer y su hija le llevaban
comida y ropa. La hija lo acompañó varios días durante la comida. Un día no
dejaron entrar a la hija, ésta se puso a llorar, hasta que un vecino de la
falange la hizo pasar. El día 8 de agosto lo trasladaron a la cárcel de
Pamplona, junto a un grupo de mendavieses. Fue asesinado sacado de la cárcel
probablemente el 03/12/1936. A la familia le comunicaron que el día 3 lo habían
liberado, y les entregaron algunas de sus pertenencias personales: una jofaina
con una navaja de afeitar, una ochena, una caja de pastillas y una manta. Con
bastante probabilidad se piensa que sus restos están entre los del grupo de
mendavieses de las fosas exhumadas en el Alto del Perdón, en el año 1979. Una
cremallera de Eladio Elvira, perteneciente a una chaqueta hecha por su mujer
sirvió para su reconocimiento.
Benita Sainz Alonso estaba casada con Javier Esteban
Etayo y tenían tres hijos (José Luis, Antonio; y una niña pequeña: Aurora, de 6
u 8 meses). Era jornalero y miembro de la UGT. Vivían en la calle San Bartolomé,
88. Tras el Golpe de Estado, del barrio San Bartolomé, un grupo de mujeres
y niñas salió hacia los montes de secano y se refugiaron en algún corral. Entre
ellas se hallaban dos hermanas Suberviola Cadarso, y también Benita Sainz La
Parda, Basi Moreno La Castellana y otras. Cuando las
atraparon, las llevaron al cuartelillo y las sometieron a ofensas. A Javier lo
metieron preso. En la cárcel “lo doblaron a vergazos”. Relata su hijo: “Llevaba
una camisa blanca. Había una fuente en la Villa, junto al ayuntamiento. Mi
madre estaba haciendo como que cogía agua y vio cuando lo sacaban. En un coche
negro. Sacaron a cuatro. Los sacaron ensangrentados”. Fueron asesinados el
01/08/1936 o en una fecha cercana. Un testimonio señala que Benita, después del
Golpe, escondió en el corral durante algunos días a un miembro dirigente del
CNT de Mendavia.
Bonifacia Ocáriz Arróniz estaba casada con Víctor Suberviola
Miranda, represaliado, y tenían tres hijos (Emilio, José Luis y Ángel).
Bonifacia y Víctor se habían casado en Mendavia el 24/04/1926 (libro
7,87). Bonifacia era hermana de Máximo Ocáriz Arróniz, muerto en el frente
de guerra.
Carlota López Fernández estaba casada con Eustaquio Elvira
Montoya y tenían dos hijos: José Antonio y Blanca. Algún documento señala el pueblo
de Morentin como residencia de Eustaquio, al momeno del Golpe. Sin
embargo, testimonios cercanos indican que la familia siguió viviendo en
Mendavia.
Caya Campos González se casó con Emilio Díaz González y tuvieron 3 hijos: Jesús, Gloria y Elvira. Emilio era jornalero, y afiliado a la UGT. Pocos años después, y a consecuencia de la situación por la que pasó la familia, Caya, la esposa de Emilio, murió a los 42 años (Pensamiento Navarro, 01-6-1947). Los 3 hijos se criaron huérfanos de padre y madre con muchos sufrimientos. Una hija salió del pueblo. A Jesús Díaz le dijeron en cierta ocasión, muchos años más tarde, refiriéndose a ciertas circunstancias de la democracia: “tenía que volver el abuelo”. Jesús respondió con hondo dolor: “y que a tu familia le hiciera lo que le hizo a la mía”.
Caya Elvira Salcedo estaba casada con Pedro
Campos González, y era cuñada de Caya Campos. Tenían una hija (Mari Carmen).
Pedro era chófer de camión. Un testimonio indica que la hija le nació mientras
estaba preso. Le dijeron antes de matarlo que pidiera su última voluntad y les
pidió ver a su hija, pero no le concedieron su voluntad y lo mataron sin llegar
a conocerla. Esta única hija decidió irse a Argentina.
Caya Sádaba Elvira estaba casada
con Lorenzo Urquizo Sainz. Los hijos de Bernabé Sábada y Vicenta Elvira eran
Flor, Caya, Juliana, Angelita, Pedro, Isidoro, León y José María. Lorenzo y
Caya tenían una hija: Adelaida. Aunque Lorenzo trabajaba a jornal en ocasiones,
también hacía trabajos como guarnicionero. Al casarse, se trasladó a vivir en
La Carrera (Calle Augusto Echeverría) y allí tenía su lugar de trabajo. Firma
el acta de defunción de Lorenzo Flor Sábada, cuñada de Lorenzo. La mujer de
Lorenzo se fue a trabajar fuera del pueblo, dejando a su hija Adelaida al
cuidado de la abuela Vicenta. Unos años después, hacia el 1946, Caya se fue con
Adelaida a París. Regresaron en la década del 70 durante algunos períodos
vacacionales y finalmente se asentaron en el pueblo después de la muerte de
Franco.
Daría Martínez Valerio estaba casada con Juan Martínez
Martínez, nacido en Mendavia el 27-12-04, labrador. A Daría le mataron: al
marido, al hermano Tomás y a la madre Martina. Daría no se callaba, ni con el
que había sido Jefe de la Falange. Daría se quedó en el pueblo y fue mujer
fuerte que ayudó a levantarse a la familia. Por los años 45, Daría se casó con
Marcos Estella. Daría, Felipa y María Moreno, entre otras mujeres de Mendavia,
hacían comercio de aceite años después. Iban en autobús a Urbiola y luego,
andando por los pueblos de alrededor. Vivió con su hermana Isabel Martínez
Valerio, y al lado de su suegra, Tomasa Martínez Romero, al final de la calle
Caralogroño.
Encarnación Sainz Sainz estaba casada con Tomás Baztán
Elvira, jornalero y de la UGT. Tenían seis hijos: Pilar, Alfonso, Angelita,
Tomás, José y Fernando. Tomás fue fusilado “por el delito de rebelión, ante
cuyos cadáveres desfilaron las tropas que formaron el cuadro”. Un
soldado del pueblo consiguió recoger los enseres del fusilado y se lo hizo
llegar a su mujer, Encarnación.
Fabiana Suberviola Elvira estaba
casada con Vicente
S. Fernández Guruzaga, de Salvador del Valle (Vizcaya), nacido el 05/10/1905,
hijo de Cipriano y Francisca. Vicente era Labrador. Tenían un hijo: Ernesto. Fabiana
quedo viuda y, tratando de rehacer su vida, salió del pueblo con su hijo hacia
el Norte de Navarra (Izalzu).
Fausta Uzqueda Aramendía se casó con Eduardo
García Mayayo y tuvo 3 hijos: César, Ángel y
Javier. Eduardo fue secretario de la UGT en 1931, y fue asesinado en
Barbarin entre el 5 y el 7 de septiembre de 1936. Hermana de Máxima,
también viuda a causa de la represión.
Felipa Asurmendi Armendáriz, casada con el alcalde Dioniso
Salcedo. Tenían cuatro hijos: Javier, Ángeles, María Jesús y Carmen. Entre
julio y diciembre de 1936 se sucedieron diversas humillaciones a las mujeres de
izquierda: cortes de pelo a cero, obligadas a beber aceite de ricino, un fuerte
purgante, y a pasear por el pueblo con la bandera de la Falange y cantando el
“caralsol”. Algunas fueron sometidas a tener relaciones con los verdugos si
querían ayudar a sus maridos. Una de las peor tratadas seguramente fue Felipa
Asurmendi, mujer del alcalde Dionisio Salcedo. Felipa, al estar su marido preso
desde el mes de mayo, decidió bajar desde su casa en las Eras de San Bartolomé
46, a la casa de su padre Cipriano, que estaba viudo, y vivía en la Calle Doña
Blanca. Eran sus hermanos Juan, Felipe y Clara. Felipe fue voluntario forzoso y
murió en el frente, en un enfrentamiento de guerra. Felipa quedó con cuatro
niños. Los represores del pueblo iban a su casa a sacarla y ofrecerla al
escarnio público. Su padre Cipriano salía con los cuatro niños, pero no por eso
dejaban de golpearla. Luego la recogían sangrando y todo maltratada. “A mi
madre le hicieron como al Señor” –cuenta Angelita. Los lugares de escarnio eran
el cuartelillo, donde estuvo detenida varios días (allí estuvo con Julia
Aramendía); en la calle de La Virgen, entre el estanco y la cantina; la Plaza y
la Carrera. Una vecina, A.E., “mujer beata, de misa diaria” -dice el testimonio
familiar-, que la vio siendo arrastrada y golpeada, exclamó: “¡Virgen de
Legarda! ¡Que no se vea esto!”. Un hombre armado la amenazó: “Señora, métase
para adentro y cállese la boca”. La llevaban en cierta ocasión por la Carrera,
llenándola de golpes e insultos, cuando una mujer de derechas, familia del
médico, viéndola en tan mala situación intervino y dijo: “hacedme a mí lo que
le estáis haciendo a ella” -y la recogió en su casa obligando a su marido a
curarla. Así como esta mujer la protegió, otras mujeres eran de las que la
ofendían, maltrataban y se ensañaban con ella. Se afirma que en una ocasión la
llevaron a la Barranca a fusilar. Se libró, pero fue testigo de los
fusilamientos de sus compañeros. Aunque varios de sus familiares eran de
derecha, no pudieron hacer nada para evitar lo que hacían los mandones (o
mejor, tal vez, “los mandados”) del pueblo. Algunos años después, las familias
de viudas con hijos comenzaron a recibir algunos pagos del Gobierno por cada
hijo. La represión local se mantuvo tan fuerte que incluso privaron a esta
familia de uno de los aportes, que llegaban íntegros desde Pamplona y el cura
párroco se encargaba de repartir. Pues bien, el aporte para una de las hijas no
llegaba a la familia.
Felisa Elvira Arróniz quedó con cinco hijos, tras matarle a su
marido, Pedro Salcedo Sádaba, hermano del alcalde. Los hijos eran
José, María, Coronación, Marina y Antonio. Para librar a sus hijos del
servicio militar, las viudas debían conseguir la firma de algún vecino
testificando que el marido estaba muerto. Así hubo de hacer la viuda de Pedro Salcedo
para librar de la mili a Antonio, su hijo menor, por los años 50. A pesar de
que debía pagar al cementerio de Logroño anualmente por el derecho del terreno
de su marido asesinado, no les emitían el acta de defunción. De la cárcel se
les negaban a informar sobre la fecha de salida. Y en el Registro Civil de
Logroño no aceptaban la posibilidad de incluirlo. Finalmente, tras la muerte de
Franco, lograron registrar la defunción presentando los recibos de los pagos
realizados al cementerio. Felisa pudo salir adelante con sus cinco hijos,
criando unas gallinas y con una robada de tierra que tenían en Zauta.
El hijo mayor tenía 13 años y se convirtió en buena ayuda para su madre. El
hijo menor recordaba haber sido rechazado en el Auxilio Social que se abrió en
el pueblo para atender con comida a los niños más necesitados.
Felisa Gómez Salcedo estaba casada con Jesús Arróniz
Barco, y tenían cinco hijos: José, Rosario, María, Josefina y Félix. Vivían en
la calle Jazmines. El 22 de junio fue ingresado en la cárcel de Pamplona. Se
documenta como fecha del asesinato de Jesús el 05/12/1936.
Fermina Cenzano Ganuza estaba casada
con Francisco Lecea Sancho, quien trabajaba en Logroño como
ferroviario. Tenían dos hijos (Teófilo, Fermín). Un grupo de falangistas
mendavieses fueron a buscar a Francisco a Logroño, lo detuvieron y lo llevaron
a la cárcel de Pamplona. Francisco Lecea Sancho es asesinado y se registra
su muerte en Esteríbar el 25 de mayo de 1938 al intentar escapar en la conocida
fuga del Fuerte San Cristóbal. Fermina se fue a vivir a Burgos y se organizaron
para vivir como tomboleros. Solían ir a fiestas de Mendavia.
Fermina Sainz Suberviola estaba casada con Dionisio Martínez
Lizuáin y tenían cinco hijos (Margarita, Maura, María, Gregorio, Luis). Vivían
en la calle Jazmines 6, y llevaban a renta la cantina de Servando García, en la
Plaza, cerca de la entrada a la calle de la Virgen. Dionisio era labrador y
miembro de la UGT. Fue detenido y preso en la cárcel de Estella y asesinado en
Urbiola. Escribió un nieto de Fermina: Mi madre me dijo un día que antes de las
elecciones, se acercaron al abuelo Dionisio y le amenazaron con quitarle la
tierra que llevaba a renta, si no votaba por “ellos”. Y el abuelo no votó y en
la familia se sufrieron las consecuencias. Mi madre me lo contó lo de aquel día
que ella le subió al abuelo la comida cuando los tenían en el Ayuntamiento y el
abuelo, si no recuerdo mal, le contestó lo siguiente: “Ay, hija, creo que no
vamos a necesitar comida”. Otro día, viajando a San Sebastián con la tía
Margarita, me señaló una pieza sembrada de trigo o quizás era un rastrojo, no
recuerdo bien. Y me dijo: “Ahí está enterrado tu abuelo”. Graves palabras que
conectaban la sangre de la familia a unas espigas que el viento acariciaba.
Filomena Urquizo Sainz se casó con Prudencio Cámara Ripa, nacido en Logroño el 28-04-1900. Tuvieron siete hijos (José Luis, Enrique, Miguel, Javier, Roberto, Olga María, Prudencio). El apellido Urquizo llegó a Mendavia desde Alcanadre y Lodosa. Los padres de Filomena, Lorenzo y Julio Urquizo eran Miguel Urquizo (Alcanadre) y Vicenta Sainz y vivían en la calle San Bartolomé. Sus abuelos eran Telesforo y Jacoba Morales (Lodosa), Marcos Sainz y Claudia Martínez. Prudencio Cámara era republicano, socialista y miembro de la UGT. Estuvo en Mendavia bien como Secretario o bien como Juez Municipal desde 1931 a 1934. Los Cámara eran zapateros. El padre de Prudencio, Bienvenido Cámara, había abierto una fábrica de zapatos en el pueblo. En particular hacían botas y tenían máquinas para coser zapatos. Tenían su fábrica en la calle La Lechuga. Los hijos de Prudencio aprendieron el oficio. Prudencio es fusilado a primeros de septiembre de 1936. A Filomena Urquizo Sainz le mataron al marido, a un hermano (Lorenzo) y a un hermano de la cuñada (Pedro Sádaba). Sobre Filomena, que estaba embarazada del hijo menor, Prudencio, al momento del Golpe de Estado, agrega la nieta Cris: "Ella, no sé si por miedo o por penurias económicas, una vez nacido mi padre (Prudencio, que nació el 31 de diciembre de 1936), decidió ir a vivir a San Sebastián, hacia febrero del 37, porque allí estaba viviendo ya su hermano Julio Urquizo, y se sentía más respaldada. Julio tenía una zapatería allí. Filomena se fue con sus 6 hijos. El menor de ellos, Pruden, tendría unos dos meses. Cogieron una casa, y como Filomena era muy buena costurera, se puso a hacer desde casa vestidos y trajes. Enseguida le llegaron los encargos, tanto de San Sebastián como de Mendavia. Así que se pasaba temporadas cosiendo en Donosti y luego iba a Mendavia a entregar sus pedidos. Una vez en el pueblo mucha gente la conocía y le regalaban comida y pan para los niños, por lo que, en sus viajes de vuelta, venía cargada de comida para los niños y con el dinero cobrado por su trabajo. No pocas veces, en el viaje de vuelta a San Sebastián, la guardia civil le ponía pegas para dejarle llevar la comida, pero siempre logró volver con ella. Mi abuela no se volvió nunca a casar y sacó ella sola adelante a sus 6 hijos. Todos sus hijos siguieron con el trabajo familiar en diversas fábricas de calzado hasta que lograron coger de traspaso su propia fábrica en la que toda la familia trabajó. Javier y Roberto, ya algo mayores, siguieron yendo a Mendavia a trabajar como zapateros, por temporadas. José Luis y Javier emigraron a Venezuela, y allí tuvieron sus vidas”.
Florentina Palacios Bueno se casó con Gil Valerio Sainz y
tuvieron varios hijos: Carmelo, Encarna, Germán, Martina y Francisco. Más tarde
se separaron. Gil fue a vivir a Pamplona y Florentina se quedó en el pueblo. A
Gil y Germán los mataron. Silveria Florentina Palacios Bueno había nacido el 20 de enero de 1875 en Mendavia. Sus padres eran Félix Palacios y Donata Bueno, y sus abuelos maternos Félix Bueno y Ramona Saravia. Justo (n. 1869), Juana (1882) y Ricardo eran tres de sus hermanos. A finales del siglo XIX, Félix Palacios se registra como guarnicionero en Mendavia, y se mantiene en su oficio hasta 1911. Su hijo Ricardo Palacios, hermano de Florentina, aparece registrado con ese oficio en 1929-1930.
Francisca Sádaba Elvira era mujer de Telesforo Romero y
madre de Amelia (costurera). Era hermana de Blas, represaliado; Ángela, que
vivió en Estella; Catalina y Felisa, que vivían en las Eras de Beraza. Se las
recuerda como amigas de Caya Sádaba. Telesforo fue asesinado en torno al 25 de
julio de 1936, en término de Mendavia. Tenía 26 años. Era jornalero. Los
abuelos de Francisca: Isidoro Sádaba, María Santos Suberviola, Felipe Elvira,
Lucía Miquélez.
Gabina Verano Ordóñez estaba casada con Manuel
Lecea Sancho y tenían siete hijos (Víctor, José Luis, Elisa, Julio, Teresa,
Blas y Rosa). Manuel era jornalero y miembro de la UGT. Fue fusilado en
terreno de Armañanzas, con un grupo de Mendavia. Fueron llevados al cuartelillo
de Mendavia y sacados de allí a fusilar el 29 de julio de 1936. Relata
T.L.:
Mi madre Gabina le subía la comida al
cuartel. A los pocos días de estar preso le dice Manuel: nos van a matar. Les
he oído la conversación. Aquello no le olía nada bien. Mi hermana Elisa fue a
llevar el desayuno el día antes de sacarlo. Sube, sube, que poco lo vas a ver
–le dijeron. Al día siguiente fueron a verlo. Lo han llevado a la cárcel de
Pamplona, les dijeron, pero nunca llegaron. Veníamos de coger flores, cuando
avisaron que habían matado a padre. Le dio una desgana grande a madre. Desde el
primer día se enteraron dónde estaban sus restos. Mi abuelo Clemente
Lecea tuvo que ir con el burro pidiendo… con 83 años. Los hijos sacaron yeso
con pico y pala, daban pólvora para las canteras, pero para ellos -por rojos-
no les dieron. Sacaban yeso en La Lomba, allá tenían unos hornos rústicos donde
quemaban el yeso y luego lo molían.
Y sigue contando –resumo- que un señor de
Mendavia le escribió a Gabina informándole, así que sabía dónde estaba
enterrado su marido desde los primeros días tras el linchamiento. Eloy
Martínez, suegro de Teresa Lecea, tenía un olivar (de 2 robadas) en terrenos de
Armañanzas. Al coger olivas, Eloy les decía a los hijos que bajo esas matas
había enterrados algunos de Mendavia. Se criaron matas sobre sus cuerpos.
Hermana de Gabina: Inocencia Verano
Arróniz, hija de Juan y Águeda, le mataron a un hijo: Lucio. Vivían en la calle
San Juan. Inocencia y Gabina eran de hijas de padre –Juan Verano- pero madres
diferentes.
Gregoria Martínez Cenzano se casó con Pedro Sádaba Elvira y
tuvieron cuatro hijos (Aurora, Javier, José Antonio, Ismael). Pedro fue elegido
concejal por el partido socialista durante la república. Gregoria se movió para
registrar el acta primera de defunción de Pedro (hay dos). Firmada el
8-10-1940, los testigos Jerónimo Mercapide Longás y José María Lacalle Lacarra,
testifican ante el juez suplente José González Jalón, haber identificado el
cadáver en jurisdicción de Alfaro, el 25 de julio de 1936, muerto “a
consecuencia de guerra”. Por Gregoria, que no sabe firmar, firma una mujer
falangista: Bernardina Martínez de Espronceda.
Guadalupe Suberviola Martínez estaba casada con Julio Martínez
Romero, que fue asesinado. Fue detenido y preso en la cárcel de Pamplona. El
31/08/1936 fue fusilado en la vuelta del Castillo, por mandato judicial
militar. Tenía 47 años. Probable hermana de María Suberviola Martínez, madre de
Luis Montoya, asesinado. María y, probablemente Gregoria, eran hijas
de Lorenzo Suberviola y Antonia Martínez, de Sartaguda.
Hilaria Ordoñez Angulo estaba casada con Jacinto Sainz
Alonso y tenían un hijo (Agustín). Hilaria era hija de Baldomera Angulo
Romero, y nieta de José María Angulo y Manuela Romero; y sobrina de Bonifacio y
Julián Angulo, asesinados; y de Romana Angulo, a la que le mataron a marido. Jacinto
era jornalero y de la UGT. Se dirigió hacia la Rioja, en los primeros días
del golpe, pero fue apresado en las cercanías de Arnedo, junto a Julián y
Bonifacio Angulo. Julián y Jacinto fueron trasladados a Mendavia y allí los
tuvieron detenidos varios días. Hilaria Ordóñez Angulo y Romana Angulo, su tía,
les llevaban alimentos y tabaco a los dos detenidos en la cárcel (“el foso” –le
decían). Los guardias se lo recibían con ofensas y no tenían seguridad de que
se les entregarían el encargo. “A todos los doblaban a palos. Los
documentos de defunción señalan su linchamiento de los dos, en Sansol, el
7-09-1936. Las familias sabían el lugar preciso de enterramiento por el
testimonio de algunos vecinos y del detenido que sobrevivió. Romana Angulo
mantuvo escondido en su casa a su sobrino Fermín Ordóñez Angulo, hermano de
Hilaria. Se mantuvo varios meses sin salir a la calle. Lo tenían en la cuadra,
en algún apartadillo. Cuando algún falangista sospechó de su presencia y
quiso entregarlo, un vecino de derechas le dijo: “métete en tu casa y deja a
los demás en paz”.
Inocencia López González, originaria de San Asensio (La
Rioja), hija de Marcelino y María, estaba casada con José María
Muguía Romero, quien tenía 28 años cuando lo fusilaron el 31 de agosto, en La
Vuelta del Castillo, Pamplona. Pilar y Luis Muguía fueron sus hijos. El
hijo de Pilar, Pepe, era torero aficionado en el pueblo. Años después,
Inocencia se casó con Cenón Aznal Sainz y tuvieron dos hijos más: Miguel y
Julia. Inocencia era hermana de Pedro López González, también represaliado. Dos
hermanos más fueron llevados al frente: Justo (en el 38, con 20 años) y Felipe
(en el 37, con 23 años). Otros hermanos de Inocencia eran Marcelino, María,
Segunda y José.
Isabel Miquélez Sainz estaba casada con Marino Muguía Armendáriz
y tenían 2 hijas (Divina; y Begoña, que se fue a Sesma). A Marino lo mataron en
Urbiola entre el 05 y el 07/09/1936. Tenía 31 años. Gregorio Ruiz Armendáriz,
Pablo Leza Verano, y su propia esposa Isabel, certificaron su defunción. Algún
familiar, que recorría la carretera entre Estella y Barbarin, había
identificado unos chopos a la orilla de una pieza, donde tenían la información
de que los habían matado. La familia de Marino puedo identificar sus restos por
un mechón de pelo rubio y la forma de su dentadura. Trajeron un botón de camisa
y una bala que hallaron junto a sus huesos. El guarda jurado León Muguía
Armendáriz, hermano de Marino, fue condenado a dos meses y un día por porte
ilícito de armas. Parece que pagó esa pena en Pamplona. Hay indicios de que al
salir logró pasar al frente republicano y estuvo colaborando en servicios
sociales en Bilbao, antes de su caída. Fue detenido de nuevo, condenado a pena
de muerte, y encarcelado en Santoña (Santander). Poco faltó para que acabaran
con su vida. A los tres años le conmutaron la pena por ocho años. Fue
trasladado a la cárcel de Pamplona, donde permaneció entre el 9/5/1941 y el
7/12/1942. A su regreso a casa, se casó con Isabel Miquélez, que había quedado
viuda de su hermano Marino.
Juana Fernández Suberviola estaba casada con Romualdo Valerio
Martínez, que era alguacil y miembro de la UGT. Vivían en la calle Villoslada
21. Tenía cuatro hijos. Fue acusado junto al alcalde Dionisio Salcedo, al
sereno Blas Sádaba, al guarda jurado León Muguía y al vecino Isidoro Ochoa de
la muerte del joven falangista Martín Sainz en marzo de 1936. En el juicio, sin
embargo, fue absuelto. No obstante, el mes de agosto de 1936 es detenido y
llevado a la cárcel de Pamplona. El día 20 lo sacan y asesinan en Mues. En la
época republicana se apuesta por unos nombres laicos y registro de nacimientos
y matrimonios civiles. En los libros de nacimientos del Ayuntamiento de
Mendavia aparece registrado el nombre de Libertad Valerio, como hija de Juana y
Romualdo. Sin embargo, durante los primeros meses de represión y terror, tras
el golpe de estado, los familiares de Libertad Valerio, cuyo padre fue
asesinado, fueron obligados a bautizarla con “nombre cristiano” (la bautizaron
Romualda, como su padre –en femenino-, y como su tía, madre de Laureano, quien
murió luchando con los anarquistas, según se refiere en el párrafo que
antecede). Sólo en el año 1945 fue hecha la anotación al margen del libro de
registro civil “subsanando los errores”.
Loreta Verano Martínez estaba casada con Félix Perrella García,
hijo de italiano, y tenían tres hijos: Nicolás, Sofía y Palmira. Vivían en la
calle San Juan. Félix era de oficio calderero. Félix Perrella García fue sacado
a fusilar desde Mendavia. El día 1 de agosto se documenta su asesinato en Mues.
En 1940 firman el acta de su defunción su mujer, Loreta Verano Martínez;
Melitón Verano Martínez, hermano de Loreta, y otro familiar de la mujer,
Francisco Martínez Verano. Otra hermana de Loreta, Tomasa Verano Martínez había
sido apresada en la cárcel de Estella. Tomasa y Felisa, hermanas de Loreta,
fueron a vivir en Nájera. Melitón ejerció como juez municipal de Mendavia en
los años 1933 y 1934. Los cuatro hermanos mencionados eran hijos de Micaela
Martínez.
Lucía Sainz Resa, estaba casada con Sixto Quijera
Suberbiola, tenían un pequeño hijo, nacido en 1935, y a quien pusieron por
nombre Progreso Julián, y que murió con 22 meses de edad. Julián Sainz Jalón y
Gregorio Ruiz Armendáriz, certificaron la defunción de Bruno como muerto “a
consecuencia de guerra”. Su hermano Marcos Sainz Resa fue reclutado el
16-8-1936 con 25 años.
Mª Cruz Villarreal Fernández estaba casada con Martín Artola Morrás,
caminero de 32 años, nacido en Los Arcos, Residían en Mendavia, en la Calle La
Estación. Tenían tres hijos: Eladio, Rosario e Higinio. El acta de defunción se
obtuvo en 1946, con dos testigos de apellidos Martínez Mendiola. Tras su
muerte, Martín fue destituido de su cargo el 21 de agosto, con lo que su sueldo
también dejó de percibirlo la familia. No tenían casa propia, pues Martín
Artola vivía a renta en casa de Martín Elvira, que también fue asesinado. La
familia salió del pueblo.
Marcelina Suberviola Ocáriz, hija de Martina Ocáriz Aragón. estaba
casada con Teófilo Navarro Ordóñez, panadero y miembro de la CNT. Teófilo
ayudaba en la panadería al tío Estanislao Navarro. Adicionalmente, criaban unas
vacas y vendían leche a los vecinos. Se había casado por la iglesia en marzo de
1935. Y en el momento de su detención y posterior fusilamiento tenía una hija
de 6 meses (María Rosario). Vivían, a renta, en la calle Primicia, y había
comprado un terreno para construir su propia casa en El Calvario. Un grupo de
detenidos, son sacados de Mendavia en torno al día 11 de agosto de 1936, y
asesinados. La mujer de Teófilo, Marcelina Suberviola Ocáriz, era hija de
Martina Ocáriz Aragón, y nieta de Evarista Aragón Mateo. Sandalia Aragón Mateo
era hermana de Evarista (hijas de Marcos y María Mateo); y Felisa Ocáriz Aragón
era hermana de Martina.
Margarita Martínez Sainz, hija de Dionisio Martínez
Lizuáin y Fermina Sainz Suberviola, tenía cuatro hermanos: Maura, María,
Gregorio y Luis. Sus padres vivían en la calle Jazmines 6, y llevaban a renta
la cantina de Servando García, en la Plaza, cerca de la entrada a la calle de
la Virgen. Margarita se casó con Estanislao Gil Yagüe, natural de Valseca
(Segovia). Estanislao era soldador y miembro de la UGT. Tenían dos hijos (José
Javier –que se fue a San Sebastián- y Mari Carmen). Testifican la
defunción de Estanislao el párroco Jerónimo Mercapide Longas y Aurelio Martínez
Sáenz (¿primo de Margarita?). Un sobrino escribía: Javier y Carmen me contaron
la búsqueda de los restos de su padre. Aquella libreta de notas y apuntes que
encontraron junto a sus cosas… A Margarita le mataron al padre, al
marido y a un hermano. Un día, viajando a San Sebastián, Margarita indicó a su
sobrino una pieza sembrada de trigo o quizás un rastrojo, y le dijo: “Ahí está
enterrado tu abuelo”. Graves palabras que conectaban la sangre de la familia a
unas espigas que el viento acariciaba.
Margarita Miguel Pascual estaba casada con Bonifacio Angulo
Romero, y tenían 3 hijos (Margarita, Félix y ---). Bonifacio era jornalero, y
concejal para el momento del Golpe de Estado. Bonifacio fue arrestado junto a
su hermano Julián Angulo Romero y a Jacinto Sainz Alonso en la jurisdicción de
Arnedo, más concretamente en la Escurquilla (Enciso). Un tal Claudio R. O.
aparece citado por la Guardia Civil de la Escurquilla como facilitador de
alimento a los huidos de Mendavia mientras éstos estaban escondidos en un
Corral de la aldea. De Bonifacio no se supo más. La mujer de Bonifacio,
Margarita, tenía familia en Enciso; por eso Bonifacio se refugió en este
pueblo. Testimonios familiares apuntan a que algunos falangistas mendavieses lo
buscaron allí.
María de los Ángeles Suberviola Elvira estaba casada con Pedro López
González. Tuvieron una hija: Pilar. Pedro era jornalero. María, viuda, se casó
años después con Victoriano García Mayayo, hermano de otro asesinado.
María Subero Campos, prima carnal de Víctor y Pedro
Campos. Estaba casada con Marcos García González (UGT), andaluz. Tuvo
tres hijos: Charín, Ascensión y José. Marcos era barbero, con barbería en
Caralogroño. Lo detuvieron en Mendavia. Su mujer y su hija mayor le llevaron
comida a la cárcel durante varios días. Al cabo de unos días fue sometido a
tortura, y hasta “le sacaron las paletillas”. A los compañeros de celda les
decía: Si salís de aquí, no le digáis a mi mujer lo que me han hecho, porque se
van a morir ella y la cría. Y es que tenía una niña de pocos meses. María
hubo de salir adelante con su trabajo en el bar, y mediante el
comercio. En 1979 se trajeron de El Escorial los restos que dijeron
pertenecer a tres mendavieses: Javier Esteban, Marcos García y Carmelo Rada.
Las familias fueron comprometidas a guardar silencio.
María Suberviola estaba casada con Pedro Ramírez Lizanzu
(UGT), jornalero, de 28 años de edad. Ingresó a la cárcel el 5 de agosto, y
aparece en los libros con fecha de salida de 30 de noviembre. Es del grupo
cuyos restos se exhumaron en el Alto del Perdón.
María Ursúa Salcedo estaba casada con Eleuterio Marañón
Alonso, y tenían dos hijos (Carmen y Ángel). Vivían en la calle Calvario.
Eleuterio era jornalero. Fue detenido en Mendavia, llevado al cuartelillo, y
trasladado a la cárcel de Pamplona. María Úrsua, su mujer, le llevaba ropa a la
cárcel de Pamplona. El día 2 de diciembre lo “sacan” a fusilar. La familia
emigró a Francia. Su hermano Victoriano Ursúa Salcedo, murió en Francia
luchando contra los alemanes. Eran hijos de Raimundo Ursúa Samaniego y Canuta
Salcedo Ganuza (nietos de Elías Ursúa e Ignacia Samaniego). Los padres vivían
en la calle Dña Blanca 10.
Martina Sagasti Lizanzu estaba casada con Blas Verano
Ordóñez, y tenían 6 hijos (Lucio, Cruz, Ángel, Carmen, Pilar, Marina). Vivían
en la calle San Bartolomé, en la parte alta. Tenía una casa junto a una era.
Blas era labrador. Lo llevaron a la cárcel de Mendavia y el día 27 de julio lo
trasladaron a la de Pamplona. Fue ingresado allí con un grupo de 10
mendavieses. Durante los cuatro meses de cárcel lo visitó en varias
oportunidades su mujer Martina Sagasti. Solía ir acompañada por Matea González,
hermana de Félix, también detenido. Le llevaron alguna manta para protegerse
del frío. El 02/12/1936 fue sacado a fusilar. El día 3 de diciembre las mujeres
fueron a realizar la visita acostumbrada cuando les dice un tal Araoz, de
Mendavia: “ya les hemos dao la libertad”. Martina era una mujer
de carácter y se hizo respetar. Echó adelante con sus seis hijos, el mayor de
13 años, y la menor de apenas meses. El hijo mayor, Lucio, fue un apoyo grande
para ella, durante los primeros años. Tenían un par de vacas y un huertillo en
La Callejada. Sembraban alubias y patatas, y con eso y la leche diaria, se iban
defendiendo para vivir –relata su nieto B.V. A la muerte de Franco, la familia
siguió las pistas que les daban en Pamplona, y así llegaron al Perdón como
lugar de fusilamiento de mendavieses. Fue Cruz, uno de los hijos de Blas, parte
del grupo que más se movió, viajando a Pamplona y recabando testimonios, hasta
dar con los restos de los asesinados.
Maura Palacios Martínez estaba casada con Manuel Suberviola
Asurmendi, y tenían seis hijos: Juan, Teófilo, Gabriela, Damasa, Carmen y Luis.
Vivían en la calle El Prado. Al momento del golpe de estado Manuel era Guarda
de Mendavia, y pertenecía a la UGT. Aunque no constan sus ingresos en la cárcel
de Pamplona, se sabe que el 31 de agosto, a las 6.00 am, fusilaron a los seis,
en la Vuelta de Castillo, Pamplona.
Máxima Hilda Expósito, natural de Pamplona, se casó con
Florentino Santamaría Gastaminza, y tenía cuatro hijos: Angelina, Julián,
Félix, María. Vivía en la calle La Virgen. Florentino tenía 50 años cuando lo
fusilaron. Julián y Félix Santamaría Ilda (o Hilda) fueron llevados al frente.
Félix en el grupo de quintos, el 13-4-38; y Julián como forzoso en el Tercio
Sanjurjo, el 6-8-36. Julián resultó herido.
Máxima Úzqueda Aramendía estaba casada con Apolinar Maiza
García, y tenían 1 hijo (Javier). Jornalero. A Apolinar lo matan en Pamplona el
06/11/1936. Es fusilado en la Vuelta del Castillo, por mandato judicial
militar. Su hijo Javier tenía apenas 11 meses cuando mataron a su padre. Se
cuenta que Máxima, durante un encierro de fiestas, y al ver que uno de los
implicados en la muerte de su marido se metía en el portal de su casa, gritó:
¡criminal, encima que mataste a mi marido te metes en mi casa! Denunciando así
públicamente al implicado.
Melchora Quijera Suberviola se casó con Guillermo Canillas
Romero. Tuvieron 3 hijos (José, Marina y Felisa). Guillermo fue concejal
durante la República. El Diario de Navarra reseña su detención (26-8-36). En
septiembre fue asesinado. A Melchora le cortaron el pelo en el pueblo y debía
presentarse en el cuartel recibiendo ofensas incontables. Melchora era hija de
Ángela Suberviola y Ezequiel Quijera, que habían tenido 6 hijos: Cirilo, Blas,
Melchora, Brígida, Sixto y Bruno. Sixto y Bruno también fueron fusilados. Blas
y Cirilo fueron llevados al frente. Cirilo fue reclutado para el Tercio en 1936
y Blas fue reclutado en 1938. Ezequiel había estado 4 años en la guerra de la
independencia filipina.
Narcisa Aragón Arina estaba casada con Narciso Simón
Barquilla Carracedo, nacido en Lodosa el 28/10/1905. Tenían un hijo. Narciso
era jornalero y cenetista. Fue preso en el Fuerte San Cristóbal y fusilado el
06/11/1936. Es testigo de defunción el mendaviés Julián Baigorri García.
Pascuala Cenzano Lecea estaba casada con Pedro Martínez
Armendáriz, y tenían cuatro hijos: Angelita, Pedro, Luis y Jesusa. Emigraron a
San Sebastián. Los padres de Pascuala eran Isidora Lecea Tiberio y Antonio
Cenzano Zalduendo. La familia Lecea llegó a Mendavia de Lazagurría. Rufino
Lecea Eraso se casó con Florenica Tiberio Etayo, padres de Isidora. Pedro
vivía en la calle Beraza. Era sereno. Fue apresado y fusilado en
Villatuerta el 07/09/1936.
Petra Sainz Elvira estaba casada con Salvador Eusebio
Sancho Sainz, y tenían dos hijas (Adoración y Rosario). Vivían en la calle San
Bartolomé. Salvador era jornalero y miembro de la UGT. Durante la república fue
elegido concejal.
Salvador estuvo escondido con Gabina,
después de que mataron a Manuel Lecea Sancho. En el primer piso estaba la
cocina. Cuando venía alguien Salvador subía desde la cocina al pajar. Su mujer
venía a estar con Salvador, en horas de la noche. Después dejó de visitarlo,
por los comentarios que se podían ocasionar. Uno de esos primeros días fue a
casa de Gabina una mujer falangista. Salvador creyó que lo había visto, y al
otro día, como no estaba tranquilo, Salvador se fue; un día después se cree que
lo mataron.
Petra era hija de Julia Elvira, y hermana
de Vicenta Sainz Elvira (mujer de León Sainz “corera”), Delfina, Pedro, Víctor,
Jacinta… Jacinta Sainz Elvira era mujer de Félix Sádaba, promotor del
teatro-cine en Mendavia. Pedro y Víctor, sus hermanos, fueron al frente, como
soldados por quintas.
Tras el Golpe de Estado de 1936, un grupo
de mujeres y niñas de la familia Sainz pasaron al otro lado del Ebro. Julia,
con sus hijas: Vicenta, Petra, Delfina, y con las niñas Adora y Rosario; y
alguna otra vecina, pudieron pasar en la barca hasta la otra orilla. Al
escuchar a un pescador gritaron: ¿Quién va? El pescador respondió –tal vez
reconociendo las voces: León “Corera”. La CNT. Así pudieron pasar con su
barquilla. Otras personas más pasaron por un vado del Ebro. Llegaron hasta San
Martín y luego fueron a la finca de Mariano. Allí comieron algo y pasaron la
noche, y algunos días más. Es detalle importante señalar que León Sainz
“Corera” había puesto a su hijo, nacido tan solo un mes antes, el nombre de
Bladimiro Lenín. Entre las mujeres que pasaron en la barquilla Vicenta Sainz,
la mujer de León. Su niño acababa de morir el día 15 de julio, con apenas un mes
de edad.
Presentación Agreda, madrileña, estaba casada con Tomás
Elvira Suberviola y tuvieron dos hijos: Tomás y Avelina. Tomás era jornalero y
pertenecía a la UGT. Lo mataron en San Román de Cameros.
Ricarda González García estaba casada con Faustino Valderrama
Rodríguez y tenía cinco hijos: Vidal, Carmelo, Florentino, Guadalupe, Rosario.
Vivían en la calle Beraza. Faustino era zapatero, además de otros oficios,
incluso trabajaba como jornalero en el campo. Daba clases en casa. Tenía cierta
cultura y liderazgo entre los jóvenes. Había nacido en Valladolid el
15-2-1895. Fue llevado a la cárcel de Pamplona con otros mendavieses en los
primeros días de agosto.
Rolindes González estaba casada con Cesáreo Salmantino Sola (Expósito) y
tenían 3 hijas (Aurora, Antonia y Feli). “Salmancho”, había nacido en Pamplona
en 1895, y era churrero. Cesáreo era miembro de la UGT. Fue apresado, en Cárcar,
llevado el 1 de agosto a la cárcel de Pamplona y sacado a fusilar el 10-12-36,
en cercanías de Pamplona.
Romana Angulo Romero estaba casada con Pedro Arróniz
Ínigo. Vivían en la calle San Bartolomé. Pedro era jornalero y pertenecía
a la UGT. Fue apresado en la cárcel improvisada de Logroño, El Beti-Jai. La
familia del pueblo lo visitó. Estuvo más de tres meses preso y lo fusilaron en
la Barranca de Lardero (Rioja) el 10/11/1936. Romana Angulo Romero era
hija de José María Angulo y Manuela Romero, y hermana de Baldomera,
Julián y Bonifacio. Julián y Bonifacio también fueron asesinados. Romana
Angulo, a pesar de haberle matado marido y dos hermanos, fue capaz de mantener
escondido en su casa a su sobrino Fermín Ordóñez Angulo, hijo de Baldomera. Se
mantuvo varios meses sin salir a la calle. Lo tenían en la cuadra, en algún
apartadillo. Cuando algún falangista sospechó de su presencia y quiso
entregarlo, un vecino de derechas le dijo: “métete en tu casa y deja a los
demás en paz”. José María Ordóñez Angulo, hermano de Fermín, con 19 años, fue
llevado al frente en 1938. A otra hermana, Hilaria Ordóñez Angulo, le mataron
al marido: Jacinto Sainz Alonso.
Rufina Esteban Rueda estaba casada con Jesús Pastor
Fernández y tenían tres hijos (Manolo, Jesús y Luis). Contrajeron matrimonio el
06/09/1927 (Libro 8, 1). Vivían en la calle Echeverría, 32. Jesús era sastre y
miembro de la UGT. A fines de mayo 36, el alcalde Dionisio fue condenado por
homicidio, preso en Pamplona, y sustituido como alcalde por Jesús Pastor. Tras
el golpe de Estado, fue llevado a la cárcel de Pamplona el día 22 de julio, y
asesinado.
Rufina Martínez Ordóñez, hija de Román Martínez Ocáriz y Aniceta Ordóñez Cenzano, estaba casada con Bruno Quijera Suberbiola y tenían 3 hijos (José, Félix y Roberto). Rufina nació en Azagra en 1901 o 1902. Bruno nació el 06-10-02. Era jornalero. Él y su mujer pertenecían a la UGT, y tenía conciencia republicana. El 25 de abril de 1936 se reseña el acto civil de Mendavia, por el que se inscribe en el “registro civil con el nombre de Roberto un niño, hijo de nuestros camaradas Bruno Quijera y Rufina Martínez” (Semanario Trabajadores). Lo llevaron preso a Pamplona. Y lo mataron después de una saca de la cárcel de Pamplona el 02/12/1936. A la familia le pedían comida y ropa, para llevarle. Rufina, la mujer de Bruno, guardaba las cartas que le escribió desde la cárcel su marido; cartas que hoy conservan sus familiares. En 1940 inició el expediente para la inscripción de la muerte de su marido “a consecuencia de accidente en la guerra nacional contra el marxismo”, le hicieron firmar. Hicieron de testigos sus hermanos Basilio y Julián. Rufina murió en Beire (Navarra), el 12/12/1991. Los restos de Bruno Quijera fueron exhumados, según los testimonios de familiares, en Santa Cruz de Campezo (Álava). Parece más probable que lo fusilaran con un grupo de mendavieses en cercanías de Pamplona. Julián Sainz Jalón y Gregorio Ruiz Armendáriz, certificaron la defunción de Bruno como muerto “a consecuencia de guerra”, en Luquin, el 7 de septiembre de 1936, con 37 años. Pero tampoco parece probable que fuera fusilado allí. Con esa mentira agregada, se intentó borrar su memoria.
Rufina Suberviola estaba casada con el lodosano Pablo
Ramírez Abos. Residía en Mendavia, y tenían un hijo. Aparece entre los
inscritos en el Tercio Sanjurjo. El 21-9-36 fue herido en la cabeza, por
metralla, en el Manicomio de Huesca; ingresó al hospital de Zaragoza dos veces,
en septiembre y noviembre, pues se reprodujo la herida.
Sofía Jalón Elvira estaba casada con Felipe Ordóñez
González, y tenían dos hijos: Terencio y Eleodora. Vivían en la Calle Jazmines.
Felipe era labrador. Tocaba como músico en las fiestas del pueblo y en las de
los alrededores. Pertenecía a la Banda de Mendavia. Era miembro de la UGT. En
1935 fue el secretario. Participó en el Tercer Congreso de Campesinos de
Navarra, de la UGT, que se realizó los días 19 y 20 de abril de 1936. Ese mismo
mes de abril, diez días antes, había muerto una hija de Felipe. Fue detenido
tras el golpe de Estado, encarcelado en Mendavia, y sacado de la cárcel el 29
de julio de 1936, en un grupo de seis mendavieses. En terreno de Armañanzas
fueron fusilados y enterrados.
Teófila Mangado Esteban, natural de Sesma, estaba casada con Carmelo Rada
Romero, y tenían dos hijos: Dominica y Carmelo. La muerte del marido es registrada en
los libros de Mendavia el 06/08/1985, y localizada en Pamplona. Sin embargo,
hay testigos que relataron la saca de la cárcel de Mendavia del día 1 de agosto
de 1936, en la que se encontraban cuatro hombres: Marcos García, Javier
Esteban, Carmelo Rada y Lucio Suberviola. “En un coche negro, sacaron a cuatro.
Los sacaron ensangrentados”. Fueron asesinados el 01/08/1936 o en una fecha
cercana. Al ser fusilado el padre, y al término de la guerra, la madre con los dos hijos, fueron a vivir a Lerín; allí trabajó Teófila de churrera. Un nieto informa que Teófila volvió a contraer matrimonio con Carmelo López Ricarte, natural de Lerín, con el cual tuvo tres hijos más, uno de los cuales de nombre Carmelo López Mangado. Carmelo Rada Mangado falleció soltero y sin descendencia. Carmelo López Mangado fue a vivir a Mendavia, y le puso a uno de sus hijos el nombre de Carmelo.
Valentina Hernández Verano nació en Mendavia. Estaba casada con
Víctor Romero González y tuvieron 2 hijos (Luis, Pilar). Víctor pertenecía a la
UGT. Vivían en la calle Beraza 118. Víctor fue asesinado en torno al 25 de
julio 1936, en término de Mendavia. Tenía 31 años. Era jornalero. A Valentina
Hernández Verano le mataron al marido, al hermano y a dos cuñados. Valentina
murió en el pueblo, en un accidente. Un hijo de Valentina (Luis) se fue a
Canadá. La hija, Pilar, se quedó en Mendavia. Después del Golpe de estado de
1936, Valentina, que ya era viuda, estaba haciendo las labores del campo,
cuando vio venir una persona con la cabeza cubierta y vestida de negro. Pensó
que sería algún cura. Al acercarse reconoció a su suegra Inocencia, con la
cabeza rapada, que venía llorando. Al intentar consolarla ésta le dijo: No
lloro por mí sino por ti, porque mañana tienes que presentarte al cuartelillo y
te harán lo mismo. Inocencia González y Valentina Hernández fueron algunas de
las mujeres a las que las hicieron ir al cuartelillo, les cortaron el pelo, y
con toda probabilidad las injuriaron y les obligaron a tomar aceite de ricino.
Victorina Ochoa Ganuza estaba casada con Segundo Sagasti Uzqueda
y tenían una hija: Natividad. Vivían en la calle Caralogroño. Segundo era
labrador y pontonero. Desde el día 20 Segundo se da por “desaparecido”. En
realidad, fue llevado a la cárcel de Estella, junto a Germán Valerio. Sus
cadáveres fueron arrojados en una cuneta entre Arandigoyen y Villatuerta.
Victorina Sábada Sainz, hija de Félix y Vicenta (n. aprox. 1917) formó pareja con el lodosano Ceferino
Antón Zalduendo, y tuvieron una hija: Mari Santos. Vivían en la calle San
Bartolomé. Ceferino era jornalero. El acta de defunción señala como fecha y
lugar de su muerte el 11/08/1936, en Villamayor. Era de la CNT. Victorina se casó en segundas nupcias y vivió
en Mendavia más de 100 años. Recordaba que, con 17 años, fue detenida y enviada
a la cárcel por gritar: “Viva el comunismo”.
Viudas de soldados forzosos: en el tercio de Sanjurjo o en el frente de Bilbao
1. Castora Subero Campos (vda. de Justo Alcalde Martínez)
2. Hilaria Romeo Rada (vda. de Juan Albisua Martínez)
3. Luisa Rada Romero (vda. de Fermín Elvira Miranda)
4. Victoria Elvira Salcedo (vda. de Felipe Asurmendi Armendáriz)
Castora Subero Campos era hermana de María e Isabel Subero Campos. Hijas de Francisco Subero García y Ascensión Campos García. Castora estaba casada con Justo Alcalde Martínez. Justo era hijo de Francisco (Ausejo) y Juana Martínez. Castora y Justo tenían en 1936 tres hijos (Francisco, Horacio y Gabriel). Justo tenía 34 años, cuando fue enviado forzoso al Tercio de Sanjurjo, el 16-8-36. Allí murió el 29/10/1936 tras haber sido herido en batalla, en Alcubierre, y enviado al hospital de Zaragoza. Castora siguió viviendo en Mendavia. Le reconocieron pensión de viudez en 1941.
Hilaria Romeo Rada, hija de Anselma y Pedro, estaba casada con Juan Albisua Martínez, mendaviés nacido el 20/06/1908, hijo de Felipe y Leonor. Vivía en el Barrio Fuerte. Juan era labrador, y fue incorporado al Tercio de Sanjurjo el 27/08/1936, en la 3ra. Compañía de la Bandera Valenzuela. Murió en la sierra de Alcubierre el día 30 de enero de 1937 a consecuencia de heridas sufridas; sus restos fueron enterrados en el campo de batalla. En Boletín Oficial de 1942 le fue reconocida pensión a su viuda, por Logroño. Era tía del soldado forzoso Valentín Romeo Sagüés.
Luisa Rada Romero, hija de Vicente y Leonarda, estaba casada con Fermín Elvira Miranda, labrador. Domingo y Ángeles eran los padres de Fermín, nacido en Mendavia el 23/09/1904. Fue alistado en el Tercio y luego pasó a la I División Navarra. Murió en combate el 13-8-38, con 33 años, posiblemente en la Sierra de Padols (Tarragona). Luisa Rada Romero recibió pensión de viudez, reconocida en 1941, y residió en Zaragoza. Luisa era hermana de Carmelo, asesinado.
Victoria Elvira Salcedo estaba casada con Felipe Asurmendi Armendáriz, cuñado del alcalde Dionisio. Felipe había nacido el 13/09/1909. Fue reclutado forzoso e incorporado al batallón de Infantería Arapiles n. 7., el día 12 de abril de 1937. Lo enviaron al frente de Bilbao y murió en batalla el día 13 de junio de 1937. Sobre sus restos, hay documentos que señalan que quedaron en el campo de batalla. Otros testimonios hacen creer que está enterrado en el cementerio de Logroño.
Viudas residenciadas fuera de Mendavia
1. Caya Ordóñez Romero (vda. de Dámaso Alonso Pavía)
2. Dionisia Recio Álvarez (vda. de Pedro Elvira Martínez)
3. Encarnación Valerio García (vda. de Fermín Sagasti Ganuza)
4. Gloria Zalduendo (vda. de Gregorio Elvira Valerio)
5. Julia (vda. de Juan Ortiz Oroz)
Caya Ordóñez Romero, de Mendavia, hija de Pablo y Tomasa, estaba casada con Dámaso Alonso Pavía y tenían cuatro hijos. Dámaso, con familia Alonso en Mendavia, había nacido en Cárcar en 1903 y era obrero azucarero. El 4 de septiembre de 1936 fue sacado a fusilar en Marcilla, donde residía. Su hermano, Luis Alonso Pavía, residente en Marcilla, fue enviado al frente. Tiene ficha de combatiente: 1937.01.01 - 1940.12.31. Un hermano de Caya, Antonio Ordóñez Romero, con 36 años, fue enrolado en el Tercio de Sanjurjo, resultando Impedido a causa de herida de guerra, el 21-10-36. Fue ingresado en el Hospital de Zaragoza.
Dionisia Recio Álvarez, estaba casada con Pedro Elvira Martínez y tenían cuatro hijos: Julio, Remedios, José y Lucía. Pedro, nacido en Mendavia, estaba residenciado en Pradejón. Era pescador, hermano de Cirilo, e hijo de Bonifacio (hermano de Quirico, el padre de Eduardo Elvira) y Benigna. Lo mataron, con 46 años, el martes 28 de agosto del 36 en la carretera entre Arrúbal y Galilea, junto a Elías Ezquerro García, Faustino y Perfecto Miranda Medrano, el alcalde de Pradejón.
Encarnación Valerio García se casó con Fermín Sagasti Ganuza, el 02/09/1903 en Mendavia. Fermín era hijo de Evaristo Sagasti Cordovín y Leocadia Ganuza. Fermín había nacido en Mendavia en 1877 o 1878. Encarnación era hermana de la maestra Blasa y de Martina, que fue asesinada; hijas de Juan y Agustina. Poco después de casados, Fermín y Encarna se avecindaron en Arrúbal (La Rioja). Tuvieron 6 hijos: Luis, Antonio, Cirilo, Amós, Purificación y Carmen. Fermín era trabajador del campo y miembro de la UGT. Fue detenido en los primeros días de la sublevación junto con otros líderes campesinos. Es posible que fuera acusado de esconder a su sobrino Tomás Martínez Valerio. Puesto en libertad, y nuevamente detenido y conducido a la prisión de "La Industrial", fue fusilado el 26 de octubre de 1936 en La Barranca de Lardero.
Gloria Zalduendo estaba casada con Gregorio Elvira Valerio, y tenían cuatro hijos: Blanca, Dolores, Miguel y Rosario. Gregorio había nacido en Mendavia el 11/03/1905 (12/03/1897), y era cuñado de Lorenza Sagasti. Fue fusilado en Logroño el 30/07/1936. Era mecánico, y su localidad de residencia era Nieva de Cameros (La Rioja).
Julia estaba casada con Juan Ortiz Oroz, y tenían un hijo: Valentín. Juan era nacido en Mendavia, hijo de José y Vicenta Oroz Úzqueda, y residente en Rincón de Soto. Tenía 27 años cuando lo asesinaron en Aldeanueva del Ebro en agosto de 1936. Era trabajador del campo y estaba afiliado a la UGT. Su tío, Félix Oroz Úzqueda, residente en Mendavia, estaba afiliado al Requeté.
Viuda de Policarpo Romero Martínez. Sin información.
Mujer de represaliado, ya fallecida en 1936:
Casimira Arróniz González estaba casada con Juan Álvarez Martínez. Se habían casado el 18/10/1909. En 1936 ya había fallecido Casimira. Había tenido seis hijos (Isabel, Gregorio, Pedro, Agustín, José y Víctor). Juan era Guarda municipal y miembro de la UGT. Un hermano de Casimira, Víctor Arróniz González, murió en el frente. Casimira y Víctor eran hijos de Ángel y Gregoria, y nietos de Romualdo, Juana Pérez, Esteban y María Ocáriz. Los padres de Casimira habían vivido en la calle La Virgen, 25.
Nota de agradecimiento:
A aquellas personas, especialmente nietas y bisnietas por sus observaciones más recientes al blog para precisar la reseña breve de cada viuda, entre ellas, Charo Elvira Aznal, Asun Miquélez, Cris Cámara Ciaurriz, Elena Albero Armendáriz, Blanca Zúñiga Elvira, Laura Ripa...
No hay palabras, solo dolor, mucho dolor de pensar lo que tuvieron que pasar estas mujeres y sus familias.
ResponderEliminarSoy nieto de teofila mangado Esteban natural de sesma( Navarra) mi abuela estaba casada con Carmelo rada Romero y tenían dos hijos mi tía dominica rada y mi tío carmelo rada ya fallecido que murió soltero.mi abuela se volvió a casar con mi abuelo Carmelo López ricarte natural de lerin con quien tuvo tres hijos más uno de ellos mi padre que fue quien le puso a mi hermano el nombre de Carmelo,
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me gustaría ponerme en contacto contigo, pues quisera mejorar y ampliar, en lo posible, lo que tengo escrito. Si quieres, puedes enviarme un contacto de teléfono o correo a mi correo ht2martinez@gmail.com. También puedes localizarme en el facebook: Tomas Martinez Sancho. Cuando vaya por Mendavia me gustaría encontrame contigo. Un abrazo.
EliminarQE se sabe de la familia vela mi abuelo me contó qe la primera vez qe vio un coche con seis años qe era cuando vinieron para llevarse a matar a su tío y qe el coche era de la familia vela de Mendavia estoy seguro qe se encargaron de muchos asesinatos
ResponderEliminaro he recibido ningún testimonio sobre eso que dices. Ni el Fondo Jimeno Jurío, que ha publicado testimonios tampoco indica nada al respecto. Vela entró como concejal, después de septiembre. La acción más represora se dio con los concejales falangistas del primer ayuntamiento golpista. Es lo que puedo afirmar. Si me indicas en privado tus datos y los de tu abuelo, cuando haya oportunidad podríamos hablar sobre esa información. Me interesa. Puedes escribir a mi correo: ht2martinez@gmail.com
EliminarSi en su momento está POBRE Y DEFICITARIA DEMOCRACIA NO DEPURO Y SE HIZO UNA TRANSICION PACTADA A LA BAJA PARA SALVAGUARDAR TAMTAS COSAS...PARA QUE SACAR COSAS QUE COMPROMETAN APELLIDOS DE HOY QUE PPCO TIENEN QUE VER VON LO DE ENTONCES...NO SE.
ResponderEliminarY CLARO QUE NOS DUELEN LOS ASESINATOS LAS VIOLACIONES SISTEMATICAS FUERA DE LO QUE PERMITEN LOS CONVENIOS MILITARES DE GUERRA,Y CLARO QUE APENAS LLEGO LA GUERRA A NAVARRA Y AUN ASI PERSIGUIERON A MUCHA GENTE INOCENTE PARA LLEVARLA FRENTE A UN PELOTON DE FUSILAMIENTO ASESINATOS CLARO QUE SI Y QUE SI DUELEN HASTA LA EXTENUACION...
ResponderEliminarClaro que hubo envidias y abuso de poder respaldados por una guerra y claro que apetece desahogarse...pero lo cortés no quita lo valiente yo ca seguir ahogando las lágrimas sin duda en inmensa menor medida que nuestros antepasados que les tocó tragársela en vivo y en directo y tener que rehacer lo IMPOSIBLE TENIENDO QUE IR A BUSCAR TRABAJO A LA CASA DEL ASESINO Y MAS Y MAS YO TAMBIEN SE ALGO...CHAO Y ANIMO PARA SEGUIR CON LA MENTIRA POLITICA Y MAS ACTUALMENTE...
ResponderEliminarMucho dolor y sufrimiento. Que no vuelva a ocurrir, no hay vuelta atrás y los horrores y el miedo causado por algo tan terrible como fué una guerra de hermanos, no se puede describir. Que E. P. D.
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