Franco determinó en 1940 construir un monumento
en memoria de los muertos de su bando durante los años de la Guerra. Pero después
decidió que en las provincias también se hicieran exhumaciones de republicanos asesinados y se incluyeran en ese
panteón. Los traslados a Cuelgamuros fueron dirigidos por el Ministerio de la Gobernación
y por los Gobernadores Civiles. Varias circulares de 1958 y 1959 concretaron el
modo de proceder. En Navarra se trasladaron restos de 146 personas de 11 fosas entre
1941 y 1959. En el monasterio se encuentran en 19 archivos las fichas con los datos
de aproximadamente la mitad de los allí enterrados. Se desconoce la identidad de
la otra mitad, existiendo varias hipótesis, y siendo casi seguro que fueron recogidos
de fosas comunes de Brunete, Grado, Gandesa,Tarragona, Badajoz o Teruel entre otras, después de la Guerra Civil
y hasta 1983. Joan Pinyol ha documentado que al menos 500 de estos
enterramientos son fruto de un traslado ilegal; caso que fue abierto por el juez
Baltasar Garzón en 2009. De las
fosas navarras, entre otras, se exhumaron entonces la fosa del Antiguo Cementerio
de Ayegui, y la del Cementerio de Arandigoyen, para un total de 133 exhumados
en estos años.
Una vez iniciada la Transición, a finales de la
década de 1970 y principios de la de 1980 tuvieron lugar numerosas exhumaciones.
En esos años surgió un fuerte movimiento político y asociativo que promovió la exhumación
de numerosas fosas comunes. Una de las de mayor repercusión fue la de Sartaguda,
en 1977. A partir de febrero de 1978 dio comienzo, tras una serie de reuniones en
Peralta, la denominada Operación Retorno
que serviría para la recuperación de restos de asesinados de varios pueblos. La
iniciativa irradió a muchos otros lugares y a pensar de contar con el apoyo del
obispo de Pamplona y Tudela José María Cirarda, no fueron pocos los sinsabores y
dificultades que tuvo que afrontar.
En Mendavia los familiares se
movilizaron, en primer lugar para recoger testimonios, en base a la memoria
oral transmitida. Hubo mujeres valientes que fueron de puerta en puerta
arrostrando a los conocidos matones, a los firmantes de las actas de defunción,
o a los testigos presenciales de los
hechos. En ocasiones esta confrontación se dio en lugares públicos. Sabiendo
esto, algunos de los principales responsables de la matanza se reunieron para
un acuerdo de silencio total. Fueron meses duros, en los que por pequeños
indicios se pudieron ubicar algunos de los lugares de las fosas. Igualmente
dura fue la localización precisa de las mismas mediante los testimonios de los
lugareños, en cada caso particular. En este contexto se recuperaron los restos
de varios mendavieses.
La Operación Retorno permitió acercarse
a la realidad de otros pueblos cercanos. Los familiares de asesinados en
Mendavia pudieron acompañar en el homenaje a otros represaliados en los pueblos
de los alredededores, así como acompañaron en los actos de exhumación. Se
crearon fuertes lazos de solidaridad entre ellos, y se convirtió en un clamor
social por la justicia.
Familiares de los represaliados de
Mendavia acompañaron en los pueblos cercanos de Navarra e incluso La Rioja, en
los funerales que se realizaron desde 1978 hasta 1982, entre otros: Peralta
(8-10-1978), Falces (28-01-79), Larraga (11-02-79), Andosilla (18-02-79),
Cárcar (25-02-79), Alcanadre y Valtierra (18-03-79), Sartaguda (25-03-79),
Milagro (15-04-79), El Villar de Arnedo (22-4-79), Cadreita (06-05-79), Olite
(13-05-79), Cáseda (10-06-79), Lodosa (79), San Adrián (24-2-80), Allo
(16-03-80), Corella (27-04-80), Los Arcos (27-06-82). En el primero de ellos,
en Peralta, pronunció la homilía un sacerdote, hijo de asesinado.
También se hicieron homenajes en Funes, Santacara,
Villafranca, Sesma, Mélida, Valtierra, Arguedas, Fustiñana, Lakuntza, Lerín, Arbizu,
Carcastillo, Monteagudo, Aibar, Murillo el Fruto, Fitero, Ribaforada, Gallipienzo,
Cortes y Buñuel.
Otro funeral de homenaje se realizó en febrero
de 1979 fuera de Navarra, en el cementerio de Torrero, próximo a Zaragoza, para investigar
los fusilados de la bandera General Sanjurjo, que no eran reconocidos por el ejército.
Allí se exhumaron, los cuerpos de 16 riojanos y 163 navarros.
Aparecieron los restos de un mendaviés: Florentino Arróniz Ocariz. Es de resaltar
que la bandera Sanjurjo no está inscrita en los libros diarios del ejército.
Un acto multitudinario se realizó en
Mendavia el 1 de abril de 1979. Se prepararon seis o siete cajas funerarias con
los restos de los mendavieses exhumados. Se realizó un funeral común en la
iglesia parroquial y se procedió al entierro en el cementerio del pueblo. La
memoria gráfica de aquél día permite recordar algunas de las familias presentes
y establecer algunos de los restos exhumados.
1.- Restos de Marañón. Eleuterio Marañón
Alonso, en Pamplona;
2.- Restos de Guillermo Canillas, Dionisio
Martínez Lizuáin, Lorenzo Lecea Marino Muguía Eustaquio Elvira, José María
Elvira San Juan, exhumados en Urbiola-Luquin.
3.- Restos de Jacinto Sainz, Julián
Angulo, Felipe Ordóñez, Manuel Lecea y Martina Valerio, exhumados en Armañanzas.
4.- Restos de Lucio Sainz, Pedro Campos
y Pedro Martínez Armendáriz, exhumados en Villatuerta.
5.- Restos de Pedro Álvarez Arróniz, Cosme
Elvira y Félix González, exhumados en Galluz.
6.- Restos de los 9 exhumados en el Alto
del Perdón.
7.- Restos de Marcos García, Carmelo
Rada y Javier Esteban, de El Escorial
Se inhumaron además los restos de Juan
Martínez Martínez, exhumados en Sengariz (Aoiz); de Salvador Eusebio Sancho
Sainz, en Alegría (Álava); de Martín Elvira González, en Igúzquiza; de Pedro López
González, en Estella; de Bruno Quijera, en Santa Cruz de Campezo (Álava); de Lorenzo
Elvira e Hilario Elvira, en Ozaeta (Álava); de Leocadio Sádaba González, en
Cevera de Río Alhama; y de Tomás Elvira Suberviola, en San Román de Cameros.
Fue un momento de gran emotividad en que
los familiares pudieron acompañar con dignidad a sus familiares asesinados y
darles digna sepultura.
Algunos restos
se dejaron en los lugares donde se encontraban para la fecha: Lardero,
Barbarin, Pamplona. En el caso de la Barranca de Lardero se erigió un monolito
en Memoria de los represaliados.
El Alto
del Perdón y
otras fosas
El tránsito de presos entre Tierra Estella y Pamplona convierte el Alto del
Perdón en un lugar de frecuentes fusilamientos. Algunos, con la excusa de ser juzgados
en Pamplona, eran trasladados en camiones hasta este lugar para ser fusilados. Otros
eran conducidos desde la cárcel de Pamplona. Resulta muy complejo determinar cuánta
gente puede estar allí enterrada, así como las fechas y los lugares exactos de los
sucesos, pues la represión en la Cuenca de Pamplona se prolongó hasta el año 1939.
Se desconoce también casi todo acerca de los restos exhumados. Algunos exhumados
incluso en fecha tan temprana como en 1940, fueron inhumados en el cementerio de
Pamplona.
Entre las
distintas exhumaciones cobra relieve para Mendavia la del Alto del Perdón.
Acudieron varios familiares de asesinados. Allí había varias catas de varios
metros de longitud, y con distintas orientaciones. Los restos humanos que
aparecieron eran muy numerosos y difíciles de identificar. Algunos testigos del
lugar indican que se les escuchó implorar a la Virgen de Legarda antes de ser
fusilados, por lo que concluyeron que se trataría de mendavieses los que habían
llevado allí en uno de los grupos. Guiándose por las fechas de salida de la
cárcel de Pamplona se establece que un grupo de mendavieses fueron fusilados y
enterrados allí. Quijera Suberviola Sixto, Rada Cenzano Emilio y Salcedo Gonzalez
Segundo, habían ingresado el 27 de julio; mientras que a Angustina Chasco
Urbano, Mateo Elvira Julio, Montoya Suberbiola Luis, Ramirez Lizanzu Pedro, Sadaba
Sagasti Quintin y Elvira Asurmendi Eladio, los ingresaron el día 5 de agosto.
Todos ellos tienen como fecha de salida el día 30 de noviembre, aunque el de su
muerte sea el 2 o el 4 de diciembre. A la familia de alguno de ellos le
comunicaron que el día 3 lo habían liberado. Sin fecha precisa, por tanto, sin
embargo se cree que los fusilaron allí. Las familias de todos ellos acudieron a
la exhumación. Una hebilla de Sixto Quijera, un resto de calzado de Quintín “el
cojo”, una cremallera de Eladio Elvira, o una moneda, fueron detalles que
sirvieron para el reconocimiento, con cierta probabilidad, de los mendavieses
allí asesinados.
Pero no todos
los detenidos en Pamplona eran trasladados a fusilar a zonas cercanas. Los
restos de Bruno Quijera fueron exhumados en Santa Cruz de Campezo (Álava), y los
restos de Pedro Ramírez fueron localizados en Ibargoiti. Actualmente sus restos
reposan en el cementerio de Mendavia.
La ermita de
Legarda
Los restos de
dos personas fueron exhumadas en el entorno de la ermita de Legarda. Las hijas
de Víctor y Telesforo fueron indagando por las casas donde sabían que había
alguna información, según se lo había trasmitido su madre. Los restos de sus
padres se pudieron localizar e identificar gracias al testimonio de alguno de
estos vecinos presentes en el fusilamiento. Se trataba de los restos de Víctor
y Telesforo. Los restos de Víctor aparecieron a cuatro metros de la pared de la
ermita, en dirección al pueblo junto a una pila bautismal que había. Años atrás
un joven había puesto estacado su animal para que pastara y la ermitaña le dijo
que quitara el animal de ahí, que había un hombre enterrado. Así se pudo
reconocer el lugar y aparecieron los restos. Lo encontraron enterrado
superficialmente, de cuclillas, con los pies atados con alambres, con una losa
sobre la cabeza para proteger el enterramiento.
Otra fuente documental, basada tal vez
en los datos del juzgado de Estella, pero que consideramos equivocada, señala
que Víctor fue asesinado en Estella el día 1 de agosto. Así se comprueba, como
se verá en varios casos, que los datos del juzgado fueron completados en los
años inmediatos a la postguerra con total indiferencia o incluso con la mentira
explícita para desorientar a los familiares.
Otros restos
cercanos, junto a la pared de la ermita, pero al otro lado, se pensó que
podrían ser los de Telesforo, pero no es segura su identificación.
No deben
confundirse estos restos hallados en el entorno de la ermita con otros que
aparecieron, enterrados ordenadamente, y que posiblemente pertenecieron a un
pequeño cementerio del monasteriolo de Legarda.
El cementerio de Echauri
Algunos testimonios
hacían suponer el fusilamiento del Alcalde Dionisio Salcedo en las cercanías del
cementerio de Echauri. Se recabaron testimonios locales y tras las primeras prospecciones
hechas en 1979 se lograron identificar sus restos, aunque con algunas dudas,
pues los métodos empleados en ese tiempo para su reconocimiento no eran tan
precisos como en la actualidad. Esos mismos testimonios indican que Dionisio,
al ser fusilado, no permitió que le taparan los ojos. Ni aceptó firmar ciertos
papeles que le ofrecieron, ni aceptó confesarse, pues decía: no he hecho nada
malo de lo que arrepentirme.
Exhumaciones
de El Escorial
Poco después, en febrero de 1980, se trajeron
a Navarra los restos de 133 fusilados republicanos navarros inhumados en Cuelgamuros.
Originalmente enterrados en fosas de Aberin, Arandigoyen, Ayegui, Cadreita, Pamplona,
Milagro, Murillo, Ribaforada y Tudela, fueron llevados a Guadarrama en 1959. Se
obligó a los solicitantes prometer que no hablarían con la prensa y no quedó ningún
documento ni registro en el panteón que verifique la exhumación de estos navarros
vilmente asesinados tan sólo una lista del número de exhumados. Los
representantes de Allo, Azagra, Lodosa y San Adrián fueron encargados de viajar
a Madrid. Cada familia tuvo que hacer un aporte económico para avanzar en la
restitución de los restos de sus difuntos al pueblo.
Los restos buscados eran 2 de Mendavia: los
de Germán Valerio Palacio y los de Segundo Sagasti Úzqueda. Félix Valerio actuó
como representante del pueblo, en la solicitud de inhumación. Fue con su mujer hasta San Lorenzo de El Escorial en busca de los restos de
su tío, Germán Valerio. Salieron dos autobuess desde San Adrián.
Los dos
mendavieses habían sido enterrados en una fosa de Arandigoyen en 1936 y trasladado
a Cuelgamuros en 1959.
A petición de los familiares de dos mendavieses, el cura párroco de Arndigoyen,
Secundino Galdeano y Ros, certificó el 15-04-1979, que “los cadáveres de don
Germán Valerio y Palacio y de don Segundo Sagasti y Úzqueda”, “enterrados en
este cementerio”, el día 24-07-1936”, “fueron llevados al Valle de los Caídos”.
“Nos dieron los restos
en unos cajones pequeños que tenían ellos vigilados. A la vuelta, los enterramos
en el panteón de Mendavia”. El padre de Félix indagó el paradero de su hermano.
Y contaba de su muerte: “Lo arrastraron en un camión desde Estella hasta Villatuerta
porque era socialista y allí lo mataron”. El hallazgo de los restos de Germán
fue accidentado, pues en Villatuerta no había informantes con memoria de los
aconteciemientos del 36, hasta que un hombre mayor les dio la pista de que
buscaran en un pequeño caserío cercano, porque había oído que dos mendavieses
los habían enterrado en Arandigoyen, limítrofe con Villatuerta. Allí se puedo
saber, por otro hombre mayor, que los dos asesinados, entre ellos uno ciego,
habían sido dejados en la cuneta en terreno entre Villatuerta y Arnadigoyen.
Con un
procedimiento aparte habían sido traídos de El Escorial los restos de tres
mendavieses más: Javier Esteban, Marcos García y Carmelo Rada. Las familias
fueron comprometidas a guardar silencio. No obstante, hay indicios para pensar
que los restos de estos mendavieses fueron trasladados a El Escorial, desde
Mañeru, por el año 1959.
Mientras que los
restos de estos tres fueron inhumados en el cementerio de Mendavia en el
funeral de 1979, los restos de Germán y Segundo posiblemente lo fueron con
ocasión del “cabo de año” del funeral del 79, es decir, el 01-04-1980.
Fosa de La
Caballera y otras en Mendavia
Sin verificar
completamente esta información, algunos testigos recuerdan que poco después
también fueron inhumados los restos hallados en la fosa de La Caballera, en la
vía Mendavia-Lodosa, posiblemente de un grupo de personas pertenecientes a un
circo. Había
testimonios que señalan la aparición de huesos humanos, incluso de niños,
cuando se labraba la parcela municipal. Dada la situación de dictadura, los
campesinos los volvían a tapar. Allí plantaron una higuera para indicar el
lugar. Pocos años después de 1979 se
desenterraron los restos, sin identificar con precisión, y se cree que se
llevaron al cementerio de Mendavia. Se contaron hasta 27 cadáveres en una
pequeña fosa común.
En un terreno plantado de viña, en
término de Mendavia, vía Lazagurría, se hicieron prospecciones. Cavaron toda la
viña y no se consiguieron los restos buscados. Algunos testimonios del pueblo
aseguraban que sus cádaveres habían sido arrojados en la cuneta del mismo
pueblo. Pero, quién sabe después dónde los enterraron.
Otros testimonios vinculados a albañiles
del pueblo, recogen la aparición de restos óseos humanos al hacer ciertos
arreglos, tanto en casas particulares como en las cúpulas de la iglesia
parroquial. Albañiles que trabajaron en el arreglo de las cúpulas indican la
aparición de huesos antiguos enterrados y, en especial, 4 o 5 calaveras en las
escaleras de la torre vieja, junto a un periódico fechado en 1936. Las
reparaciones fueron por el año 1982 aproximadamente.
Fosas de Aguilar de Codés
y Ayegui
La fosa de Aguilar de Codés es una fosa situada
al noroeste de Aguilar de Codés, junto a la carretera de Cabredo (NA-7200), entre
los kilómetros 15 y 16. De acuerdo con varios testimonios recibidos, en este lugar
se encontraba una fosa común. En ella se supone fueron inhumadas tres personas.
Se desconoce tanto la identidad como la fecha de los sucesos. Según testimonios
orales las tres víctimas eran de Mendavia.
La fosa del Antiguo Cementerio de Ayegui
estaba ubicada fuera del antiguo cementerio de Ayegui, junto al camino de Santiago
y próxima al Monasterio de Irache. Según el informe realizado se habrían
exhumado 5 cadáveres en 1959. Según el listado de fusilados de La Rioja, en Ayegui
mataron en septiembre de 1936 a Paulino Álvaro Martínez, de Villamediana de Iregua.
Y según otros testimonios, en esta fosa se habrían enterrado a 4 personas de Mendavia
y otra de procedencia desconocida. Algunos de los desaparecidos de Mendavia en
los primeros días, aún están sin localizar.
La Fosa de Azqueta
Tierra Estella, por
su situación geográfica, se convirtió en uno de los lugares donde llevaron a matar
a muchas personas de diversos lugares de Navarra, sobre todo del sur. La Fosa de
La Llana (Azqueta), al sur de la Autovía A-12, en las faldas del Montejurra, se
encuentra el paraje de la Llana, entre las localidades de Azqueta y Ayegui. Cuando
tuvieron lugar los sucesos era un paraje arbolado pero actualmente es un campo de
labor. Hay referencias de que en este lugar se encuentran enterradas tres personas,
dos de ellas procedentes de Mendavia (Teófilo Navarro Ordóñez y Ceferino Antón
Zalduendo), sacadas de la cárcel de Pamplona. Esta fosa es la primera que se prospectó
tras la aprobación por parte del Gobierno de Navarra el 11 de febrero de 2003 de
la "Resolución sobre el recuerdo, reconocimiento y reparación moral de las
personas fusiladas y represaliadas durante la Guerra Civil en Navarra". Esta
prospección, realizada a instancia de familiares de una de las víctimas, no obtuvo
éxito. En 2016 se realizó una nueva prospección, sin resultados positivos.
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