El fuerte de San Cristóbal
El fuerte de San
Cristóbal se encuentra en lo alto del monte Ezcaba, a un kilómetro de Pamplona. El 22 de mayo de 1938 se produjo en este lugar una de las evasiones más resonadas de todo el mundo.
En 1938 había 2.487 personas detenidas, en su mayoría dirigentes políticos y sindicales
y militantes revolucionarios y republicanos. Unos treinta presos prepararon una
fuga que se inició a la hora de la cena, momento en que había más dispersión de
los guardianes.
Algunos de los presos
desistieron en su fuga, de tal forma que fueron contabilizados, a las dos y media
de la madrugada, 1.692 presos que fueron dejados desnudos en el patio durante horas.
Se fugaron, por tanto, 795 de los detenidos, mal calzados y vestidos, desnutridos,
con escasos fusiles y en desbandada, sin organizar un plan de huida. Se inició inmediatamente
la caza de los mismos, que sin apenas resistencia fueron siendo abatidos o capturados.
Consta que el mismo día 23 se detuvieron 259 evadidos, el día 24 ya eran 445 y los
días sucesivos grupos menores. El último fue capturado el 14 de agosto, tres meses
después, en el monte.
Francisco Lecea Sancho,
mendaviés, es asesinado y se registra su muerte en Esteríbar (comarca del
Pirineo), (AGN. J. Prim. Inst. e Instruc. nº 1 de Pamplona/Iruña; Expediente
para inscripción de defunción en Caja 5271; Exp. Num. 0000259/1946). En el documento
de defunción se afirma que "(...) resultó muerto por la Fuerza
Pública", y que fue identificado el 6/6/38. Con éste fueron tres
los hermanos Lecea Sancho asesinados. Francisco trabajaba en Logroño como ferroviario.
Un grupo de falangistas mendavieses fueron a buscarlo a Logroño, lo detuvieron y
lo llevaron a la cárcel de Pamplona.
De los 795 fugados
fueron detenidos 585, pasando sólo la frontera francesa tres de ellos, e identificando 187 cadáveres, a los que hay que añadir 24 muertos
más sin identificar. En total, 211 asesinados durante la captura de los fugados.
Esto da, según la contabilidad del fuerte, cuatro más (585+187+24+3 = 799), que
pudieran ser huidos de la represión en la retaguardia encontrados tras las intensas
pesquisas desarrolladas para capturar a los fugados del fuerte. Aunque la mayor
parte de los que perecieron fue en Ezcabarte (en la cara norte del monte, en Oláibar y en Baztán), la mayoría están registrados en Ansoáin, en la falda sur del monte.
Mendavieses asesinados residentes fuera del pueblo
Además de los ya mencionados Nieves González
(Logroño), Fermín Sagasti (Logroño), Gil Valerio (Pamplona), Andrés Suberviola (Lodosa),
Eustaquio Elvira (Lodosa) y Ángel Alonso (Lodosa), se han encontrado datos de Emilio
Pando Fernández, mendaviés de nacimiento, condenado a pena de muerte y fusilado
en Gijón a los 21 años, el 5 de enero del 38; era hijo de Francisco Pando, asturiano
que ejerció de médico en Mendavia en torno a 1916, motivo por el cual su hijo nació
en este pueblo. También al padre, ya de 50 años, lo matan el mismo día y de la misma
forma. Este mendaviés, Emilio Pando, no estaba incluido en las listas publicadas
hasta ahora con los mendavieses represaliados.
En Archivos de la Nación hay información
sobre dos personas más, naturales de Mendavia, asesinadas y enterradas en fosas halladas
en León. Se trata de Aramendia Sainz, Cándido y
Aramendía Sainz, Máximo. Ningún testimonio sobre ellos ha podido ser recogido
en Mendavia, aunque son identificados como hermanos en sus registros de nacimiento.
En la capilla laica de León, erigida en 2013 con los nombres de los represaliados
en León, se registra el nombre de Máximo Aramendía.
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