Petra y Carmelo, con un hijo y un nieto, en la calle Beraguas, de San Bartolomé.
En este apartado se presentas diversas situaciones en torno a dos hermanos Sainz Arróniz y sus esposas, cercanos a situaciones de represión en Mendavia; y a Félix González González, represaliado. Marisa Llorente y Silvia Sainz aportan fotografías y algunos testimonios familiares nuevos.
Petra González González y Carmelo Sainz Arróniz
María Martínez González y Venancio Sainz Arróniz
Marisa Llorente es nieta de Petra González González y
Carmelo Sainz Arróniz, y agrega algunas notas a lo que ya conocíamos sobre su
familia, en los tiempos de la Segunda República, durante el Golpe de Estado en
Mendavia y durante los años sub-siguientes. Silvia Sainz Martínez es hija de
Venancio Sainz Arróniz y María Martínez González. Silvia (Salvi) también agrega
alguna información puntual sobre su padre, y nos remite a un libro suyo
testimonial, de reciente publicación: “37 años de aguante”.
Petra González (n. 1909) y Carmelo Sainz fueron un
matrimonio que vivió de cerca la represión y el terror ocasionado en Mendavia,
principalmente entre los meses de julio a diciembre de 1936. Petra había sido
mujer muy religiosa. Pero a raíz del asesinato de su hermano Félix, en el que
atribuía una responsabilidad especial al cura párroco del momento, Jerónimo
Mercapide, que era su vecino, dejó de ir a misa –confiesa su nieta. Petra había
quedado impactada por las torturas a las mujeres, sus cortes de pelo, y los
paseos vergonzantes por la carrera, tras darles aceite de ricino. Petra murió
relativamente joven, en 1977, a los 68 años.
Petra
con una vecina, en las Eras de San Bartolomé.
A Petra le
mataron a su hermano Félix. Félix
González González había nacido en Mendavia el 03/03/1913 (Libro 22, 106).
Era hijo de Antonio G. Elvira y Gervasia G. Pellejero; y nieto de Jacinto y
Victoriana, y Castora (de Ausejo). Antonio y Gervasia tuvieron seis hijos,
cinco mujeres y un hombre (Antonia, Matea, Melchora, Carmen, Petra y Félix).
Matea ya estaba casada en 1936, tenía una hija: Carmen, y vivían
independientes. Félix residía en la calle San Juan 26, junto a la iglesia
parroquial, en la casa de los padres, Antonio y Gervasia. A los pocos días del
Golpe de Estado de 1936, lo detienen en su casa. Llegan a buscarlo unos
falangistas y lo sacan cuando se estaban poniendo los zapatos para salir a
misa. Se lo llevan con una alpargata en un pie y un zapato en otro. Félix era
labrador y le gustaba la caza. Era el único hijo hombre y llevaban a medias 30
robadas de regadío en término de Zauta,
suficiente para la familia, por lo que no tenían necesidad de roturar otros
terrenos –dicen los sobrinos al ser preguntados sobre el asunto. Félix no había
cumplido los 23 años para las elecciones del 36, y por lo tanto era no votante.
Lo acusan de haber impedido la entrada en un bar de la izquierda, bajo
portales, a unos de la derecha. Debe recordarse que desde el año 1934 hubo
varias peleas en las cantinas con motivación política, en las que intervinieron
hombres armados, y hubo detenidos y presos en la cárcel de Estella. Aunque el
nombre de Félix no figura en los artículos de prensa que se refieren a estos
sucesos, este es testimonio que recoge la familia. Una vez detenido, lo
encarcelan en lo que funcionaba como Ayuntamiento en la Villa. Allí, la sobrina
Carmen, que tenía entonces 4 años, le llevó la comida durante los pocos días
que estuvo en el pueblo. Son varios los detenidos con él. El día 27 de julio
los sacan de la cárcel del pueblo, amarrados con cadenas, y mientras los llevan
hasta el camión, lo logran ver la madre, las hermanas y la sobrina Carmen.
Félix se lanza a dar un beso a la niña y queda este último recuerdo grabado en
ella. Los guardianes lo conducen rápidamente hacia el camión donde se los
llevarían. Consta en los estadillos de la la cárcel de Pamplona el ingreso de
Jesús Arróniz Barco, Prudencio Cámara Ripa, Félix González González y Jesús
Pastor Fernández, el mismo día 22 de julio.
Apellidos y nombre
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Fecha de entrada
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Fecha de salida
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Fecha de asesinato
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PASTOR FERNANDEZ JESUS
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22/07/1936
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29/07/1936
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Traslado
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CAMARA RIPA PRUDENCIO
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22/07/1936
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29/07/1936
|
Traslado
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ARRONIZ BARCO JESUS
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22/07/1936
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02/12/1936
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05/12/1936
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GONZALEZ GONZALEZ FELIX
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22/07/1936
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02/12/1936
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Sin datos
|
Durante los cuatro meses que permaneció en la cárcel
lo visitó en varias oportunidades su hermana Matea. Solía ir acompañada por
Martina Sagasti, mujer de Blas Verano, también detenido pocos días después.
Fueron diez los mendavieses encarcelados en Pamplona desde el día 27 de julio,
y entre estos estaba Blas Verano.
Foto
de Altafayya y foto escolar, a los 11 años.
Como Félix no había aprendido a escribir bien, la
familia no conserva de él ningún texto. El día 3 de diciembre las mujeres
fueron a realizar la visita acostumbrada cuando les dice un requeté del pueblo,
referido al día anterior: “ya les hemos dao la libertad”; y les dan la orden de
callar: “chitón”. Los documentos de la cárcel de Pamplona indican que el día 2
de diciembre “sacan” a un grupo de Mendavia: Arróniz Barco Jesús, González
González Félix, Elvira Sainz Deogracias, Quijera Suberbiola Bruno, Verano
Ordóñez Blas, Santamaría Gastaminza Florentino, Marañón Alonso Eleuterio,
Martínez Martínez Juan y Romero González Fermín. Otro grupo de mendavieses había
sido sacado a fusilar en el Alto del Perdón apenas unos días antes.
A la muerte de Franco, con la “operación retorno”, la
familia siguió la pista para encontrar los restos de Félix. El sacerdote
capellán en la cárcel de Pamplona, don Luis, que había estado a pupilo en casa
de Severo Mateo, en Mendavia, les dio cierta información. Les dijo que algunos
informantes carcelarios aseguraban que sus restos se encontraban en una fosa de
Sengáriz (Ibargoiti - Aoiz). En 1979 fueron exhumados los restos de esta fosa y
llevados al cementerio de Mendavia. Aunque no se identificaron con precisión,
se llegó a afirmar que más de 10 mendavieses habían sido reconocidos allí. Todos
los restos encontrados en este término se depositaron en una de las urnas que
se inhumaron en el Panteón de Mendavia el día del funeral colectivo. Podría
tratarse de los nueve “liberados” el día 2. Extrañamente, en el Libro de
defunciones de Mendavia, en el año 1977 aparece Mues como localización de la
muerte de Félix. Recientemente se incluyó el nombre de Félix en un homenaje
realizado en Oteiza, pero se descarta que Félix hubiera sido fusilado allí.
Melchora González González, hermana de
Félix, emigró a Francia. Murió el 6 Nov 2001 en Colombes, Hauts-de-Seine,
Île-de-France, France. Había nacido en Mendavia el 1 Jun 1911.
El abuelo de Marisa Llorente, Carmelo, fue llevado al
frente según confirma la nieta. La ficha del AGN incluye algunos datos. Se
incorporó el 11/10/1937, con 31 años, era soltero, obrero agrícola, y tenía
cinco hermanos, de los cuales dos estaban en el frente (según la ficha).
Tres
hermanos: Benigno, Venancio y Carmelo, con una hija de Venancio
Venancio era uno de los hermanos de Carmelo; hombre de
cultura que en 1936 estaba claramente decantado a favor de la república.
Escribía en el Semanario Trabajadores de
la UGT. Se conservan algunos de sus artículos. Uno de ellos, en defensa del
alcalde Dionisio Salcedo, su vecino, una semana antes del Golpe de estado. El
11 de julio de 1936 escribía: Por la
libertad de Dionisio Salcedo. En estos días de lucha, lucha por la conquista del
pan, que ha de llevar a nuestros hogares la paz y el sosiego de nuestras
familias, tenemos el deber de luchar por la liberación de nuestro querido
alcalde, camarada Dionisio Salcedo, modelo de alcaldes luchadores, que ha
sabido conquistarse con su actuación, las simpatías de su pueblo, de su
provincia y de España entera. ¿Por qué? Sencilla es la respuesta. Porque con
tal de aniquilar al fascismo se colocaba al frente de su dependencia, para
vigilar los manejos caciquiles y fascistizantes, por lo cual recogió -no todo
son flores- el odio más feroz de la canalla reaccionaria de Mendavia, odio que
no ha sabido disimular, pues claramente se ha visto con el proceso y la condena
tan injusta, que unos magistrados reaccionarios, sin guiarles otro camino que
el de inhabilitarlo para las luchas futuras, no atendiendo a otras razones para
sentenciar, que el odio que sienten por la actuación en defensa para la
República y el Frente Popular. Esperamos que la condena tenga reparación por lo
que significa la actuación de defensa de las instituciones de la República. El
ministro de Justicia y el Gobierno del Frente Popular se harán eco de esta voz
de protesta que se manifiesta por medio de telegramas enviados desde todos los
rincones de España y por las miles de firmas recogidas por la organización más
fuerte y defensora de todos los perseguidos antifascistas del mundo entero, el
Socorro rojo internacional. Terminó por hoy, enviando mi más efusivo
reconocimiento por la labor que ha iniciado el S. R. I. en defensa de nuestro
camarada Salcedo, y puedo también decir que no soy yo sólo el que da las
gracias por la labor tan humanitaria de dicha institución, sino que es la
mayoría del pueblo de Mendavia. ¡Camarada Dionisio Salcedo: Salud!
Esta fuera de duda que Venancio fue el artífice,
individual o en colectivo, de un artículo con seudónimo, más combativo, escrito
el 25 de abril, en el que se reseña el acto civil de Mendavia, por el que se
inscribe en el “registro civil con el nombre de Roberto un niño, hijo de
nuestros camaradas Bruno Quijera y Rufina Martínez”. Se trata de un amplio y
encendido alegato contra la Iglesia, el capital y la “beatería de Mendavia”, y
se da la enhorabuena “a los camaradas”. “Salud y que cunda el ejemplo”, -firma Vendoli Sandal. Personalmente, hubiera
creído que se trataba de un escrito colectivo. Un intento de descifrarlo: Venancio Sainz – Ordóñez Felipe – Sandalio Estella. Sin embargo, la hija
de Venancio reconoce el pseudónimo como el de Venancio, y lo interpreta así: Venancio Doli (una gata familiar). Pero no recuerda el significado de Sandal. Además, lo transcribe como
VENDOLI SANDAZ (¿tal vez, contracción de Sainz y Arróniz?). En ese artículo del
25 de abril, se apoyan “las ideas de la emancipación de la clase trabajadora”,
se distingue con claridad entre los tres grupos de izquierda presentes en
Mendavia, “socialistas, comunistas y anarquistas” y se propone una acción
“unificándonos en las Alianzas obreras y campesinas, creando el partido
marxista-leninista”. Leyéndolo con atención, podría llegarse a la conclusión de
que Venancio fue propulsor en Mendavia del partido comunista
(marxista-leninista) con una perspectiva de Alianza de las izquierdas, dada la
tensión entre CNT y UGT en algunos de los años anteriores. Agrego a esto que en
el contexto familiar lo reconocen como miembro de la CNT, aunque no aparece
registrado en las listas conservadas. Por otra parte, escribe en la prensa
socialista de la UGT. Muchos años más tarde, en su entierro en Mendavia,
algunos miembros del partido comunista se acercaron mostrando solidaridad con
la familia. Es coherente pensar que, proveniente de la izquierda, estuvo entre
los que crearon el partido comunista de Mendavia en 1936, siempre con la
perspectiva de la unión de las izquierdas.
Venancio, según una de las fichas de combatientes del
AGN, fue llevado también al frente, junto a un buen contingente de mendavieses,
el día de San Roque, fiesta muy significativa para el pueblo. Era el 16/8/1936.
Varios de este grupo de reclutados fueron al Tercio de Sanjurjo. Venancio Sainz
Arróniz tenía entonces 25 años, era soltero y obrero agrícola. Podría pensarse
que, después de los artículos escritos, si se libró de una muerte casi segura,
fue porque entre el frente o el fuerte, le dejaron escoger, y logró salir
librado del frente. Es la secuencia de los posibles hechos a partir del
registro de combatiente en el AGN. Sin embargo, su hija tiene en su libro otro
relato. Afirma en un par de ocasiones que su padre no estuvo en el frente, pues
pasó entonces dos años enfermo “con fiebres”. En otro acasión relata que se
salvó gracias a dos amigos “de ideas distintas”. Es el conflicto que se
presenta, a veces irresoluble, entre las fuentes documentales, en este caso
poco precisas, y los testimonios sobre tiempos antiguos, de difícil
confirmación. En este caso, puesto que otros testigos indican su situación de
enfermedad y hemos detectado repetidos errores en las fichas de combatientes,
nos inclinamos a pensar, finalmente, que hay error en su ficha del AGN.
Venancio tenía una buena relación con su primo carnal,
Felipe Elvira Arróniz, que era fundador de la CNT y que se refugió en una casa
de San Bartolomé, tras el Golpe de Estado, y permaneció escondido hasta que fue
detenido en 1939, y enviado a la cárcel de Pamplona.
El material escrito que conservaba Venancio, en el que
había plasmado sus ideas de izquierda, fue quemado a instancias de su madre
Eusebia, pocos años después de la Guerra, para evitar ser incriminado, hallado
culpable y asesinado, como sucedió con otros paisanos. Venancio tenía varios
hijos y debía cuidarlos, le dijo su madre. Sin embargo, algún papel conservó
algo más tiempo, guardado en paquetes en el “granero” de la casa, para que los
hijos no los vieran. Estaban guardados junto a un bombardino que en algún
tiempo tocó Venancio, con los músicos del pueblo. No obstante, hubo un momento
en que decidió finalmente, junto con la venta del bombardino, desprenderse de
aquellos papeles. Su hija refiere en su libro testimonial la existencia de
algunas cartas escritas en clave, así como artículos para la prensa de la época
republicana, que finalmente desaparecieron.Venancio estaba casado con María Martínez y tuvieron tres hijos, de los cuales la primera fue una niña que murió de neumonía a los seis años, en 1945. Un recuerdo de aquellos años lo constituye un cofrecillo que conserva la segunda hija de Venancio, y que un preso republicano regaló a este, con el nombre de su hija Salvi (Silvia) que murió a la temprana edad de seis años.
Otros hermanos de Venancio y Carmelo eran Benigno,
Juan, Inés y Margarita. Eran hijos de Daniel Sainz y Eusebia Arróniz. Juan era albañil, al igual que su padre, así que en los tiempos antiguos todos los hermanos ayudaron y aprendieron a construir casas de adobe (adobes que fabricaban en la Yasa) con techo de carrizo. El padre murió joven, mientras que la madre Eusebia vivió larga vida, por lo que los nietos iban, a jugar, a su casa con corral y animales (gallinas, conejos y un perro). Inés y Margarita estaban casadas con dos hermanos cordeleros. Carmelo y Venancio aprendieron el oficio de fabricantes de escobas. Utilizaban el “escobil” (nombre dado en Mendavia) o mijo, un cereal, que desgranaban a base de golpes de maza, y luego cosían una vez limpio de grano. El mijo se sembraba en el mismo pueblo. Luego se crearon máquinas con motor eléctrico para desgranar el escobil. Así que el trabajo artesanal en la familia estaba asegurado, entre albañiles, escoberos y cordeleros. Adicionalmente, la familia siguió dedicándose a la agricultura. A los hermanos Sainz Arróniz se les recordaba como pioneros del cultivo de espárrago en el pueblo.
Tras la guerra, Venancio se preocupó por los niños que
no sabían leer ni escribir y creó en su casa un espacio para atenderlos. Llegó
a haber unos 20 chicos. Motivó a la representación de obras de teatro en el
pueblo y fue de los fundadores del equipo de fútbol de Mendavia. Impulsó la
creación de la cooperativa Nuestra Señora de Legarda, y también tuvo que sufrir
su “fracaso” y posterior subasta. Venancio, dada su instrución escolar
destacada, que el maestro D. Crispín reconocía, pudo ayudar a llenar
“instancias” y otros formularios que solicitaba el ayuntamiento. Sin sueldo
alguno, hizo papel de notario, abogado y maestro. Los vecinos lo recuerdan como
un hombre al que le gustaba informarse. Leía periódico y estaba suscrito a
revistas culturales y políticas. La vida de este hombre, al que su hija Salvi
dedica una especial, agradecida y justa memoria, nos deja para la reflexión un
importante asunto repecto a las experiencias vividas por los mendavieses
republicanos en la dictadura. Hubieron de olvidar sus discursos como ejercicio
de sobrevivencia. Intentaron abrirse un espacio entre “los vencedores” con
aportes creativos (destacando en el fútbol, los toros, la pelota mano, el
tejido, la industria o el comercio). El control eclesiástico evitó por muchos
años un lenguaje más laico, así que no es de extrañar que para evitar sospechas
sobre ellos sean los primeros en proponer nombres religiosos en el fútbol (con
el nombre del campo San Juan Bautista) o en las cooperativas (Ntra. Sra. de
Legarda). Se nos escapa la vivencia interior que estos hombres y mujeres
callaron. ¿Se sintieron, en alguno momento, traidores a una causa?, ¿se sintieron
en resistencia eterna, sobrevivientes de una guerra que no había terminado?
Venancio es un símbolo de estos dilemas interiores. Venancio, relata su hija Salvi
en pinceladas a lo largo de su libro, aunque para sus propósitos se encontró
con gente de derecha y recibió apoyo económico de la dictadura para impulsar el
fútbol en Mendavia, no dejó de reunirse con gente de izquierda. Y evoca el
misterioso encuentro con un personaje venido de Madrid, a quien habían matado
al padre y había estado 25 años preso. Importantes memorias del silencio, en
las que reconocernos.
PARENTESCOS CERCANOS CON OTROS REPRESALIADOS
Documentalmente se puede llegar a establecer
relaciones de afinidad del matrimoino Sainz Martínez con un buen grupo de
represaliados. Separo la información por los apellidos de Venancio Sainz y
María Martínez, su mujer.
Viudas de represaliados
Rufina Martínez Ordóñez (vda. de Bruno Quijera Suberbiola)
Hilaria Ordóñez Angulo (vda. de Jacinto Sainz Alonso)
Caya Ordóñez Romero (vda. de Dámaso Alonso Pavía)
Sofía Jalón Elvira (vda. de Felipe Ordóñez González)
Pascuala Cenzano Lecea (vda. de Pedro Martínez Armendáriz)
ARRÓNIZ, DE LERÍN
Florentino Arróniz
Ocáriz
era nacido en Mendavia, el 20/06/1901. Soltero e hijo de Carlos y Demetria;
nieto de Felipe y Narcisa Pascual, Isidro y Salvadora Martínez; hermano de
Blas, Antonia y Julio; y labrador. Carlos, el padre de Florentino, fue
encargado de la dula, de ganado caballar y mular. Florentino tocaba el saxofón,
y había estado viviendo y trabajando fuera de Mendavia. Se conserva una postal
enviada por él a su sobrino Víctor, desde Valencia. En el año 1936 regresó a
Mendavia. Los días 6, 16 y 27 de agosto fueron los días de envío de soldados
para el Tercio de Sanjurjo, desde Mendavia. Al menos 50 mendavieses fueron
reclutados para esta Bandera. Florentino Arróniz Ocáriz estaba entre ellos. Lo
visitaron en casa de sus padres, en las eras de San Bartolomé, y le dijeron que
pasara por el cuartelillo de la guardia civil. Hubo alguno de los dirigentes
que lo mandó a su casa, pero intervino otro falangista y lo dejaron detenido. En
documentos militares se quiso hacer pasar a algunos de estos asesinados de la
Bandera como muertos en batallas de estos días, ocultando lo ocurrido. Así, se
anota a Florentino como muerto en Campillo, el día 5. A los familiares de
Florentino les comunicaron que había muerto en el frente de Teruel. En febrero
de 1979 se exhumaron del cementerio de Torrero los cuerpos de 16 riojanos y 163
navarros que pertenecían a los 13 pueblos que lo solicitaron. Dos de ellos,
Florentino Arróniz Ocáriz y Jesús
Martínez Sagredo, eran de Mendavia (Esta
es otra historia, Tomo I, pp. 166, 194 y 195).
A Pedro Arróniz Ínigo, represaliado,
nos referimos al tratar sobre la familia de su mujer: Romana Angulo Romero.
Nos hemos referido con anteioridad a Felisa Elvira Arróniz, cuñada del
alcalde Dionisio. Hermanos de Felisa eran Felipe, líder importante de la CNT; Francisca,
mujer de Pedro Echarri; Emilia y Máximo Elvira Arróniz. Felipe Elvira Arróniz era, en 1931, uno de los dirigentes fundadores de la CNT de Mendavia. En junio de
1933 hubo huelga de obreros agrarios. En Mendavia se cortan las líneas
telefónicas y detienen con armas al juez para que no dé el aviso. Se ve la causa contra once vecinos de
Mendavia, acusados de desórdenes revolucionarios, entre ellos Felipe Elvira
Arróniz. Felipe estaba casado con Rosario Salvatierra, que trabajaba con la
familia de Perfecto Ripa, cuidando a sus hijos. Perfecto Ripa fue un líder
falangista que pudo influir para que no fuera liquidado Felipe, a pesar de
haber sido líder cenetista tan destacado. Al fin de la guerra, y en las escasas
noticias de prensa de ese año se puede leer que Felipe Elvira Arróniz,
dirigente de la CNT, es detenido en el domicilio de sus padres (25-9-1939).
Otros testimonios indican que también estuvo escondido un tiempo en casa de unos
familiares de San Bartolomé. Es apresado en la cárcel de Pamplona/Iruña, Prisión
Provincial, del 13/5/1940 al 24/2/1941. Fuentes: AGN,
CAJA 43403, 43404, DFN, CAJ. 12504, 12505 [1940-1] [Presos Juzgado Militar]. A Felipe
lo mataron años después en extrañas circunstancias, aunque se descartaron
razones políticas. En el Ebro, en tierra de Viana, apareció en una barquilla,
con un golpe en la cabeza.
Pedro Echarri estaba casado con Francisca Elvira Arróniz. A Pedro
Echarri, de 31 años, también lo retuvieron en la cárcel de Mendavia. Luego lo
reclutaron en el Tercio de Sanjurjo y lo llevaron a Zaragoza; participó en el
frente del Ebro. Las bajas temperaturas que tuvo que soportar le afectaron la
movilidad de las piernas hasta sus últimos días.
Notas genealógicas
Arróniz: La madre de Carmelo,
Eusebia Arróniz, era descendiente de una rama de Arróniz que llegó a Mendavia
desde Lerín. Prudencio Arróniz y María Alonso dan origen a los antepasados
Arróniz Alonso: Emiliana, Sebastiana, Dorotea, Basilia, Mercedes, Teófilo,
Romualda, Felipe y Ciriaco, todos nacidos en Lerín. Felipe se casó con Narcisa
Pascual García. Sus hijos fueron: Eusebia, Ceferino, Carlos y María Arróniz
Pascual. Varios se desplazaron a Mendavia. Eusebia (n. 1871) se casó con Daniel
Antero Sainz Peña, casados en Mendavia el 12 de junio de 1893. Daniel era hijo
de Saturnino Sainz Ortega y María Peña Luri. Los hijos de Daniel y Eusebia eran
Margarita, Inés, Luis, Venancio, Benigno y Carmelo Sainz Arróniz. María (n.
1886) se casó (en 1890) con Juan Elvira Campos (hijo de Benito Elvira Martínez
y Polonia Campos Enrique). Sus hijos eran Francisca,
Felisa, Felipe, Emilia
y Máximo Elvira Arróniz. Carlos se casó con Demetria Ocáriz Martínez. Uno de
sus hijos era Florentino Arróniz Ocáriz. Ceferino se casó con Juliana Íñigo
Álvarez. Un hijo fue Pedro
Arróniz Ínigo. Todos estos descendientes de Felipe Arróniz, eran primos
carnales entre sí: Sainz Arróniz, Elvira Arróniz, Arróniz Ocáriz y Arróniz
Íñigo.
Sainz: El padre de Venancio,
Carmelo y Benigno era Daniel Sainz Peña.
Daniel era primo carnal de los Sainz Alonso. Se hablará de ellos más
adelante, al relacionarlos con la familia Aznal. Los antepasados de Daniel
estaban de antiguo en Mendavia. Podemos
remontarnos hasta Veremundo Sainz Ocáriz y Marta Ortega Fabiana Erce, casados
en Mendavia, que eran los padres de Juan Anacleto (nacido en 1844), Ciriaco
(1847), Saturnino (1849), Cipriano (1852), Romana (1855), José María (1858), y
Pedro Sainz Ortega (1862). Contrajeron matrimonio: José María con Juana
Trinidad Verano Andía. Romana con Domingo Zalduendo Ribas (hijo de Manuel
Zalduendo Cerdán y Andrea Ribas Estella). Ciriaco con Candelas Cenzano Ibarra;
su hijo Cosme Sainz Cenzano con Dorotea Alonso Uriarte; hijo represaliado:
Jacinto Sainz Alonso. Juan con Hipólita Moreno Sesma. Saturnino con María Peña
Luri; hijos: Pedro y Antonia; Marta Sainz Peña, casada con Constantino Elvira
Campos; y Daniel Antero, casado con Eusebia Arróniz Pascual, padres de Benigno,
Venancio y Carmelo.
MARTÍNEZ ORDÓÑEZ
Venancio se casó con María Martínez González, hija de Constancia González Luri y Basilio Martínez Ordóñez. Basilio era
hermano de Rufina Martínez Ordóñez, mujer del represaliado Bruno Quijera. Constancia
y Basilio vivían en la Villa. Constancia contaba que presenció varias sacas, y vio
al cura párroco participar en ellas, como confesor. Basilio y Constancia tenían
tres hijas: Julia, María y Carmen. Dos de ellas, María y Julia Martínez González, fueron
rapadas por los falangistas en 1936.
Hijos
de Aniceta, Gregorio y Pablo Ordóñez
Cenzano fueron represaliados. Sofía
Jalón Elvira estaba casada con Felipe
Ordóñez González, hijo de Gregorio y Josefa. Tenían dos hijos: Terencio y
Eleodora. Vivían en la Calle Jazmines. Felipe había nacido en Mendavia el
22/10/1903. Felipe era labrador. Pertenecía a la Banda de música del pueblo y tocaba
en las fiestas del pueblo y en las de los alrededores.
Era miembro de la UGT y
corresponsal del Semanario Trabajadores.
En 1935, cuando se renueva asociación
ugetista, Mendavia tienen 190 afiliados. Su local está en la C/A. Echevarría.
La preside Bonifacio Ángulo y el secretario es Felipe Ordóñez. Por
Mendavia, y junto a Jesús Pastor, Felipe participó en el Tercer Congreso de
Campesinos de Navarra, de la UGT, que se realizó los días 19 y 20 de abril de
1936. En las conclusiones se refieren a las bolsas de trabajo, rescate de
corralizas, cooperativas y arrendamientos (Semanario Trabajadores). Ese mismo mes de abril, diez días antes, había
muerto una hija de Felipe. Una faceta no descubierta anteriormente por mí, de
Felipe Ordóñez, es la de escritor, pues se corresponde perfectamente con el
pseudónimo Epilef, con que firma el corresponsal por Mendavia en el semanario
de la UGT de Navarra: Trabajadores.
Tenemos, al menos, cinco textos de él: uno con firma propia, y cuatro
con el pseudónimo Epilef, distribuidos así en el tiempo: uno de 1933, uno de
1934, y tres de 1936. El 28-7-1933 firma Epilef una crónica de las Asambleas de
Sindicato de Riego de Mendavia, en la que levanta su voz crítica contra la
corrupción dentro del Sindicato. El texto dice:
Mendavia. Sindicato de riego. La administración catastrófica del
Sindicato de riegos y sus medidas preventivas para celebrar las asambleas.
El
Sindicato de Riegos de esta villa ha celebrado últimamente dos asambleas
generales para tratar en ellas del aumento de los salarios a sus empleados de
la Electra y del aumento de la cuota del fluido eléctrico servido al
vecindario.
Inútil
será decir que los mangoneadores de la administración de dicho Sindicato son
todos gente reaccionaria, que, acostumbrados a hacer siempre lo que les venía
en gana, quisieron hacer imperar en dichas reuniones, mediante artimañadas
manifestaciones, su predominio anterior. Plan frustrado. Asunto tan importante
como la administración del Regadío ha pesado hasta ahora muy poco en la mente
de los pequeños partícipes; pero hoy ya es otra cosa. El pueblo defraudado se destapa
la venda y acude a las asambleas a exigir claridad en administración.
Largas
fueron las sesiones. Sin embargo, nada se habló de más. Es más: eran tantas las
cosas “dulces” que había que decirles a los “cotarristas”, que aún se quedó
alguna sin ser pronunciada. ¿Y ellos? ¡Qué candidez! ¡Qué inocencia! Nadie
sabía nada de nada. Pero la manta no aparecía. Es decir: sí, apareció. Ellos se
encargaron de que apareciera. Como todos tenían parte en ella, ninguno quería
cargársela íntegra; y de ahí el que apareciera. En fin, se les hizo ver que el
tiempo de las marañas pasó a la historia, y que el pueblo defraudado sólo
quiere diafanidad en la administración de una Comunidad que dispone de medios
para encontrarse en envidiable estado económico y que, para vergüenza (si la
tienen) de sus hasta hoy administradores, soporta en esta fecha un débito de
¡medio millón! de pesetas en números redondos. ¡¡Catorce duros diarios de
réditos!! ¡Qué vergüenza!
Se me
olvidaba un pequeño detalle digno de mención. En ambas reuniones, se hicieron
acto de presencia dos parejas de la guardia civil. ¿Quién las requirió?
Nosotros (los defraudados) no. El alcalde, tampoco. Ellos no irían de su gusto.
Luego fueron requeridos por ellos, por los directivos. ¿Para qué? Para evitar
un posible escándalo de más o menos graves consecuencias que pudieran promover
los asistentes novatos. Pero fueron por lana y salieron trasquilados. Por
nuestra parte, en cuanto vimos la fuerza pública dijimos: mejor, así podremos
discutir con estos cerriles, Y, en efecto, así fue. Ordenadamente, por parte de
los supuestos perturbadores, no así por parte de los pacifistas con fusil en
retaguardia, que a veces berreaban frases impertinentes, se llevaron a cabo las
discusiones, en las que en cada asunto a tratar había deberse la turbiedad de
la mano administrativa.
En fin,
que los guardias tuvieron motivos para creer que, efectivamente, allí hacían
falta. Y, además, por si no lo sabían, pudieron ver qué clase de gente eran sus
“molestadores” (nos consta que los guardias se impacientaban notoriamente al
ver que transcurrían las horas y… quietos allí), y que, de más a menos, entre
March* y ellos no hay diferencia.
¡Ah, si
hubiesen tenido la conciencia tranquila, consecuencia del deber cumplido, no
hubieran requerido a la fuerza pública; pero como sabían sobradamente que el
pueblo iba a exigirles explicaciones de su turbia conducta, temieron algo de
poco agrado y obraron de tal forma! Peor para ellos: quizá así apareció la
manta.
Recordamos del libro Esta es otra historia, que en agosto de 1935 el Presidente del Sindicato es Eduardo Sagredo, y el
secretario, Gregorio Ruiz. Diputados, alcaldes y propietarios son en Mendavia
quienes están al frente del Sindicato. La Cámara Agrícola de los Sindicatos y
Asociaciones Agrícolas de Navarra recoge fondos, desde los ayuntamientos de la
derecha, para su movilización. El Ayuntamiento de Mendavia aporta 100 ptas. (Diario de Navarra, 28-11-34).
Casi un año después, el 11-5-1934, Epilef realiza una reseña de lo acontecido el primero de mayo de ese año, entre cuyas acciones estuvo la de brindar homenaje al telegrafista asesinado, José Bello, al que me he referido con anterioridad.
Mendavia. Primero de mayo. La fiesta del Trabajo, en esta localidad,
ha transcurrido, como en años anteriores, normalmente. El agua que cayó durante
todo el día restó brillantez, pero no entusiasmo. Los camaradas de Viana
enviaron una nutrida comisión de compañeras y compañeros que traían la misión
de visitar la tumba del infortunado camarada José Bello y dedicarle un sentido
recuerdo.
Celebróse
una manifestación, previamente autorizada, integrada por elementos UGT y de la
CNT con sus respectivas banderas. Se enarbolaron carteles muy expresivos tales
como: “Antes que fascismo, dictadura roja”, “¡Queremos amnistía para todos los
presos!”, “¡Abajo el cacique!”, “¡Guerra a la guerra!”, “Viva el Frente Único y
la Revolución Social”, etc., y también se dieron vivas y mueras aún más
significativos. En fin, derroche de entusiasmo, patentizándose la firme
resolución de la clase trabajadora revolucionaria de esta villa de oponerse,
por todos los medios, al triunfo del fascismo. ¡Viva el frente antifascista!
Los tres textos de 1936 están distribuidos así: el 11
de abril para expresar gratitud por la solidaridad ante la muerte de su hija;
el 9 de mayo, haciendo crónica de las manifestaciones de la Fiesta del
Trabajador, con entierro civil incluido, y denuncia de un apagón provocado por
la derecha; y el 13 de junio para denunciar la injusta condena que sufrió el
Alcalde. Estos textos, su rol de delegado que fue en Pamplona y Secretario de
la UGT, junto a su pertenencia a la Banda de música del pueblo, nos lo hacen
ver como un hombre cultivado. Su compromiso político con las luchas campesinas,
por mayor transparencia (en el Sindicato de Riego), por la vía pacífica, pero
con la palabra verdadera y combativa, de acuerdo a sus ideales, expresada en
textos contundentes, y su liderazgo dentro del partido socialista mendaviés, en
los difíciles tiempos de 1935 y 1936, lo hicieron “blanco” oportuno para los
falangistas y grupos económicos de poder en el pueblo, tras el Golpe de Estado.
Fue detenido tras el golpe de Estado, encarcelado en Mendavia, y sacado de la
cárcel el 29 de julio de 1936, en un grupo de seis mendavieses. En terreno de
Armañanzas fueron fusilados y enterrados. En 1979 fueron exhumados sus restos y llevados al cementerio de Mendavia. Algunas fuentes: Mendavia: fol. nac. 19, 13 fol. def. 26, 370; http://memoria-oroimena.unavarra.es/es/ficha/3017/.
Dámaso Alonso Pavía, con familia Alonso en Mendavia, nacido en Cárcar en 1903, era obrero azucarero, estaba casado con Caya Ordóñez Romero, de Mendavia, hija de Pablo Ordónez y Tomasa, y tenían cuatro hijos. El 4 de septiembre de 1936 fue sacado a fusilar en Marcilla, donde residía. Su hermano Luis Alonso Pavía, residente en Marcilla, fue enviado al frente. Tiene ficha de combatiente: 1937.01.01 - 1940.12.31.
Un hermano de Caya, Antonio Ordóñez Romero, con 36 años, fue enrolado en el Tercio de Sanjurjo, resultando Impedido a causa de herida de guerra, el 21-10-36. Fue ingresado en el Hospital de Zaragoza.
Rufina Martínez Ordóñez, hija de Román Martínez Ocáriz y Aniceta Ordóñez Cenzano, estaba casada con Bruno Quijera Suberbiola y tenían 3 hijos (José, Félix y Roberto). Rufina nació en Azagra en 1901 o 1902. Bruno nació el 06-10-02. Era jornalero. Él y su mujer pertenecían a la UGT, y tenía conciencia republicana. El 25 de abril de 1936 se reseña el acto civil de Mendavia, por el que se inscribe en el “registro civil con el nombre de Roberto un niño, hijo de nuestros camaradas Bruno Quijera y Rufina Martínez” (Semanario Trabajadores). Lo llevaron preso a Pamplona. Y lo mataron después de una saca de la cárcel de Pamplona el 02/12/1936. A la familia le pedían comida y ropa, para llevarle. Rufina, la mujer de Bruno, guardaba las cartas que le escribió desde la cárcel su marido; cartas que hoy conservan sus familiares. En 1940 inició el expediente para la inscripción de la muerte de su marido “a consecuencia de accidente en la guerra nacional contra el marxismo”, le hicieron firmar. Hicieron de testigos sus hermanos Basilio y Julián. Rufina murió en Beire (Navarra), el 12/12/1991. Los restos de Bruno Quijera fueron exhumados, según los testimonios de familiares, en Santa Cruz de Campezo (Álava). Parece más probable que lo fusilaran con un grupo de mendavieses en cercanías de Pamplona. Julián Sainz Jalón y Gregorio Ruiz Armendáriz, certificaron la defunción de Bruno como muerto “a consecuencia de guerra”, en Luquin, el 7 de septiembre de 1936, con 37 años. Pero no parece probable que fuera fusilado en Luquin. Con esa mentira agregada, se intentó borrar su memoria.
Julián Martínez Ordóñez, hermano Rufina, como parte de la represión sufrida al término de la guerra, que se cebaba en los más pobres, fue detenido por pescar, informa el Diario de Navarra, de fecha 16-8-39.
Víctor Martínez Ordóñez, hermano de Rufina, nació en Mendavia el 21-05-12. Era soltero, jornalero y miembro de la CNT. Testimonios orales señalan que fue fusilado en las cercanías de Mendavia por una partida del mismo pueblo, en los días inmediatos al Golpe de Estado.
Pascuala Cenzano Lecea estaba casada con Pedro Martínez Armendáriz, y tenían cuatro hijos: Angelita, Pedro, Luis y Jesusa. Los padres de Pascuala eran Isidora Lecea Tiberio y Antonio Cenzano Zalduendo. Pedro Martínez, nacido en Mendavia el 02/06/1902, era primo carnal de Basilio y Rufina Martínez Ordóñez. Sus padres eran Francisco Martínez Ocáriz y Gregoria; sus abuelos Juan, María Ocáriz, Faustino y Marcelina Cenzano. Pascuala y Pedro, con sus hijos, vivían en la calle Beraza. Pedro era sereno y miembro de la UGT. Fue apresado como venganza por su labor ejercida como sereno, contra algún vecino. Es sacado de la cárcel de Estella, junto a Pedro Campos González (CNT) y Lucio Sainz Ursúa, y fusilado en Villatuerta el 07/09/1936. De allí fueron exhumados sus restos en 1979 y enterrados en Mendavia.
Su hermano Cipriano Martínez Armendáriz fue reclutado en la Bandera de Sanjurjo, resultando herido.
Una relación de parentesco un poco más lejana con Basilio Martínez Ordóñez, la tenían los descendientes de una hermana del antepasado Manuel Ordóñez, Tiburcia Ordóñez Pérez, casada con José Montoya Arandia. Su hijo, Teófilo Montoya Ordóñez, estaba casado con María de la O Sainz Blasco, y era primo carnal de la madre de Basilio, Aniceta Ordóñez. Hijos de Teófilo y María eran: Emilio Montoya, músico y albañil (registrado como tal en el anuario de 1929-1930), Manuel, Ángel y Luis, represaliado. Al morir Teófilo, su mujer se casó en segundas nupcias con Sotero, alguacil que había sido carcelero de los detenidos durante el golpe.
Luis Montoya Suberbiola nació en Mendavia el 23/01/1915 21 y era soltero. Fue detenido, llevado a la cárcel de Mendavia, y de ahí a la de Pamplona en un grupo de nueve mendavieses. Ingresan en Pamplona el día 5 de agosto. Todos los de este grupo fueron asesinados entre el 6 de noviembre y el 2 de diciembre.
Su hermano, Manuel Montoya, fue llevado a la cárcel de Logroño. Estuvo allí preso junto a Pedro Salcedo Sádaba, que fue fusilado, y Serafín Subero, junto al que corrió la fortuna de ser liberado. Pedro, cuando supo su muerte segura, le entregó a uno de ellos la petaca que usaba para guardar el tabaco. Manuel se casó con Damasa, hermana de Gabriela, hijas de Maura y Manuel Suberbiola (represaliado).
Notas genealógicas
Ordóñez: La rama Ordóñez de esta
familia proviene de antiguo de Mendavia. Manuel Ordóñez Pérez se casó con
Benita Cenzano Encinas. Su hijo Lope Ordóñez Cenzano se casó con Juana
Suberbiola Chasco, hija de Ciriaco Suberbiola Oroz y Eustaquia Chasco Pisón. Su
hija Aniceta Ordóñez Cenzano se casó con Román Martínez Ocáriz, hijo de Juan
Martínez Gómez y María Ocáriz Echagaray. Su hijo Gregorio Ordóñez Cenzano, se casó con Josefa González García, hija
de Saturnino González Ganuza y Tomasa García Marín. Pablo Ordóñez Cenzano se casó con Tomasa Romero Chasco, hija de
Faustino Romero García y Romana Chasco Sagredo.
Gonzalez
Luri: La madre de María era Constancia González Luri. En las indagaciones genealógicas sobre
los González Luri de Mendavia se encuentran Modesto (n. 1880), Germán José
Protasio (1877) y Julia (1883). Se registran como hijos de Antonio González
Rada y Cayetana Luri Casanova. Los testimonios familiares sobre Constancia
González Luri señalan, sin embargo, que era hija de Felisa, así que queda una
pequeña duda sobre la relación con los anteriores. ¿Un segundo matrimonio con
otra hermana? ¿un cambio de nombre del documento a la práctica? ¿o tal vez la
influencia en la crianza de Constancia de una hermana de Antonio, de nombre Felisa?
Asunto sin resolver. Por otra parte, es probable que Julia González Luri sea quien se nombra en los Boletines del Estado
como madre de Tomás Suberbiola González
(muerto en el frente). Andrés Luri
Cordobín y Petra Casanova Pascual eran los padres de Cayetana y Nazario
Félix José Luri. Simón
González e Higinia Rada González eran los padres de Antonio
González.