Vistas de página en total

jueves, 9 de febrero de 2017

EXHUMACIONES DE MENDAVIESES



Franco determinó en 1940 construir un monumento en memoria de los muertos de su bando durante los años de la Guerra. Pero después decidió que en las provincias también se hicieran exhumaciones de  republicanos asesinados y se incluyeran en ese panteón. Los traslados a Cuelgamuros fueron dirigidos por el Ministerio de la Gobernación y por los Gobernadores Civiles. Varias circulares de 1958 y 1959 concretaron el modo de proceder. En Navarra se trasladaron restos de 146 personas de 11 fosas entre 1941 y 1959. En el monasterio se encuentran en 19 archivos las fichas con los datos de aproximadamente la mitad de los allí enterrados. Se desconoce la identidad de la otra mitad, existiendo varias hipótesis, y siendo casi seguro que fueron recogidos de fosas comunes de Brunete, Grado, Gandesa,Tarragona, Badajoz o Teruel entre otras, después de la Guerra Civil y hasta 1983.  Joan Pinyol ha documentado que al menos 500 de estos enterramientos son fruto de un traslado ilegal; caso que fue abierto por el juez Baltasar Garzón en 2009. De las fosas navarras, entre otras, se exhumaron entonces la fosa del Antiguo Cementerio de Ayegui, y la del Cementerio de Arandigoyen, para un total de 133 exhumados en estos años.
Una vez iniciada la Transición, a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980 tuvieron lugar numerosas exhumaciones. En esos años surgió un fuerte movimiento político y asociativo que promovió la exhumación de numerosas fosas comunes. Una de las de mayor repercusión fue la de Sartaguda, en 1977. A partir de febrero de 1978 dio comienzo, tras una serie de reuniones en Peralta, la denominada Operación Retorno que serviría para la recuperación de restos de asesinados de varios pueblos. La iniciativa irradió a muchos otros lugares y a pensar de contar con el apoyo del obispo de Pamplona y Tudela José María Cirarda, no fueron pocos los sinsabores y dificultades que tuvo que afrontar.
En Mendavia los familiares se movilizaron, en primer lugar para recoger testimonios, en base a la memoria oral transmitida. Hubo mujeres valientes que fueron de puerta en puerta arrostrando a los conocidos matones, a los firmantes de las actas de defunción,  o a los testigos presenciales de los hechos. En ocasiones esta confrontación se dio en lugares públicos. Sabiendo esto, algunos de los principales responsables de la matanza se reunieron para un acuerdo de silencio total. Fueron meses duros, en los que por pequeños indicios se pudieron ubicar algunos de los lugares de las fosas. Igualmente dura fue la localización precisa de las mismas mediante los testimonios de los lugareños, en cada caso particular. En este contexto se recuperaron los restos de varios mendavieses.
La Operación Retorno permitió acercarse a la realidad de otros pueblos cercanos. Los familiares de asesinados en Mendavia pudieron acompañar en el homenaje a otros represaliados en los pueblos de los alredededores, así como acompañaron en los actos de exhumación. Se crearon fuertes lazos de solidaridad entre ellos, y se convirtió en un clamor social por la justicia.
Familiares de los represaliados de Mendavia acompañaron en los pueblos cercanos de Navarra e incluso La Rioja, en los funerales que se realizaron desde 1978 hasta 1982, entre otros: Peralta (8-10-1978), Falces (28-01-79), Larraga (11-02-79), Andosilla (18-02-79), Cárcar (25-02-79), Alcanadre y Valtierra (18-03-79), Sartaguda (25-03-79), Milagro (15-04-79), El Villar de Arnedo (22-4-79), Cadreita (06-05-79), Olite (13-05-79), Cáseda (10-06-79), Lodosa (79), San Adrián (24-2-80), Allo (16-03-80), Corella (27-04-80), Los Arcos (27-06-82). En el primero de ellos, en Peralta, pronunció la homilía un sacerdote, hijo de asesinado.
También se hicieron homenajes en Funes, Santacara, Villafranca, Sesma, Mélida, Valtierra, Arguedas, Fustiñana, Lakuntza, Lerín, Arbizu, Carcastillo, Monteagudo, Aibar, Murillo el Fruto, Fitero, Ribaforada, Gallipienzo, Cortes y Buñuel.
Otro funeral de homenaje se realizó en febrero de 1979 fuera de Navarra, en el cementerio de Torrero, próximo a Zaragoza, para investigar los fusilados de la bandera General Sanjurjo, que no eran reconocidos por el ejército. Allí se exhumaron, los cuerpos de 16 riojanos y 163 navarros. Aparecieron los restos de un mendaviés: Florentino Arróniz Ocariz. Es de resaltar que la bandera Sanjurjo no está inscrita en los libros diarios del ejército.

Un acto multitudinario se realizó en Mendavia el 1 de abril de 1979. Se prepararon seis o siete cajas funerarias con los restos de los mendavieses exhumados. Se realizó un funeral común en la iglesia parroquial y se procedió al entierro en el cementerio del pueblo. La memoria gráfica de aquél día permite recordar algunas de las familias presentes y establecer algunos de los restos exhumados.
1.- Restos de Marañón. Eleuterio Marañón Alonso, en Pamplona;
2.- Restos de Guillermo Canillas, Dionisio Martínez Lizuáin, Lorenzo Lecea Marino Muguía Eustaquio Elvira, José María Elvira San Juan, exhumados en Urbiola-Luquin.
3.- Restos de Jacinto Sainz, Julián Angulo, Felipe Ordóñez, Manuel Lecea y Martina Valerio, exhumados en Armañanzas.
4.- Restos de Lucio Sainz, Pedro Campos y Pedro Martínez Armendáriz, exhumados en Villatuerta.
5.- Restos de Pedro Álvarez Arróniz, Cosme Elvira y Félix González, exhumados en Galluz.
6.- Restos de los 9 exhumados en el Alto del Perdón.
7.- Restos de Marcos García, Carmelo Rada y Javier Esteban, de El Escorial

Se inhumaron además los restos de Juan Martínez Martínez, exhumados en Sengariz (Aoiz); de Salvador Eusebio Sancho Sainz, en Alegría (Álava); de Martín Elvira González, en Igúzquiza; de Pedro López González, en Estella; de Bruno Quijera, en Santa Cruz de Campezo (Álava); de Lorenzo Elvira e Hilario Elvira, en Ozaeta (Álava); de Leocadio Sádaba González, en Cevera de Río Alhama; y de Tomás Elvira Suberviola, en San Román de Cameros.
Fue un momento de gran emotividad en que los familiares pudieron acompañar con dignidad a sus familiares asesinados y darles digna sepultura.
Algunos restos se dejaron en los lugares donde se encontraban para la fecha: Lardero, Barbarin, Pamplona. En el caso de la Barranca de Lardero se erigió un monolito en Memoria de los represaliados.

El Alto del Perdón y otras fosas

El tránsito de presos entre Tierra Estella y Pamplona convierte el Alto del Perdón en un lugar de frecuentes fusilamientos. Algunos, con la excusa de ser juzgados en Pamplona, eran trasladados en camiones hasta este lugar para ser fusilados. Otros eran conducidos desde la cárcel de Pamplona. Resulta muy complejo determinar cuánta gente puede estar allí enterrada, así como las fechas y los lugares exactos de los sucesos, pues la represión en la Cuenca de Pamplona se prolongó hasta el año 1939. Se desconoce también casi todo acerca de los restos exhumados. Algunos exhumados incluso en fecha tan temprana como en 1940, fueron inhumados en el cementerio de Pamplona.
Entre las distintas exhumaciones cobra relieve para Mendavia la del Alto del Perdón. Acudieron varios familiares de asesinados. Allí había varias catas de varios metros de longitud, y con distintas orientaciones. Los restos humanos que aparecieron eran muy numerosos y difíciles de identificar. Algunos testigos del lugar indican que se les escuchó implorar a la Virgen de Legarda antes de ser fusilados, por lo que concluyeron que se trataría de mendavieses los que habían llevado allí en uno de los grupos. Guiándose por las fechas de salida de la cárcel de Pamplona se establece que un grupo de mendavieses fueron fusilados y enterrados allí. Quijera Suberviola Sixto, Rada Cenzano Emilio y Salcedo Gonzalez Segundo, habían ingresado el 27 de julio; mientras que a Angustina Chasco Urbano, Mateo Elvira Julio, Montoya Suberbiola Luis, Ramirez Lizanzu Pedro, Sadaba Sagasti Quintin y Elvira Asurmendi Eladio, los ingresaron el día 5 de agosto. Todos ellos tienen como fecha de salida el día 30 de noviembre, aunque el de su muerte sea el 2 o el 4 de diciembre. A la familia de alguno de ellos le comunicaron que el día 3 lo habían liberado. Sin fecha precisa, por tanto, sin embargo se cree que los fusilaron allí. Las familias de todos ellos acudieron a la exhumación. Una hebilla de Sixto Quijera, un resto de calzado de Quintín “el cojo”, una cremallera de Eladio Elvira, o una moneda, fueron detalles que sirvieron para el reconocimiento, con cierta probabilidad, de los mendavieses allí asesinados.
Pero no todos los detenidos en Pamplona eran trasladados a fusilar a zonas cercanas. Los restos de Bruno Quijera fueron exhumados en Santa Cruz de Campezo (Álava), y los restos de Pedro Ramírez fueron localizados en Ibargoiti. Actualmente sus restos reposan en el cementerio de Mendavia.

La ermita de Legarda

Los restos de dos personas fueron exhumadas en el entorno de la ermita de Legarda. Las hijas de Víctor y Telesforo fueron indagando por las casas donde sabían que había alguna información, según se lo había trasmitido su madre. Los restos de sus padres se pudieron localizar e identificar gracias al testimonio de alguno de estos vecinos presentes en el fusilamiento. Se trataba de los restos de Víctor y Telesforo. Los restos de Víctor aparecieron a cuatro metros de la pared de la ermita, en dirección al pueblo junto a una pila bautismal que había. Años atrás un joven había puesto estacado su animal para que pastara y la ermitaña le dijo que quitara el animal de ahí, que había un hombre enterrado. Así se pudo reconocer el lugar y aparecieron los restos. Lo encontraron enterrado superficialmente, de cuclillas, con los pies atados con alambres, con una losa sobre la cabeza para proteger el enterramiento.
Otra fuente documental, basada tal vez en los datos del juzgado de Estella, pero que consideramos equivocada, señala que Víctor fue asesinado en Estella el día 1 de agosto. Así se comprueba, como se verá en varios casos, que los datos del juzgado fueron completados en los años inmediatos a la postguerra con total indiferencia o incluso con la mentira explícita para desorientar a los familiares.
Otros restos cercanos, junto a la pared de la ermita, pero al otro lado, se pensó que podrían ser los de Telesforo, pero no es segura su identificación.
No deben confundirse estos restos hallados en el entorno de la ermita con otros que aparecieron, enterrados ordenadamente, y que posiblemente pertenecieron a un pequeño cementerio del monasteriolo de Legarda.

El cementerio de Echauri

Algunos testimonios hacían suponer el fusilamiento del Alcalde Dionisio Salcedo en las cercanías del cementerio de Echauri. Se recabaron testimonios locales y tras las primeras prospecciones hechas en 1979 se lograron identificar sus restos, aunque con algunas dudas, pues los métodos empleados en ese tiempo para su reconocimiento no eran tan precisos como en la actualidad. Esos mismos testimonios indican que Dionisio, al ser fusilado, no permitió que le taparan los ojos. Ni aceptó firmar ciertos papeles que le ofrecieron, ni aceptó confesarse, pues decía: no he hecho nada malo de lo que arrepentirme.

Exhumaciones de El Escorial

Poco después, en febrero de 1980, se trajeron a Navarra los restos de 133 fusilados republicanos navarros inhumados en Cuelgamuros. Originalmente enterrados en fosas de Aberin, Arandigoyen, Ayegui, Cadreita, Pamplona, Milagro, Murillo, Ribaforada y Tudela, fueron llevados a Guadarrama en 1959. Se obligó a los solicitantes prometer que no hablarían con la prensa y no quedó ningún documento ni registro en el panteón que verifique la exhumación de estos navarros vilmente asesinados tan sólo una lista del número de exhumados. Los representantes de Allo, Azagra, Lodosa y San Adrián fueron encargados de viajar a Madrid. Cada familia tuvo que hacer un aporte económico para avanzar en la restitución de los restos de sus difuntos al pueblo.
Los restos buscados eran 2 de Mendavia: los de Germán Valerio Palacio y los de Segundo Sagasti Úzqueda. Félix Valerio actuó como representante del pueblo, en la solicitud de inhumación. Fue con su mujer hasta San Lorenzo de El Escorial en busca de los restos de su tío, Germán Valerio. Salieron dos autobuess desde San Adrián.
Los dos mendavieses habían sido enterrados en una fosa de Arandigoyen en 1936 y trasladado a Cuelgamuros en 1959. A petición de los familiares de dos mendavieses, el cura párroco de Arndigoyen, Secundino Galdeano y Ros, certificó el 15-04-1979, que “los cadáveres de don Germán Valerio y Palacio y de don Segundo Sagasti y Úzqueda”, “enterrados en este cementerio”, el día 24-07-1936”, “fueron llevados al Valle de los Caídos”.



“Nos dieron los restos en unos cajones pequeños que tenían ellos vigilados. A la vuelta, los enterramos en el panteón de Mendavia”. El padre de Félix indagó el paradero de su hermano. Y contaba de su muerte: “Lo arrastraron en un camión desde Estella hasta Villatuerta porque era socialista y allí lo mataron”. El hallazgo de los restos de Germán fue accidentado, pues en Villatuerta no había informantes con memoria de los aconteciemientos del 36, hasta que un hombre mayor les dio la pista de que buscaran en un pequeño caserío cercano, porque había oído que dos mendavieses los habían enterrado en Arandigoyen, limítrofe con Villatuerta. Allí se puedo saber, por otro hombre mayor, que los dos asesinados, entre ellos uno ciego, habían sido dejados en la cuneta en terreno entre Villatuerta y Arnadigoyen.
Con un procedimiento aparte habían sido traídos de El Escorial los restos de tres mendavieses más: Javier Esteban, Marcos García y Carmelo Rada. Las familias fueron comprometidas a guardar silencio. No obstante, hay indicios para pensar que los restos de estos mendavieses fueron trasladados a El Escorial, desde Mañeru, por el año 1959.
Mientras que los restos de estos tres fueron inhumados en el cementerio de Mendavia en el funeral de 1979, los restos de Germán y Segundo posiblemente lo fueron con ocasión del “cabo de año” del funeral del 79, es decir, el 01-04-1980.

Fosa de La Caballera y otras en Mendavia

Sin verificar completamente esta información, algunos testigos recuerdan que poco después también fueron inhumados los restos hallados en la fosa de La Caballera, en la vía Mendavia-Lodosa, posiblemente de un grupo de personas pertenecientes a un circo. Había testimonios que señalan la aparición de huesos humanos, incluso de niños, cuando se labraba la parcela municipal. Dada la situación de dictadura, los campesinos los volvían a tapar. Allí plantaron una higuera para indicar el lugar.  Pocos años después de 1979 se desenterraron los restos, sin identificar con precisión, y se cree que se llevaron al cementerio de Mendavia. Se contaron hasta 27 cadáveres en una pequeña fosa común.
En un terreno plantado de viña, en término de Mendavia, vía Lazagurría, se hicieron prospecciones. Cavaron toda la viña y no se consiguieron los restos buscados. Algunos testimonios del pueblo aseguraban que sus cádaveres habían sido arrojados en la cuneta del mismo pueblo. Pero, quién sabe después dónde los enterraron.
Otros testimonios vinculados a albañiles del pueblo, recogen la aparición de restos óseos humanos al hacer ciertos arreglos, tanto en casas particulares como en las cúpulas de la iglesia parroquial. Albañiles que trabajaron en el arreglo de las cúpulas indican la aparición de huesos antiguos enterrados y, en especial, 4 o 5 calaveras en las escaleras de la torre vieja, junto a un periódico fechado en 1936. Las reparaciones fueron por el año 1982 aproximadamente. 

Fosas de Aguilar de Codés y Ayegui

La fosa de Aguilar de Codés es una fosa situada al noroeste de Aguilar de Codés, junto a la carretera de Cabredo (NA-7200), entre los kilómetros 15 y 16. De acuerdo con varios testimonios recibidos, en este lugar se encontraba una fosa común. En ella se supone fueron inhumadas tres personas. Se desconoce tanto la identidad como la fecha de los sucesos. Según testimonios orales las tres víctimas eran de Mendavia.
La fosa del Antiguo Cementerio de Ayegui estaba ubicada fuera del antiguo cementerio de Ayegui, junto al camino de Santiago y próxima al Monasterio de Irache. Según el informe realizado se habrían exhumado 5 cadáveres en 1959. Según el listado de fusilados de La Rioja, en Ayegui mataron en septiembre de 1936 a Paulino Álvaro Martínez, de Villamediana de Iregua. Y según otros testimonios, en esta fosa se habrían enterrado a 4 personas de Mendavia y otra de procedencia desconocida. Algunos de los desaparecidos de Mendavia en los primeros días, aún están sin localizar.

La Fosa de Azqueta


Tierra Estella, por su situación geográfica, se convirtió en uno de los lugares donde llevaron a matar a muchas personas de diversos lugares de Navarra, sobre todo del sur. La Fosa de La Llana (Azqueta), al sur de la Autovía A-12, en las faldas del Montejurra, se encuentra el paraje de la Llana, entre las localidades de Azqueta y Ayegui. Cuando tuvieron lugar los sucesos era un paraje arbolado pero actualmente es un campo de labor. Hay referencias de que en este lugar se encuentran enterradas tres personas, dos de ellas procedentes de Mendavia (Teófilo Navarro Ordóñez y Ceferino Antón Zalduendo), sacadas de la cárcel de Pamplona. Esta fosa es la primera que se prospectó tras la aprobación por parte del Gobierno de Navarra el 11 de febrero de 2003 de la "Resolución sobre el recuerdo, reconocimiento y reparación moral de las personas fusiladas y represaliadas durante la Guerra Civil en Navarra". Esta prospección, realizada a instancia de familiares de una de las víctimas, no obtuvo éxito. En 2016 se realizó una nueva prospección, sin resultados positivos.